Sería
bueno que esto pudiera ocurrir en Barranquilla…
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@radareconomico1
Bogotá. 'Interconector
de la 6.ª con NQS es como un hijo para nosotros'
Así lo manifiestan trabajadores de la obra, que es entregada
este martes por el IDU.
Por: JOHN CERÓN
Para los obreros de la construcción José
Kennedy y Joselito García, de 54 y 56 años, el interconector de la calle 6.ª
con la avenida NQS es como un ‘hijo’. Llegaron cuando apenas ‘balbuceada’ y hoy
asisten a su ‘grado’.
“Llegué hace tres años y empecé a abrir
huecos y a fundir pilas para la base del puente. Todo estaba en planos”,
recuerda Kennedy, al momento que revisa los últimos retoques de pintura que le
daban ayer a la estructura. La misma por la que hoy rodará el primer bus
articulado de TransMilenio y que conectará las troncales de la calle 6.ª, la
Caracas y la avenida NQS.
Durante 36 meses, Kennedy y García llegaron
religiosamente todos los días, a las 6 de la mañana, junto a otros 387 obreros
para iniciar labores. El primero vive en Suba La Gaitana y el otro en Villa
Gladys ( Rafael Uribe Uribe).
Uno de los grandes retos, además de lo fuerte del trabajo, fue soportar el clima.
Uno de los grandes retos, además de lo fuerte del trabajo, fue soportar el clima.
“La época de lluvia fue la más difícil.
También el Sol es implacable, pero ya está lista la obra que es lo importante”,
manifiesta García, mientras supervisa que la estructura quede limpia de
escombros.
Para estos dos padres de familia, quienes
han dedicado más de 20 años de su vida a las labores de la construcción, este
es el proyecto más grande en el que han trabajado. “No solo estamos satisfechos
y felices nosotros, también lo están nuestras familias”, aseguran. “Por
ejemplo, mi esposa Martha Zambrano todos los días se levanta a las 3 de la
mañana para hacerme el almuerzo. Es que en este trabajo toda la familia pone
algo”, puntualiza Kennedy, al tiempo que mira su reloj, como anunciando que ya
casi es la hora de abrir el portacomida.
Por su parte, Joselito es viudo y vive
junto a dos hijos, quienes por cuestiones del destino no siguieron sus pasos y
hoy están en la universidad. “Ellos pasan de vez en cuando por acá y se
detienen un momento para apreciar la estructura. Están felices al saber que yo
puse mi granito de arena”, dice el hombre, de más de 1,90 metros de estatura,
sobresaliente entre los demás operarios.
Aunque ellos saben que a este ‘hijo’ ya hay
que dejarlo que siga su camino solo, ahora esperan ser nuevamente contratados
en otra obra que deje huella en la capital y que la puedan ver crecer como lo
hicieron con este interconector de tercer nivel, que beneficiará cada día a
98.000 usuarios del sistema.
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