domingo, 12 de julio de 2015

Europa se aproxima al acuerdo con Grecia



El NO de los griegos del domingo pasado, se volvió un SÍ este fin de semana.
Obviamente, nadie se atreve a decirle al pueblo que es así, porque su “mandato” quedaría si piso. Sin embargo, eso es lo que realmente está pasando.

El primer ministro Alexis Tsipras no tiene otra salida, si pretende que los acreedores le sigan apoyando y le presenten el dinero que necesita para que su nación siga funcionando.

Los griegos no pueden cumplir con sus compromisos. Se gastaron hasta la plata que no tienen. Y para remate, se les acusa de corrupción y evasión.

Si el Fondo Monetario Internacional estaba incómodo por el incumplimiento del pago por 1.500 millones de euros, se pueden imaginar lo que deben sentir los otros acreedores…

Sigamos con la historia griega…

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1



Europa se aproxima al acuerdo con Grecia
El Eurogrupo eleva a 86.000 millones la necesidad de financiación de Atenas


Europa decretó este domingo nuevas dosis de dureza para Grecia; una pequeña venganza tras el referéndum de hace ocho días, que en Bruselas se interpretó como una afrenta. Los socios exigen a Atenas que apruebe leyes en las próximas 48 horas, obligan a endurecer las medidas prioritarias ofrecidas a cambio del rescate —unos 50.000 millones en tres años— y reclaman crear un fondo de venta de activos públicos bajo la tutela de la UE. Atenas aceptaría, según fuentes diplomáticas y comunitarias, prácticamente el 100% de las exigencias. Europa y Grecia acarician el acuerdo, que incluiría medidas para paliar las necesidades más urgentes y para reabrir los bancos cuanto antes.

La reestructuración de la deuda llega a la mesa de los líderes
A cambio de ceder en cuestiones sensibles, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha logrado que su reiterada petición de aliviar la deuda figure por primera vez en los documentos de negociación para un nuevo rescate a Grecia. El borrador del Eurogrupo, sujeto a la decisión de los jefes de Estado y de Gobierno, plantea suavizar más —ya se ha hecho varias veces— los pagos del pasivo griego, con posibles periodos de gracia en esos desembolsos. La medida está condicionada, eso sí, a que Grecia cumpla sus promesas.
Las cuatro páginas de conclusiones del Eurogrupo mencionan también la polémica quita (es decir, perdonar una parte de la deuda) que pide Grecia. Pero lo hacen para recalcar que no se puede adoptar tal medida, aunque el hecho de que la palabra nominal, referida a la quita, figurase entre corchetes en el borrador sugiere que hay debate al respecto. Alemania ha marcado la hipotética quita de deuda como línea roja.
Aun así, la evaluación que han realizado la Comisión Europea y el Banco Central Europeo sobre el rescate arroja “seria preocupación” sobre la sostenibilidad de la deuda griega.
El berenjenal de angustias, la montaña rusa de vanidades en la que se ha convertido la saga griega, toca a su fin: la banca helena está a un paso del colapso y eso hace imprescindibles medidas de urgencia. Los líderes de los países de la eurozona y el primer ministro griego, Alexis Tsipras, están muy cerca de un acuerdo sobre el tercer rescate. El Eurogrupo, la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la zona euro, allanó el camino para la cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno con un documento directamente inspirado en las tesis alemanas, de apenas cuatro páginas y que funciona como baremo implacable para juzgar las exigencias de Europa. Que son muchas: los socios mencionaron anoche incluso la salida de Grecia del euro, que ha dejado de ser tabú. Finalmente, ese escenario queda completamente descartado a cambio de otras concesiones por parte de Grecia: en primer lugar, el citado fondo de privatizaciones.

