lunes, 2 de noviembre de 2015

Alza de energía y riesgo de apagón Por Juan Lozano



Después que no venga el gobierno y el ministerio de Minas y Energía, concretamente, con cuentos de pelaos, porque se le viene diciendo desde hace muchos meses, y más bien años, que no juegue con la comunidad.
Juan Lozano lo reitera: “Juegan con candela”.

Y al referirse a la situación actual del sector energético y el anticipado aumento de las tarifas, agrega: “Ni la caótica Electricaribe ni Emcali, para citar solo dos casos, tienen margen social para este aumento”.
Asusta lo que prevé Lozano: “Pueden venir batallas campales en las calles. Ya lo saben. Y las empresas pueden reventarse. El efecto inflación será severo, justo ahora que se ha desbordado de la meta. Y el impacto presupuestal vía subsidios será enorme mientras siguen raspando la olla y diseñando nuevos impuestos”.

Y el mensaje es directo al ministro Tomás González: “Y esas soluciones no se pueden agotar en pasarse por la faja la ley, ni en tolerar unas inequidades que cada día enriquecen más a unos y empobrecen más a otros, ni en seguir exprimiendo a este pobre pueblo colombiano que ya no aguanta más alzas. ¡Pilas, Ministro!”.
Después no diga ministro que no se le advirtió…

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Alza de energía y riesgo de apagón
Por Juan Lozano

Privatizar ganancias y socializar pérdidas es una fórmula ilegal y desconsiderada con el país y sus gentes, que no aguantan más alzas.
Sin sonrojarse, con el problema agravado por no tomar medidas a tiempo por mezquinos cálculos electorales, apenas pasaron las elecciones, nos notificaron el aumento en las tarifas de energía por el Ministro de Minas, quien había evadido y ocultado las respuestas sobre este asunto.
La ilegalidad es evidente, y la prueba reina son las mismas declaraciones del Ministro. La Ley 142 de 1994, en su artículo 94, de manera clara establece que no se permitirán alzas destinadas a recuperar pérdidas patrimoniales de las empresas.
Privatizar ganancias y socializar pérdidas es la abusiva fórmula escogida por el Gobierno, al parecer doblegado por poderosos intereses, aunque se venían cobrando a todos los usuarios los costos de un seguro contra apagones llamado eufemísticamente cargo por confiabilidad. Más de 7.000 millones de dólares hemos pagado los colombianos por este concepto, según cálculos del senador Iván Duque.
 
Ahora nos notifican a los eternos paganinis que ese seguro no operó y que no todo lo que nos habían prometido sobre la confiabilidad del sistema era cierto. El riesgo del racionamiento sigue latente. El sistema está colapsando y algunas térmicas no garantizaron sus combustibles a precios adecuados, sin que el Ministerio ni la Superintendencia hubieran tomado cartas oportunamente.
Dicen que el Niño es muy fuerte y prolongado, como en efecto lo es, pero justamente para enfrentar fenómenos de esta naturaleza fue para lo que se diseñó este modelo. No es solo un problema climático. Hay grave improvidencia y una deplorable inestabilidad en un Ministerio que ha visto pasar 5 ministros en 5 años.
El Ministerio y la Creg deberían haber adoptado medidas para corregir distorsiones en el modelo dañino del cargo por confiabilidad, y acciones para mitigar los errores de autorizar y costear reconversiones de las térmicas a combustibles líquidos. Además, sabían de la necesidad de prevenir los problemas asociados con el precario suministro de gas. Ahora que necesitamos que Maduro nos devuelva el gas que le mandamos de La Guajira, sí se preocupan.
 
Y Ministerio y Creg también han debido evitar que en el mismo sistema, simultáneamente, unas generadoras hagan multimillonaria bonanza cosechando para sus socios sus utilidades, mientras las pérdidas de algunas térmicas las tengamos que pagar todos. No todas las generadoras están perdiendo hoy. Unas, las hidroeléctricas, están ganando millonadas cada día, mientras sigue intacto el modelo de restricciones que incuba estas asimetrías.
Y a propósito de restricciones, el Ministro no ha le ha dicho al país la verdad completa sobre sus facturas. Subirán en mucho más de 7 pesos por kilovatio. Los cálculos de Aurelio Suárez y Martha Aguilar, con ejemplos concretos, indican que en el estrato 4 el incremento en diciembre será cercano al 20 por ciento, y lo propio le ocurrirá a la industria. Para los estratos 5 y 6 será mayor.
Juegan con candela. Ni la caótica Electricaribe ni Emcali, para citar solo dos casos, tienen margen social para este aumento. Pueden venir batallas campales en las calles. Ya lo saben. Y las empresas pueden reventarse. El efecto inflación será severo, justo ahora que se ha desbordado de la meta. Y el impacto presupuestal vía subsidios será enorme mientras siguen raspando la olla y diseñando nuevos impuestos.

Con serenidad, sin populismo, con firmeza del Gobierno en defensa del interés general, hay que encontrar soluciones creativas mientras nos cuentan qué pasó con la plata que ya pagamos. Y esas soluciones no se pueden agotar en pasarse por la faja la ley, ni en tolerar unas inequidades que cada día enriquecen más a unos y empobrecen más a otros, ni en seguir exprimiendo a este pobre pueblo colombiano que ya no aguanta más alzas. ¡Pilas, Ministro!

JUAN LOZANO

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