El
NO de los griegos del domingo pasado, se volvió un SÍ este fin de semana.
Obviamente,
nadie se atreve a decirle al pueblo que es así, porque su “mandato” quedaría si
piso. Sin embargo, eso es lo que realmente está pasando.
El
primer ministro Alexis Tsipras no tiene otra salida, si pretende que los
acreedores le sigan apoyando y le presenten el dinero que necesita para que su
nación siga funcionando.
Los
griegos no pueden cumplir con sus compromisos. Se gastaron hasta la plata que
no tienen. Y para remate, se les acusa de corrupción y evasión.
Si
el Fondo Monetario Internacional estaba incómodo por el incumplimiento del pago
por 1.500 millones de euros, se pueden imaginar lo que deben sentir los otros
acreedores…
Sigamos
con la historia griega…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Europa se aproxima al acuerdo
con Grecia
El Eurogrupo
eleva a 86.000 millones la necesidad de financiación de Atenas
Claudi
Pérez / Lucía
Abellán Bruselas 13 JUL
2015 - 01:49 CEST
Europa decretó este domingo nuevas dosis de
dureza para Grecia; una pequeña venganza tras
el referéndum de hace ocho días, que en Bruselas se interpretó como una
afrenta. Los socios exigen a Atenas que apruebe leyes en las próximas 48 horas,
obligan a endurecer las medidas prioritarias ofrecidas a cambio del rescate
—unos 50.000 millones en tres años— y reclaman crear un fondo de venta de
activos públicos bajo la tutela de la UE. Atenas aceptaría, según fuentes diplomáticas
y comunitarias, prácticamente el 100% de las exigencias. Europa y Grecia
acarician el acuerdo, que incluiría medidas para paliar las necesidades más
urgentes y para reabrir los bancos cuanto antes.
La
reestructuración de la deuda llega a la mesa de los líderes
A cambio de ceder en
cuestiones sensibles, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ha logrado que
su reiterada petición de aliviar la deuda figure por primera vez en los
documentos de negociación para un nuevo rescate a Grecia. El borrador del
Eurogrupo, sujeto a la decisión de los jefes de Estado y de Gobierno, plantea
suavizar más —ya se ha hecho varias veces— los pagos del pasivo griego, con
posibles periodos de gracia en esos desembolsos. La medida está condicionada,
eso sí, a que Grecia cumpla sus promesas.
Las cuatro páginas de
conclusiones del Eurogrupo mencionan también la polémica quita (es decir,
perdonar una parte de la deuda) que pide Grecia. Pero lo hacen para recalcar
que no se puede adoptar tal medida, aunque el hecho de que la palabra nominal,
referida a la quita, figurase entre corchetes en el borrador sugiere que hay
debate al respecto. Alemania ha marcado la hipotética quita de deuda como línea
roja.
Aun así, la evaluación que
han realizado la Comisión Europea y el Banco Central Europeo sobre el rescate
arroja “seria preocupación” sobre la sostenibilidad de la deuda griega.
El berenjenal de angustias, la montaña rusa
de vanidades en la que se ha convertido la saga griega, toca a su fin: la banca
helena está a un paso del colapso y eso hace imprescindibles medidas de
urgencia. Los líderes de los países de la eurozona y el primer ministro griego, Alexis
Tsipras, están muy cerca de un acuerdo sobre el tercer rescate. El Eurogrupo,
la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la zona euro, allanó el
camino para la cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno con un
documento directamente inspirado en las tesis alemanas, de apenas cuatro
páginas y que funciona como baremo implacable para juzgar las exigencias de
Europa. Que son muchas: los socios mencionaron anoche incluso la salida de
Grecia del euro, que ha dejado de ser tabú. Finalmente, ese escenario queda
completamente descartado a cambio de otras concesiones por parte de Grecia: en
primer lugar, el citado fondo de privatizaciones.