Los acreedores quieren que Atenas apruebe leyes de urgencia, en 48 horas. Reclaman endurecer las reformas y recortes que planeaba hacer Grecia en su petición de rescate (entre ellas, en pensiones y mercado laboral). Y plantean incluso la puesta en marcha de un fondo de venta de activos públicos por 50.000 millones (aunque la cifra está aún por ver), bajo tutela de la UE, para forzar a Grecia a ir devolviendo la deuda a medida que vaya haciendo caja. Ingeniería financiera al servicio del rescate de Grecia: de esa manera cuadran los números relativos a la sostenibilidad de la deuda, esenciales para que el FMI siga a bordo y para que Europa dé el visto bueno para negociar el nuevo programa. La impulsora de esa idea y de la amenaza del Grexit, la canciller Angela Merkel, dijo a su entrada a la cumbre que en ningún caso habría “un acuerdo a cualquier precio”.

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El precio que pone Alemania a ese tercer rescate, según las fuentes consultadas, será difícil de tragar en Grecia. Pero Atenas se ha quedado sin bazas: “No hay economías capaces de aguantar varias semanas con los bancos cerrados. Grecia necesita imperiosamente un acuerdo, que está prácticamente hecho”, explicaron a este diario fuentes del Eurogrupo. Los griegos trataban anoche de acordar una versión suave del fondo de privatizaciones —que ni siquiera convence a las instituciones de la antigua troika—, garantizándose el control de ese mecanismo pese a la supervisión europea. Pero se han visto obligados a hacer concesiones para evitar una bancarrota que podía llevarse por delante al país entero. El volumen de ese fondo también genera dudas. El FMI ha considerado esta mañana irreal atribuir a ese instrumento la capacidad de aglutinar más de 7.000 millones de euros.
Grecia, en fin, acepta la parte del león de las condiciones europeas. Pero aun así no está claro que los fondos de emergencia puedan llegar a tiempo para garantizar las necesidades inmediatas de financiación en Atenas: básicamente, un pago al BCE el próximo día 20, y una recapitalización rápida de los bancos para volver a abrirlos cuanto antes. Los líderes del euro tenían previsto dar una señal política en la madrugada de hoy, para evitar que el Eurobanco desenchufe a las entidades financieras griegas de las líneas de liquidez de emergencia. Pero queda aún por delante un reguero de reuniones y condiciones por cumplir. Uno: Grecia tiene que aprobar en las próximas 48 horas las primeras medidas, por decreto-ley. Dos: el Eurogrupo, una vez el Parlamento griego haya acordado eso, dará el miércoles un mandato al mecanismo de rescate (Mede) para inciar las negociaciones. Tres: en medio de ese proceso, el BCE tiene que mantener la liquidez a la banca. Y cuatro: las instituciones y el Mede deben acordar con Grecia el Memorando de Entendimiento, con las condiciones asociadas al rescate durante los tres próximos años, y el importe definitivo del rescate. Las fuentes consultadas explican que por lo general ese proceso dura un mínimo de seis semanas, pero que todo está a punto para que esta vez ese proceso se ventile en apenas 15 días.

Bancos con problemas
El acuerdo, aun así, proporciona una baza al dirigente heleno. Por primera vez desde noviembre de 2012, el Eurogrupo reconoce abiertamente la necesidad de reestructurar la deuda pública, que pesa como una losa sobre los análisis de sostenibilidad de las maltrechas finanzas griegas. Europa está dispuesta a ceder en ese punto. Europa descarta definitivamente una quita. Pero no un alivio de la deuda. Antes, eso sí, quiere ver leyes aprobadas y medidas drásticas por parte del Ejecutivo griego.
En una crisis que ha echado por la borda todos y cada uno de los ultimátums y fechas límite, la banca griega es la nueva frontera del miedo: la huida de capitales no ha cesado en los últimos meses, y el corralito —que podría ampliarse un par de semanas— y los controles de capitales han hecho un daño sensacional a la economía griega. "Las necesidades financieras crecen por momentos", decía esta madrugada una fuente involucrada en la negociación: el último cálculo de las instituciones las eleva hasta los 86.000 millones; de esa cifra, 25.000 millones serán para los bancos.



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