sábado, 30 de mayo de 2015

El columnista Heriberto Fiorillo presenta su libro 'Entre líneas'

Fiorillo, lo que comenta El Tiempo, sobre el comunicador barranquillero.
Me gusta el estilo calmado, analítico y profundo de Heriberto.

Un abrazo, hermano.

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1

El columnista Heriberto Fiorillo presenta su libro 'Entre líneas'

Al periodista le gusta experimentar diferentes géneros periodísticos, como se nota en este texto.

Detrás de ese temperamento calmado y analítico del periodista barranquillero Heriberto Fiorillo parece esconderse un volcán de ideas que no para de producir proyectos.
Esa fuerza interior, quizás, es la que lo ha llevado a apostarles a todos los retos periodísticos que le ha puesto la vida, desde los 25 años, cuando se desempeñó como subdirector y jefe de redacción de Cromos.
Fiorillo ha desempeñado todos los puestos de la carrera periodística: cronista, locutor radial, productor noticioso en el área de televisión, editor y director de medios de comunicación. En el intermedio, el tiempo le ha alcanzado para hacer cine también (Ay, carnaval, Aroma de muerte y Amores ilícitos).
Y siempre con esa curiosidad por experimentar con los géneros periodísticos, ahora como columnista de EL TIEMPO y El Heraldo, Fiorillo no ha dejado la creatividad de lado en esta etapa, como da cuenta de ello el libro Entre líneas, que presentó esta semana en La Cueva.

¿Cómo define la columna de opinión?
Aunque se hable de columnas de opinión, siento que una columna es un espacio personal, el pequeño minifundio de un autor siempre responsable frente a sus lectores. Y lo es, porque ese autor siempre firma. Por supuesto, me interesa provocar la opinión de mis lectores por medio de lo que escribo, que no es necesariamente una opinión. En mi caso, soy más un periodista escéptico por principio, cuestionador y no opinador, siempre con más preguntas que respuestas.
La columna es en verdad, para mí, un espacio breve, propio, amplio, de expresión, más que de opinión; puede ser incluso de ficción anclada en la realidad, lugar de verdades y de verosimilitudes. Me gusta forzar la columna a nivel de género, porque me sigue gustando contar historias, improvisar, hacer collages.

¿Por qué no continuó en la crónica?
Históricamente, porque me llamaron el cine y la televisión. Profesionalmente, porque me hallaron buen cronista y me nombraron jefe de redacción.
 
¿Qué lo llevó a alejarse de los noticieros o de la televisión?
Primero, que me amenazaron mucho en un momento terrible de la violencia en Colombia. Segundo, que me aburrí de que solo me reconocieran mis valores como creador y recreador de noticieros. Entonces me fui a vivir durante ocho años a Nueva York. Cuando regresé a Colombia, la televisión me tiró una nueva tabla de náufrago: hice con Daniel Coronell y Audiovisuales el exitoso proyecto Talentos. En Naciones Unidas, había hecho radio para toda América Latina y la he vuelto a hacer aquí en Barranquilla, con La Cueva en el aire.

¿Ha seguido cultivando la ficción?
Nunca he dejado la ficción como ejercicio personal. La he trabajado en cuentos y en películas, pero he sido también muy analítico y exigente con lo que escribo. Además, no he podido dedicarme a mis historias ciento por ciento, como ellas lo piden. Otros espacios creativos han demandado también mi atención: La Cueva como proyecto artístico, su reconstrucción, el Carnaval de las artes, La Cueva por Colombia, etc.

EL TIEMPO

No hay comentarios:

Publicar un comentario