martes, 14 de junio de 2022

“PAPÁ ¿TÚ ME QUIERES?” Por RICARDO PLATA CEPEDA en El Heraldo

¡Peligro!

¿Es que no son conscientes?

Parece que no.

Lástima.

Esperemos que no nos equivoquemos…

Parémosle bolas a Ricardo Plata Cepeda en esta columna.

“PAPÁ ¿TÚ ME QUIERES?”

Lo que sí sería un cambio en nuestra tradición es su pretensión manifiesta de quedarse 20 años en el poder, imitando el autoritarismo antidemocrático de Maduro, Ortega y Putin, conducente a la máxima descomposición institucional: el Estado mafioso, del cual ya Piedad y Roy nos han dado unos anticipos. En el plano económico, su desprecio manifiesto por el libre mercado y la propiedad privada representa otro cambio hacia un sistema socialista donde la economía depende de una gran burocracia inepta y corrupta.

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 Opinión

“PAPÁ ¿TÚ ME QUIERES?”

Lo que sí sería un cambio en nuestra tradición es su pretensión manifiesta de quedarse 20 años en el poder, imitando el autoritarismo antidemocrático de Maduro, Ortega y Putin, conducente a la máxima descomposición institucional: el Estado mafioso, del cual ya Piedad y Roy nos han dado unos anticipos. En el plano económico, su desprecio manifiesto por el libre mercado y la propiedad privada representa otro cambio hacia un sistema socialista donde la economía depende de una gran burocracia inepta y corrupta. Por RICARDO PLATA CEPEDA

La pregunta del título se la hizo una niña a su padre ante una disyuntiva que él le planteó: “O te pones la piyama o te doy un correazo” (eran otros tiempos). “Claro, mi amor” respondió él a la sorpresiva pregunta. “Entonces”, reclamó ella, “¿Por qué no me pones a escoger entre dos cosas que me gusten?”. La lógica era impecable, pero como de Mafalda: “Paren el mundo, no me gusta, me quiero bajar”. La definición infantil del paraíso terrenal podría ser un sitio donde los dilemas tienen siempre dos lados amables.

Así no suelen ser las opciones que la vida nos arroja. Un médico en UCI con un sólo respirador disponible tiene que decidir a quién colocárselo, no hay escapes. Esa realidad, menos condescendiente, es la que pretenden eludir algunos no votando o votando en blanco. 

Veamos que dice nuestra constitución al respecto: De una parte, su artículo 258 reza: “El voto es un derecho y un deber ciudadano.”

Es uno entre más de medio centenar de derechos que nos concede y uno entre menos de una decena de deberes que nos exige: tenemos que votar. De otra parte, su artículo 190 dice que si en la primera vuelta “ningún candidato obtiene dicha mayoría, se celebrará una nueva votación […] en la que sólo participarán los dos candidatos que hubieren obtenido las más altas votaciones.

Será declarado presidente quien obtenga el mayor número de votos.” Es decir, en la segunda vuelta hay que votar por una de dos personas, en ella el voto en blanco contraría el espíritu de la carta.

Llegamos así a cumplir el deber y decidir. Tomemos como criterio para esto la interpretación mayoritaria de lo sucedido hasta ahora: “Colombia quiere un cambio”. Ambos candidatos representan cambios de manera tan clara como diferente. Rodolfo se ingenió un sistema con asideros filosóficos, novedades tecnológicas y austeridad zapatoca que arrasó el sistema clientelista tradicional de hacer política en Colombia. Su irrupción genera sorpresa y su victoria retos de gobernanza, pero esa mecánica representa la esencia del cambio contra la corrupción política, el que más reclama el país.

Petro, en ese tema, está asociado con mercenarios que encarnan, en contraste, la continuidad de las peores prácticas electoreras.

Lo que sí sería un cambio en nuestra tradición es su pretensión manifiesta de quedarse 20 años en el poder, imitando el autoritarismo antidemocrático de Maduro, Ortega y Putin, conducente a la máxima descomposición institucional: el Estado mafioso, del cual ya Piedad y Roy nos han dado unos anticipos. En el plano económico, su desprecio manifiesto por el libre mercado y la propiedad privada representa otro cambio hacia un sistema socialista donde la economía depende de una gran burocracia inepta y corrupta, que nunca ha dejado de ser un trágico fracaso en los países que han tenido la desventura de ensayarlo; y su ignorancia crasa sobre el carbón, los fertilizantes, el petróleo y otros temas lo llevan a asegurar, con pasmosa seguridad, disparates que auguran desastres inevitables. 

Votemos responsablemente, sin esguinces. 

rsilver2@aol.com

1 comentario:

  1. Palabras cargadas de odio y desprecio por todo ideal contrario a el ego uribestia, si este personaje es una lumbrera entonces confundir a hitler con Einstein es un rasgo de merecer el Novel pero de la Estupidez... Repitiendo como loritos todo lo que libretea el viejito kacreko del uberrimo.

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