Ahora le estamos poniendo más
bolas al medio ambiente.
Cuando mi amigo, Juan Pablo
Bonilla (colombiano vinculado al BID), me contaba lo que estaban haciendo en el
Banco Interamericano de Desarrollo, en torno a ese tema, en un programa que
tenía que ver con el Cambio Climático, no pensé que ibas a llegar a estos
extremos.
Ni los norteamericanos entendían
la problemática.
Por eso es tan importante esta
Cumbre en París.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
El acuerdo por el
clima en París: una apuesta por la acción colectiva
Alicia
Bárcena
Secretaria
ejecutiva de la Cepal
Los gobiernos del mundo
afrontan en la 21 Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de
las Naciones Unidas de Cambio Climático, que se celebra en París del 30 de
noviembre al 11 de diciembre, el desafío de alcanzar un acuerdo que limite el
aumento de temperatura del planeta a dos grados centígrados hacia el año 2100
por encima del nivel preindustrial.
Para ello, la COP21 introduce
un modelo distinto al Protocolo de Kioto (2005-2012) que se basaba en una
interpretación de las responsabilidades comunes pero diferenciadas. Hoy el
nuevo modelo enfatiza la responsabilidad común y amortigua la diferenciación.
Es decir, apunta a que la mayoría de los países contribuyan en materia de
mitigación y adaptación, que formalicen su compromiso voluntario nacional en el
marco de la Convención y que se logren mecanismos de revisión periódicos.
Además, se espera acordar transferencias en los ámbitos tecnológico y
financiero, con un flujo anual de hasta 100.000 millones de dólares.
El vehículo del cambio es la
presentación por parte de los países de Contribuciones Previstas Determinadas a
Nivel Nacional (INDC, por sus siglas en inglés). Al 1 de octubre, 147 países
habían presentado sus INDCs. El secretariado de la Convención considera que con
esos aportes las emisiones mundiales promedio per cápita bajarán de 7,3
toneladas en 1990 a 6,7 toneladas en 2030, lo que implica una disminución de 9%
y no evita el aumento adicional de 2,7 °C para fines de siglo.
En el caso de América Latina y
el Caribe, 23 países, que en conjunto son responsables de 88% del total de las
emisiones de la región (según datos de 2012), habían presentado sus INDCs en
esa fecha. México fue uno de los primeros a nivel mundial en suscribir su
propuesta de reducir incondicionalmente un 25% de sus emisiones de gases de
efecto invernadero (GEI) respecto de un escenario inercial al 2030. Le siguió
República Dominicana, que se comprometió a reducir 25% a 2030 con respecto a
2010. Brasil destacó con su propuesta de disminuir 37% sus emisiones en 2025
respecto a 2005.
El esfuerzo de estas
contribuciones va dirigido, principalmente, a los sectores forestal y
energético e incluye también acciones orientadas a buenas prácticas agrícolas,
transporte limpio, gestión de residuos y mejora de procesos industriales. Los
INDCs latinoamericanos tienen un componente fuerte de adaptación, pues la
región es altamente vulnerable a la desglaciación, aumento de nivel del mar,
inundaciones o sequías extremas según la zona.
Para ello, la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) facilita escenarios de cambio
climático por país y de subida del nivel del mar, de transferencia de
herramientas de análisis y de apoyo a las prioridades de los gobiernos en
materia de adaptación y mitigación inclusiva y con ganancias sociales.
En el caso de nuestra región,
la Cepal promueve un cambio estructural progresivo para un desarrollo más
sostenible e inclusivo. La persistente desigualdad se expresa tanto en el
consumo de la energía, como en las emisiones y en la exposición al riesgo. Esto
hace que medidas de protección a los más vulnerables económicamente tengan
efectos favorables sobre la adaptación y que medidas de inclusión social y de
protección a la salud, como la mejora del transporte público, el manejo de
residuos y la salud de los ecosistemas, tengan impactos positivos sobre la
mitigación y por lo tanto un valor social agregado.
En América Latina y el Caribe,
la composición de las emisiones está dominada por la generación de energía
eléctrica, el transporte y el cambio de uso del suelo. La Cepal aboga por la
diversificación productiva. Por ello, tanto el freno de los grandes
contaminadores a nivel global como la reducción interna de los principales
emisores por consumo son condiciones críticas para proteger el espacio
remanente para acomodar las emisiones que estarían por venir de un aparato
productivo más diversificado.
La COP 21 es en definitiva un momento
de cambio y abre una transición que debe ser exitosa en el ámbito del
multilateralismo para la acción colectiva. Las opciones futuras frente a un
fracaso de esta vía son poco atractivas y hasta ominosas para los países de
nuestra región.
No hay comentarios:
Publicar un comentario