Una cosa es la justicia y la inequidad, y otra la realidad que nos toca soportar.
¿Cuándo entenderán que el gas debe tener el mismo precio en la región Caribe y en el resto del país?
Se nos fue 2015 hablando del tema...
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
El Caribe a corregir
Por: César Lorduy
Cuando una idea, opinión o
expresión, así como una acción, acto o conducta se comparan con lo que es
considerado correcto, acertado o verdadero y no resulta concordante, se afirma,
sin lugar a dudas, que hay un error.
Evaluar y cuestionar lo que en
alguna época es o ha sido correcto, es y será el trabajo de muchos, no solo
para demostrar la existencia del error, sino para que surja una nueva verdad,
que nuevamente puede ser cuestionada… y así sucesivamente.
Errores hay de toda clase: de
concepto, de apreciación, judiciales, de medición, de cálculo, humanos, etc.,
que dependen fundamentalmente de la naturaleza de la idea, opinión, conducta o
de un acto en sí.
Existe una lucha incansable,
día tras día, que tiene por objeto apartarnos del error, debido a que hemos
aceptado unos parámetros y condiciones que nos mantienen en el ejercicio
permanente de comparar la validez de las reglas de juego que nos hemos
comprometido a cumplir, con las consecuencias de no aceptarlas.
Presentado el error y
cualquiera que sea la causa, dependiendo de la naturaleza del mismo, así serán
las vías para corregirlo, en caso de que fuere posible.
En el campo personal esa
corrección va desde evitar justificarse en el comportamiento de otro y/o
solicitar disculpas, hasta asumir la responsabilidad, etc. En el judicial hemos
reconocido y aceptado que un juez comete errores, muchas veces de buena fe, en
otras oportunidades sin ella, pero de todos modos...los comete, y por ello se
le concede la facultad de aclarar sus providencias o sentencias si las mismas ofrecen
dudas; de corregirlas en casos de error aritmético, omisión, cambios de
palabras o alteraciones de estas.
En materia administrativa, e
incluso legislativa, el error está siempre rondando y por ello esas autoridades
están facultadas para corregir los actos que hayan expedidos en cualquier
tiempo –igual sea por errores aritméticos, de digitación, de transcripción o de
omisión de palabras– que no impliquen afectación de situaciones consolidadas a
favor de un particular o cambios sustanciales en la decisión de fondo.
En materia penal tenemos el
error de prohibición, predicable del autor del injusto que tiene la convicción
de obrar legítimamente, ya sea porque considera que la acción no está
prohibida, por ignorancia de la ley, o porque cree estar amparado en una
justificación o en un alcance de la misma que la ley no consagra o, finalmente,
porque se considera legitimado para actuar.
Por soberbia, arrogancia,
prepotencia o cualquier otro mal, que aspiramos eliminar incluso como promesa
de Navidad o de Año Nuevo, cometemos errores, pero es más dañino persistir,
insistir y no desistir de los mismos por las razones antes expuestas.
Algo de todo lo
anterior puede estar presente en la decisión tomada por la CREG que le ha
impedido a la Región Caribe corregir, desde hace un año ya, la inequidad que
existe entre los precios del gas en boca de pozo del interior con los de la
Costa.
El error no es
malo per se. Lo dañino son las consecuencias del mismo y las responsabilidades
que se generan, que tarde o temprano alguien tendrá que pagar, y por ello es
saludable que este se corrija de manera oportuna, con la ventaja de que al
hacerlo, en el caso de la Región Caribe, se produce un beneficio general.
@clorduy
clorduym@gmail.com
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