La preocupación de Jairo Parada… Una de las
preocupaciones. Esta tiene que ver con la Corte Constitucional.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Fallo preocupante
Por: Jairo Parada
Las Cortes en cualquier país determinan lo
que el economista institucionalista americano John R. Commons señalaba como la
definición del “valor razonable” de las cosas en una sociedad. Por ello, la
responsabilidad de los jueces en los fallos es supremamente inmensa: deben
acogerse no solo a la rigurosidad de las normas legales sino al espíritu de los
tiempos y a las exigencias del desarrollo de una sociedad en función del bien
común.
Los colombianos progresistas desde hace
algún tiempo venían simpatizando con las decisiones de nuestra Corte
Constitucional, en la medida en que con sus decisiones judiciales frente al
aborto, la adopción o al matrimonio gay hacía avanzar nuestra sociedad, a pesar
de lo conservadora y atrasada que es, si la comparamos con otros países.
Sabemos que el poder judicial no marcha bien
en la percepción de los colombianos. Consume elevados recursos, pero es lento,
ineficiente y lleno de privilegios y prebendas para los funcionarios y
magistrados de alto nivel, mas no para los empleados y jueces de base. El
carrusel de pensiones, los viajes en crucero, el “yo te nombro” y “tú me
nombras” generaron escepticismo entre los ciudadanos al respecto. Además, la
justicia para el ciudadano de a pie no funciona. La gente pone denuncias, y
estas se convierten en solo papel, sin que se resuelvan los asuntos. Los
ciudadanos saben que denunciar es un ritual inútil. La Fiscalía solo se
ocupa de los grandes casos, pero no de los pequeños que destruyen la vida de
los ciudadanos.
Para tratar de enderezar las cosas se
aprobó la reforma constitucional del equilibrio de poderes, la cual eliminaba
al odiado e inútil Consejo Superior de la Judicatura, lleno de magistrados y
salas, cuando debía ser un órgano que gerenciara la justicia, además de
resolver el tema de la Comisión de Acusaciones (más bien de absoluciones) del
Congreso. La reforma no era perfecta, tenía problemas, pero parece que al
interior de la Corte Constitucional predominó el ‘espíritu de cuerpo’ en esa
rama, de seguir manejando su presupuesto y los puestos. Ya desde un comienzo,
el Consejo de la Judicatura se resistía a morir, y se pusieron tutelas y trabas
a la conformación de los organismos que lo remplazarían.
Pero aplicando aquello de
“cambiar para que nada cambie”, la Corte resolvió impedirle al Congreso la
capacidad de reformar la justicia. La sentencia C-285/16, alegando “…una
sustitución parcial de los principios de separación de poderes, autonomía e
independencia judicial que encuentran expresión en el modelo de autogobierno
judicial previsto por el constituyente de 1991” despojó a la reforma de
elementos claves. Además, con este fallo, se abre la Caja de Pandora de una
posible nueva Constituyente que nadie sabe en qué irá a terminar, apoyada
irónicamente por los extremos políticos del país. Con razón, en la última
encuesta Gallup, solo el 36% de los ciudadanos tenía una opinión favorable de
esta Corte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario