domingo, 30 de agosto de 2009

Después de la Unasur, el editorial de El Heraldo

Ahora que pasó la cumbre de Unasur, ¿cómo miran a Colombia las otras naciones?

El Heraldo nos envió este editorial, que quiero compartir con nuestros lectores, si acaso no lo han tenido en cuenta…

¿Quién ganó en esta?

Hugo Chávez cree que al presidente Alvaro Uribe, y de hecho a Colombia, no le fue muy bien.

Pero, confío en el criterio del editorialista.
Con él nos hemos encontrado en varias oportunidades y me dice: “no te doy declaraciones… Léeme”.

Y eso es lo que estoy haciendo y lo quiero compartir con ustedes.

Luis Emilio Rada C.
Pd:

El deber del realismo.

La tan esperada reunión de los países que conforman Unasur concluyó con resultados en apariencia favorables al Gobierno colombiano.

Las primeras evaluaciones hechas sobre ella han girado en torno a las intervenciones que hicieron cada uno de los mandatarios durante la sesión, a sus gestos, y a los puntos que conformaron la declaración final.

En ese contexto hubo, efectivamente, algunas frases y varios gestos que se pueden interpretar como favorables a la posición colombiana en tanto que se había generado la expectativa de que algunos presidentes reiterarían su conocida hostilidad y agresividad hacia el país, en particular hacia el presidente Uribe.

De otro lado, la ausencia en el documento final de una condena expresa al acuerdo de cooperación militar entre Colombia y Estados Unidos, como era el propósito explícito de Evo Morales y, sin duda, soterrado de otros, también podría verse como una ganancia del Presidente.

En ese mismo sentido se ha interpretado la alusión en el documento a la ‘reafirmación’ de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico y sus delitos conexos, y el rechazo a la presencia o acción de grupos armados al margen de la ley.

En el campo diplomático, se trata de unos importantes logros si tenemos en cuenta el tono de las declaraciones que antecedieron la reunión de Unasur y las críticas que llovieron sobre Colombia una vez se anunció el acuerdo de cooperación con los Estados Unidos.

Si esperábamos, pues, que hubiese una condena hacia Colombia por dicho acuerdo u otro tipo de medidas que implicasen una pérdida de soberanía del país, es claro que el Gobierno salió ganando con el documento final de la cumbre.

Así mismo, si el peor de los escenarios era que el Gobierno tuviese que echar rever y anunciar que desistía de seguir adelante con el mencionado acuerdo, en especial lo relacionado con la utilización de bases militares, es también evidente que el presidente Uribe obtuvo un triunfo pues no hubo una mención directa a ese tema.

Si nos atenemos, entonces, literalmente al texto del documento final de la reunión, Colombia salió ganando al evitar una condena en su contra y lograr que los países que la conforman reiteraran su compromiso de luchar contra el terrorismo, el narcotráfico y los grupos armados ilegales.

No obstante, vistas las cosas desde otra perspectiva es mejor ser cautos y dejar de creer que se inició una nueva etapa de amistad, cooperación y solidaridad en las relaciones de Colombia con todos los países de América del Sur, en especial con nuestros vecinos próximos.

Es evidente que a pesar de los gestos y el documento final, aún subsiste el malestar en la mayoría de los países hacia Colombia por el acuerdo de cooperación militar con Estados Unidos y la incomodidad particular que representa para Brasil la llegada de aviones de la fuerza aérea de esa nación a territorio colombiano.

La misma posición asumida por Alan García de solicitarle a Uribe que destapara las cartas sobre la mesa fue una muestra inequívoca de que, a pesar de sus declaraciones previas favorables a Colombia, el tema de las bases le genera fuertes prevenciones al punto de pedir la verificación de cómo operarán.

De otro lado, aunque al parecer las cosas con el presidente Correa han mejorado un tanto, es muy prematuro considerar que la crisis con Ecuador esté en vías de una pronta solución o que las heridas que dejó el incidente fronterizo se estén curando.

En lo que respecta a Chávez, se sabe que es imposible prever su comportamiento y aunque hubiese estado relativamente prudente en la reunión – según él, porque no se dejó caer en provocaciones – mañana puede salir con alguna andanada contra Colombia acompañada, además, de medidas retaliatorias.

Es preciso recordar, por ejemplo, que hasta el momento Chávez se ha rehusado a considerar a las Farc como un grupo terrorista y que, por tanto, podría alegar que el punto del documento final que se refiere a esos grupos no las cobija.

En resumen, la reunión de Unasur, enmarcada en las formas propias de la diplomacia, se puede y se prestará para muchas interpretaciones. Sin duda, hubo varias favorables a Colombia, pero se impone el realismo porque el malestar hacia el país está lejos de haberse disipado y es un hecho que se generalizó en todo el subcontinente.

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