Esto lo comentó Jota enrique Ríos, en sus
Notas Confidenciales.
Columna en La LUPA de J.
Y lo que dice es muy cierto.
Hablamos de
PAZ, pero nuestros dirigentes (presidente, ex presi, senadores, representantes,
dirigentes gremiales, diputados, concejales…) no dan ejemplo.
El lenguaje que
escuchamos en los medios de comunicación
deja mucho que desear…
Él tituló: ¿Dónde quedó la dignidad?
¿Se nos perdió?
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
¿Dónde quedó la
dignidad?
Por J Enrique
Ríos
Una cosa es la vehemencia y
otra es la grosería. Una el poder de los argumentos, otra el discurso
desobligante, decadente, vergonzoso. Quienes ocupan altos cargos en el Estado,
en las organizaciones gremiales, en la educación, en las empresas, etc., son
los llamados a dar ejemplo, a dar luces sobre la capacidad para enfrentar los
problemas, proponer soluciones, defender tesis con suficiencia ética y
conocimiento, siempre lejanos de intereses particulares. Es paradójico que
dizque todos en Colombia anhelen vivir en paz, con todo lo que implica, pero
desde las más elevadas posiciones del aparato estatal se haga cada vez más
evidente el desencuentro, el ánimo pendenciero y revanchista.
Es decepcionante
y vergonzoso el espectáculo que nos dan el presidente Juan Manuel Santos y el
expresidente Álvaro Uribe, cuyas manifestaciones en público (¿cómo será en
privado?) solo evidencian el odio visceral y arrabalero que durante décadas ha
costado miles de vidas en el país. Irrespetan, abusan, desconocen la magnitud
de sus dignidades y de la responsabilidad que les confiaron los ciudadanos en
las urnas.
Este es un sentimiento nacional. La controversia es a la democracia
lo que la educación al desarrollo de los pueblos. Pero lo que menos estamos
viendo en el escenario político actual es la argumentación de los grandes
oradores como Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitán o Laureano Gómez, para
citar solo tres caudillos históricos.
Vemos eso sí, una cantidad de fanáticos
aplaudiendo sin raciocinio cuanta labia sale de nuestros dirigentes actuales:
no solo de Santos y Uribe; también de congresistas, magistrados, ministros,
concejales, diputados, etc. No queremos resignarnos a aceptar como normal tanta
bajeza en la política. ¿Cómo podemos seguir hablando de paz así? Desarmemos los
espíritus y rescatemos la altura y la dignidad perdidas.
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