CÓMO ME VOLVÍ PERIODISTA
Por Luis Emilio Rada Conrado
¿Cómo entré al periodismo?
Era un chico inquieto.
Leía.
Me gustaba la poesía.
Me sentí locutor y me parqueaba leyendo los
poemas de León de Greiff gesticulando sin que alguien me viera.
Un día cualquiera, mi compañero de clase,
con quien estudié parte del bachillerato, Gilberto, me propuso que me vinculara
a RCN, porque estaban buscando jóvenes periodistas y le aposté al asunto.
Me entrevisté con J., Jota Enrique Ríos, el
director de RCN Atlántico y a la semana siguiente inicié mi carrera como
reportero.
Eran 1.500 pesos (1974, a mediados de ese
año) como aprendiz de periodista.
Fueron seis meses intensos en el que J nos
enseñaba permanentemente cómo se hacía periodismo.
Mis compañeros Jaime Rueda, Gilberto Marenco
y yo acompañados de J informábamos diariamente a los oyentes de lo que estaba
pasando en la región Caribe.
¡Tremendo equipo!
Cubríamos todo lo que pasaba. Aprendizaje
diario con J.
Logramos que los padres de nuestras
compañeras de clases les confesaran a sus padres la admiración que sentían por
nosotros.
Y es que, de verdad, se hacía un excelente
trabajo, aunque fuéramos unos jóvenes de 19 y 20 años.
RESPALDO de la GERENCIA.
Eso fue importantísimo. La gerencia de RCN
en Barranquilla apoyaba la labor periodística que desplegaban J y su equipo.
J, venía de Bogotá e impuso un estilo que
funcionó: todos sus periodistas utilizábamos vestido entero.
Eso en Barranquilla era una proeza.
Lo bueno era que nos movilizábamos en taxi
todo el tiempo. La caja menor de RCN estaba a disposición del noticiero. Y nos
era más fácil estar en todos los eventos de la ciudad.
MI RENUNCIA
La primera semana fue especial.
Las otras empezaron a cambiar el panorama
de mi vida de aprendiz. Un chico líder en mis años de primaria y bachillerato.
Y en los primeros semestres de Comunicación Social fueron cambiando con los
apretones del jefe.
Llegó un momento en que me sentí torpe y no
lo soporté. Sobre todo, porque sabía que no era así. ¡Y renuncié!
Sin embargo, J, un guerrero, me rompió la
carta y dijo: “No sea “buevón” hermano. Una vez termine el noticiero nos
tomamos un helado y conversamos. No te vayas”.
Y así fue. Negociamos…
Pero cambié mi actitud.
Le demostré a J que no era el más tonto del
equipo y él lo entendió. Y de allí en adelante todo fluyó.
Tanto que todos nos mantenemos unidos. Sin
embargo, quien más ha estado cercano a él, y a su Noticiero, he sido yo.
Hemos compartido el cubrimiento de las
Asambleas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Igual, las del
Banco Interamericano de Desarrollo en muchos países del mundo.
Le acompañé en momentos duros (enfermedades
a nivel mundial, tanto que le ha tocado devolverse de algunos eventos…).
Y ahora que J no va a esos cubrimientos, yo
lo hago con sus colegas que lo acompañan en el NEA, el Noticiero Económico Antioqueño: Duglas y Jesús…
EPISODIOS
1 Una vez fuimos los cuatro a entrevistar a
Roberto Gerlein –senador aún vigente-, uno de los mejores oradores que tiene
Colombia. Y en una pregunta que le hicimos respondió todos los interrogantes.
Ese día fue muy interesante, porque el equipo empezó a improvisar. Y nos fue
bien…
2 El primero que salió del noticiero fue J
Enrique Ríos. Tuvo problemas con el gerente de RCN y le tocó irse a Medellín
otra vez. Al rato se fue Jaime y más tarde Gilberto. Quedé solo con el nuevo
director, Carlos Piñeros. Excelente periodista de Diario del Caribe, pero lento
en las batallas radiales. Tanto que una vez me tocó sostener la media hora del
noticiero, porque Piñeros se le dio por irse a almorzar con el ministro de
hacienda del momento.
3 Ese día, entre otras cosas, tuve que
sacar toda mi casta, porque se me ocurrió entrevistar por teléfono a uno de los
senadores de la región y cuando puse a rodar la cinta, me di cuenta que no
había colocado el cable de grabación. Menos mal que aprendimos a improvisar
velozmente: Llamé nuevamente al personaje y me hice pasar por un periodista de
Caracol… y el hombre ni siquiera se enteró… personaje al fin…
4 En RCN y bajo la dirección de J, aprendí
a ser recursivo, a escribir con disciplina, precisión y coherencia. Esa fue una
excelente escuela y siempre le he agradecido a mi DIOS que me haya dado la
oportunidad de estar allí en los primeros 20 años de mi vida.
Era periodismo puro.
El RADAR es producto de ese aprendizaje.
Lo que se produce por el RADAR ECONÓMICO en
radio. Por el RADAR ECONOMICO INTERNACIONAL –BLOG-, a través de las redes sociales
es, en parte, lo que aprendimos a manejar en esa época tan hermosa…
5 Yo trabajaba con mi papá en los almacenes
que teníamos en el Centro de Barranquilla. Trasnochaba mucho y debía levantarme
muy temprano. Bajé de peso.
Papá se preocupó. Y me propuso pagarme el
doble. De los $1.500, llegó a proponerme pagarme hasta $30.000…, pero mi
respuesta siempre fue: “Nunca aprenderé en estos almacenes lo que aprenderé en
las calles de Barranquilla y del departamento del Atlántico haciendo periodismo”.
¡Y así fue!
Nunca me arrepentí de tomar esa decisión.
6 Sin embargo, después de pasar por los
micrófonos de RCN, Caracol y otras emisoras.
Volví al comercio, a los almacenes, al
reconocer que el periodismo no generaba buenos ingresos.
7 Mi vida llegó un momento en que no tenía
norte. Ya me había casado con Jane. Me convencí que en el mercado público de
Barranquilla no estaba mi futuro. Podía ganar dinero, pero no era para mantenerte
allí. Era un ambiente vulgar en muchos pasajes. Y en medio del arranque del
RADAR, que se inició como Informativo Económico de la Costa, definí estudiar derecho.
8 Terminé ese estudio. Salí del Depósito
Magangué #2, donde era socio con papá y mi hermano Gerardo, al que le agradecí
muchísimo el aprendizaje y monté una oficina donde se empezó a producir
DIARIAMENTE el noticiero que se convirtió después en RADAR ECONOMICO de la
COSTA y que ahora solamente se llama RADAR ECONÓMICO y virtualmente RADAR
ECONOMICO INTERNACIONAL, uno de los BLOG más reconocidos en esta época.
9 Antes de entrar al RADAR de lleno, se senté
una vez a reflexionar y me di cuenta que estaba lleno de dudas. Dudas de cuál
sería mi futuro.
Sin embargo, nunca me arrepentí de esa
decisión. Y el RADAR es mi vida y mi soporte. Me lo gozo diariamente y me ha
permitido viajar alrededor del mundo.
Ese día que tomé la decisión de trabajar
con J, marcó mi vida y lo más bonito es que esa amistad prevalece aún.
Acompañarlo desde que era un joven fogoso
de 33 años hasta esta parte de la vida, donde ajusta 76, ha sido grato.
Espero que estemos juntos unos años más y
que podamos montar un equipo periodístico para narrar la historia desde el más
allá.
Dios lo proteja y lo tenga saludable muchos
años más… Ha sido parte de mi vida… una vida grata que le agradezco al Señor…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
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