Sin embargo, la política también define y en este caso, la terquedad de los políticos ha evitado que esa nación se desarrolle tranquilamente.
De acuerdo a los expertos, 2013 y todos los años que gobierne Barack Obama, los republicanos harán oposición, aunque la economía se reviente.
Y si eso ocurre, no habrá tanto crecimiento ni para Estados Unidos, ni para el mundo entero. Esa es la economía más poderosa a nivel mundial y define para dónde vamos.
Este editorial de La República ayer viernes, es una muestra de lo que sucederá de aquí en adelante.
RADAR,luisemilioradaconrado
Editorial de La República
Hacia una nueva batalla en EE.UU.
Viernes , Enero 4, 2013
Mientras no se enfrente el problema del déficit
fiscal, se seguirá aplazando una recuperación sólida de la economía mundial
En el segundo semestre de 2011, Estados Unidos
estuvo a las puertas de suspender los pagos de su deuda e incluso quedarse sin
con qué pagar la nómina pública. La economía mundial vivió momentos de gran
nerviosismo explicados, en buena parte, por la existencia de un disfuncional
modelo político que significa que un presidente elegido mayoritariamente se
enfrentará a un Congreso con predominancia opositora. Las diferencias no se
zanjaron en ese momento, sino que se aplazó el problema con una solución
temporal hasta finales de 2012 y comienzos de 2013.
Las elecciones parlamentarias y presidenciales de
noviembre de 2012 eran el termómetro sobre quién tenía la razón: si la radical
posición conservadora que defiende los intereses privados de los ricos y de las
grandes empresas con el argumento que así se estimula el crecimiento y el
empleo, o la demócrata, encabezada por Obama, que estima que el Estado debe
jugar un papel importante en la atención de los problemas sociales de los más
pobres y que el gasto de la clase media se debe estimular como motor de la
demanda en favor de la economía.
El consenso general fue que ese país perdió
credibilidad y liderazgo para seguir siendo el motor del mundo y las ambiciones
de su clase política son similares a la de otros países.
Pese a que los demócratas mantuvieron la
presidencia y la mayoría en el Senado, la Cámara está en poder de los
republicanos. Por eso el mundo ha vuelto a vivir el espectáculo y, contrario a
lo que se cree, el acuerdo logrado hace unos días es solo una parte de la
guerra próxima a darse, que anticipa enrarecerá el ambiente en una economía
mundial que necesita con urgencia una inyección de confianza.
Aunque Obama logró que se subieran los impuestos a
los más ricos -familias con ingresos anuales superiores a US$450.000-, debió
ceder pues su compromiso era bajar ese límite a US$250.000. En contraprestación
ha logrado que se conserven algunas prestaciones a los desempleados más
desamparados, al programa de atención en salud y a otros planes sociales.
Muy pronto, en menos de dos meses, comenzará un
nuevo round como el que se vivió hace unos días, pues se deberá negociar el
nivel máximo de la deuda de EE.UU. que implicará recorte de gastos, condición
para no caer en el abismo presupuestal, caso en el cual no habría dinero para
pagar a los acreedores y a los empleados. Las consecuencias negativas sobre la
economía global nadie las alcanza a prever.
En el fondo seguirá el pulso político-ideológico en
el Congreso norteamericano. Los republicanos, aunque ya divididos en su idea
radical de reducir recursos que van a programas sociales, privilegiar a los
ricos y conservar las partidas de defensa, deberán negociar con Obama, quién se
aferra a su promesa de campaña de proteger los programas sociales y generar
mayores recursos por la vía de que los ricos paguen más tributos.
Ciertamente el no haber llegado a un acuerdo sobre
el llamado abismo fiscal hubiera llevado a ese país y al mundo a una nueva
recesión. En ese sentido, hay que destacarlo, pero no resuelve los temas de
fondo: el déficit fiscal y la abultada deuda, que con características
estructurales seguirán impactando la economía norteamericana. Mientras esos
asuntos no se enfrenten en forma definitiva, la recuperación sólida de la
economía mundial seguirá aplazándose.
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