Se le está complicando la venta de Isagén al gobierno colombiano, pues han aparecido muchos ciudadanos que no están de acuerdo con esa negociación.
Esta columna que nos envía el ex ministro de Minas y Energía, Amylkar Acosta, es muy diciente y explica muchas razones por las cuales sería un exabrupto, como dice él, que el estado Colombiano venda una entidad tan rentable como Isagen.
Es bueno leerlo...
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Bogotá, junio 8 de 2015
La venta de
ISAGEN, un exabrupto
Amylkar D.
Acosta M.*
Es increíble
que el Estado salga de una empresa próspera para financiar a los grandes
constructores, cuando la primera tarea de estos consistiría en convencer a sus
dueños y a los bancos de que se trata de un negocio tan rentable como dice el
gobierno.
Las joyas de
la corona
La opinión
pública presencia un nuevo intento del gobierno para vender la participación
del 57,6 por ciento que la Nación posee en ISAGEN. Fue lo que ya sucedió con
ECOPETROL, puesto que estas dos empresas eran o son las joyas de la corona para
el Estado colombiano.
Las
privatizaciones se han convertido en una fuente importante de financiación del
déficit fiscal. Por esta misma vía se concreta la fórmula de “hacer rodar el
Estado hacia atrás”, pues las ganancias se privatizan mientras las pérdidas se
socializan. Colombia ha seguido la receta a pie juntillas, como lo prueba el
hecho de que los cambios de gobierno no se reflejen en el modelo de política económica,
inspirada claramente por el credo neoliberal.
Viejos y
nuevos pretextos
El discurso
oficial se acomoda cada vez que pretende privatizar un activo del Estado.
En el pasado
se argumentaba que el Estado era un pésimo administrador, de modo que sus
empresas siempre iban a la quiebra y se convertían en fardos para el erario. Se
alegaba además que las empresas en manos del Estado se clientelizaban, se
convertían en botín de los políticos y en nidos de corrupción.
Y como nada
de lo anterior podía aplicarse al caso de ECOPETROL -ni al caso de ISAGEN-
ahora los argumentos son distintos: esta vez se trata del alto “costo de
oportunidad” que implicaría no invertir esos dineros en un actividad tan
rentable como la construcción de infraestructura.
Durante la
administración Uribe y como dijo en su momento el ministro de Hacienda Oscar Iván Zuluaga, la venta de ISAGEN se
revirtió aduciendo que “los beneficios por pago de servicio de la deuda que se
haría con los recursos que generarían las ventas serían menores que los
dividendos y las valorizaciones”. Ahora el ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas aduce que ISAGEN
requiere más inversión de capital para su plan de expansión y que el Gobierno
tiene otras prioridades “en salud, educación, vivienda e infraestructura”.
En la nueva
FND terminarían recalando los recursos de la venta de ISAGEN y no en las
vías, porque las 4G no se van a ejecutar bajo la modalidad de obras
públicas.
Pero estos
argumentos contradicen de plano las conclusiones
de analistas Banco de la República sobre los resultados financieros y la
generación de caja de empresas asociadas con ISAGEN - como Hidrosogamoso - que
“le otorgarán a la compañía una mayor capacidad de desarrollar nuevos proyectos
de expansión”.
Quienes pretenden
vender ISAGEN se escudan además en la existencia
de “un consenso acerca de la necesidad de solucionar el cuello de botella que
representa el atraso en la infraestructura de transporte”. De aquí infieren que
la venta de esa empresa debe ser la principal fuente de financiamiento
para que el gobierno saque adelante el plan más ambicioso de modernización de
la red vial, conocido como 4G.
Según el
gobierno Santos, el escenario ha cambiado y hoy no se trata de financiar los
gastos de funcionamiento, sino sencillamente de convertir un activo en otro
activo. Movilizar el valor de la venta hacia el sector de la
infraestructura generaría mucho valor y crearía muchos empleos. De manera que
quien se oponga a vender ISAGEN se le estaría atravesando a la modernización
vial y quedaría atrapado en este silogismo.
Las
verdaderas razones
Pero el
propio gobierno
se ha encargado de arrojar luces sobre el trasfondo de la venta de ISAGEN, al
señalar que el producido - que se calcula en 5,3 billones de pesos- iría
“a un Fondo de Infraestructura Nacional cuya única finalidad es realizar los
aportes de la Nación a proyectos que muy pronto serán licitados por parte de la
ANI (Agencia Nacional de Infraestructura)”.
En este
contexto se entiende la reestructuración de la cual fue objeto la antigua
Financiera Energética Nacional, para convertirla en la actual Financiera
Nacional de Desarrollo (FND). De esta empresa son socios, además de la Nación,
la Corporación Andina de Fomento (CAF), la International Finance Corporation
(IFC) del Banco Mundial y el Sumitomo Bank del Japón.
En la nueva
FND terminarían recalando los recursos de la venta de ISAGEN y no en las
vías, porque las 4G no se van a ejecutar bajo la modalidad de obras públicas.
No deja de
ser curioso que las firmas privadas que participen en las licitaciones para
ejecutar las mega-obras no dispongan de los recursos ni busquen cómo
financiarse: es el Estado quien ha de procurarles los recursos. Esto es un
exabrupto. Se supone que -además de la capacidad técnica y operativa- la
condición necesaria para adjudicar estas obras es el músculo y el respaldo
financiero de la empresa ganadora para acometer las obras en cuestión.
Bajo este
modelo el Estado financiaría a los concesionarios privados. Y sin embargo
la Contraloría General de la República ha
advertido sobre los riesgos que esta operación implicaría para las finanzas
públicas, pues los recursos “serían otorgados a los inversionistas privados con
unas condiciones de crédito flexible”. Y añade este organismo que es
peligroso cambiar “un activo productivo” por otro “que tiene una
rentabilidad difícil de cuantificar”.
El propio
Presidente de la FDN Clemente del Valle reconoce que con el patrimonio actual
de ISAGEN no se alcanza a financiar sino la primera fase de las vías 4G y
parte de la segunda fase. De aquí la urgencia del gobierno Santos.
La comisión cuarta del Consejo
de Estado suspendió por segunda vez la venta de ISAGEN..Foto: Consejo de
Estado
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Los datos y
las alternativas
Para
justificar la capitalización de la FDN con cargo a la venta de ISAGEN se arguye
que la Nación recibiría una rentabilidad de la FDN de entre el 16 y el 18
por ciento, cifra muy superior al 8,5 por ciento que recibe actualmente por
cuenta de ISAGEN. Y, además, según el Gobierno
“lo que ganará el país con esta privatización es muy superior a las utilidades
que genera ISAGEN”.
Con la venta
de ISAGEN el Estado “se quedará sin un back-up en caso de requerir construir
una hidroeléctrica para atender una emergencia energética”.
Pero si en
gracia de discusión aceptáramos que la vida adecuada para financiar a los
concesionarios es la FDN y que para eso es necesario capitalizarla, resultaría
evidente que la venta de ISAGEN no es la única forma de hacerlo.
Un experto
en la materia como Mauricio Cabrera ha planteado
alternativas más viables y menos traumáticas que la venta de ISAGEN.
Sería posible “utilizar una parte de las reservas patrimoniales del Banco de la
República” (10 billones de pesos y 29,2 billones de utilidades acumuladas hasta
el momento) para capitalizar la FDN, una operación que guarda alguna similitud
con la venta de ISAGEN, pero con dos diferencias de fondo:.
•
En el caso de las reservas del Banco de la República sí
estaríamos cambiando un activo improductivo por otro productivo.
•
Al privatizar ISAGEN el Estado está entregando un activo
de “importancia estratégica en el mercado energético nacional”.
Por qué no
explorar también la posibilidad de que los fondos de pensiones, que manejan
recursos superiores a los 180 billones de pesos, inviertan parte de ellos en
estos proyectos, que según se ha dicho ofrecen una alta rentabilidad y bajo
riesgo. Los réditos serían más atractivos que el rendimiento de sus inversiones
de portafolio en el último año, que estuvieron por debajo del 5 por ciento.
Para esto bastaría con cambiar el reglamento de operación de los
fondos, que está en manos del gobierno. De hecho, el Vicepresidente Germán Vargas afirmó que el gobierno está
dispuesto a realizar los ajustes necesarios para eliminar las restricciones que
hoy impiden hacerlo. ¿Qué esperan el presidente y su ministro para dar ese
paso?
También
importa advertir que - como anotó el Director Observatorio de Energía de la
Universidad Nacional, Germán Corredor
- con la venta de ISAGEN el Estado “se quedará sin un back-up en caso de
requerir construir una hidroeléctrica para atender una emergencia energética”.
Este es un
riego mayúsculo, puesto que ISAGEN representa un intangible muy difícil de
valorar: el intangible de todo el acervo acumulado de información de la cual se
desprendería y el capital humano de excelencia, que le costó años y dinero al
Estado para su formación.
Ojalá que la
suspensión temporal del proceso de la venta dispuesta por el Consejo de Estado
como medida cautelar sirva para reconsiderar el camino, así como para explorar
otros medios menos azarosos que la venta de un activo estratégico como ISAGEN.
* Director
ejecutivo de la Federación Nacional de Departamentos.
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