Desde todos los rincones están apareciendo voces que nos dicen NO se dejen ganar de los malos.
Y como se ha comentado en
varios rincones de Barranquilla, su Área Metropolitana y la región Caribe, los
buenos somos más.
Pertinente esta comentario de
Ricardo Rocha, quien aunque vive en Estados Unidos es un costeño y colombiano
comprometido con el desarrollo de la región y del país.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
A moverse para
que la delincuencia no acabe con nosotros
Por Ricardo Rocha
Es importante que la
comunidad participe en la búsqueda de la solución a los problemas
colectivos, y éste de la seguridad es
uno de los más acuciantes que golpean al barranquillero. Y está bien que el
liderazgo cívico tome parte activa en la demostración de alarma y también en la
formulación de las posibles alternativas para superar las condiciones de
inseguridad.
Ese mismo liderazgo tiene la
necesidad de mirar no solo hacia dentro sino también en el entorno nacional. El
problema de la inseguridad es generalizado en todo el país, las mismas quejas
que tienen los barranquilleros son las que hay en Cartagena, Santa Marta,
Montería, Medellín, Bogotá, Cali, Tumaco y las demás ciudades medianas y pequeñas
así como zonas rurales.
Este es un asunto que se veía
venir desde hacía más de 4 años. Y los expertos mencionaron el punto al señalar
que si bien la acción de la fuerza pública en el combate al crimen era loable,
también sería necesario prepararse para la etapa posterior en la que habría una
"mano de obra entrenada" y disponible para servir en donde haya
posibilidades.
En Medellín, la situación es
tan grave que las bandas criminales se permiten el lujo de amenazar al Alcalde
de esa ciudad porque ha venido presionando por una mayor acción destinada al
combate del crimen. Lo de Medellín no es aislado y si eso sucede en una ciudad
grande y con los recursos de que dispone Medellín qué podemos esperar de
aquellas en donde hay menos recursos y sus habitantes están menos protegidos.
Aunque en Barranquilla el mal
se sienta de manera inmediata, este es un mal nacional. Y la impresión que
proyecta la falta de acción del Estado es como si el asunto les tomó por
sorpresa.
Aquí no hay sorpresas, esto se
veía venir y como en el cuento de Hebert Castro no pusieron la atención
requerida.
Bien que la ciudadanía y sus
fuerzas en todas sus zonas geográficas participen en la demanda de soluciones,
y si es posible, presentar proyectos de acción.
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