Los acreedores quieren que Atenas apruebe
leyes de urgencia, en 48 horas. Reclaman endurecer las reformas y recortes que
planeaba hacer Grecia en su petición de rescate (entre ellas, en pensiones y
mercado laboral). Y plantean incluso la puesta en marcha de un fondo de venta
de activos públicos por 50.000 millones (aunque la cifra está aún por ver),
bajo tutela de la UE, para forzar a Grecia a ir devolviendo la deuda a medida
que vaya haciendo caja. Ingeniería financiera al servicio del rescate de
Grecia: de esa manera cuadran los números relativos a la sostenibilidad de la
deuda, esenciales para que el FMI siga a bordo y para que Europa dé el visto
bueno para negociar el nuevo programa. La impulsora de esa idea y de la amenaza
del Grexit, la canciller Angela
Merkel, dijo a su entrada a la cumbre que en ningún caso habría “un acuerdo a
cualquier precio”.
- Merkel avisa de que el acuerdo con Grecia no será a cualquier precio
- El comercio griego ya solo acepta efectivo
- 'Lo que Europa perdió en Atenas', por IGNACIO MOLINA
- 'La peor crisis de Europa', por XAVIER VIDAL-FOLCH
- El polémico diagnóstico del Doctor Rogoff
El precio que pone Alemania a ese tercer
rescate, según las fuentes consultadas, será difícil de tragar en Grecia. Pero
Atenas se ha quedado sin bazas: “No hay economías capaces de aguantar varias
semanas con los bancos cerrados. Grecia necesita imperiosamente un acuerdo, que
está prácticamente hecho”, explicaron a este diario fuentes del Eurogrupo. Los
griegos trataban anoche de acordar una versión suave del fondo de
privatizaciones —que ni siquiera convence a las instituciones de la antigua
troika—, garantizándose el control de ese mecanismo pese a la supervisión
europea. Pero se han visto obligados a hacer concesiones para evitar una
bancarrota que podía llevarse por delante al país entero. El volumen de ese
fondo también genera dudas. El FMI ha considerado esta mañana irreal atribuir a
ese instrumento la capacidad de aglutinar más de 7.000 millones de euros.
Grecia, en fin, acepta la parte del león de
las condiciones europeas. Pero aun así no está claro que los fondos de
emergencia puedan llegar a tiempo para garantizar las necesidades inmediatas de
financiación en Atenas: básicamente, un pago al BCE el próximo día 20, y una
recapitalización rápida de los bancos para volver a abrirlos cuanto antes. Los
líderes del euro tenían previsto dar una señal política en la madrugada de hoy,
para evitar que el Eurobanco desenchufe a las entidades financieras griegas de
las líneas de liquidez de emergencia. Pero queda aún por delante un reguero de
reuniones y condiciones por cumplir. Uno: Grecia tiene que aprobar en las
próximas 48 horas las primeras medidas, por decreto-ley. Dos: el Eurogrupo, una
vez el Parlamento griego haya acordado eso, dará el miércoles un mandato al
mecanismo de rescate (Mede) para inciar las negociaciones. Tres: en medio de
ese proceso, el BCE tiene que mantener la liquidez a la banca. Y cuatro: las
instituciones y el Mede deben acordar con Grecia el Memorando de Entendimiento,
con las condiciones asociadas al rescate durante los tres próximos años, y el
importe definitivo del rescate. Las fuentes consultadas explican que por lo
general ese proceso dura un mínimo de seis semanas, pero que todo está a punto
para que esta vez ese proceso se ventile en apenas 15 días.
Bancos con
problemas
El acuerdo, aun así, proporciona una baza
al dirigente heleno. Por primera vez desde noviembre de 2012, el Eurogrupo
reconoce abiertamente la necesidad de reestructurar la deuda pública, que pesa
como una losa sobre los análisis de sostenibilidad de las maltrechas finanzas
griegas. Europa está dispuesta a ceder en ese punto. Europa descarta
definitivamente una quita. Pero no un alivio de la deuda. Antes, eso sí, quiere
ver leyes aprobadas y medidas drásticas por parte del Ejecutivo griego.
En una crisis que ha echado por la borda
todos y cada uno de los ultimátums y fechas límite, la banca griega es la nueva
frontera del miedo: la huida de capitales no ha cesado en los últimos meses, y
el corralito —que podría ampliarse un par de semanas— y los controles de
capitales han hecho un daño sensacional a la economía griega. "Las
necesidades financieras crecen por momentos", decía esta madrugada una
fuente involucrada en la negociación: el último cálculo de las instituciones las
eleva hasta los 86.000 millones; de esa cifra, 25.000 millones serán para los
bancos.
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