Algunos amigos me dicen: “a qué hora descansas”. Y mi respuesta
es: “no lo hago mucho”. Lo agradable es que yo trabajo jugando. Para mí,
escribir y expresar a través de palabras lo que siento, se convirtió en eso: en
un juego que es algo rentable. No estamos hablando de fortunas, pero me permite
vivir tranquilamente. Sin afanes, con alegría y con tranquilidad… como lo
quisieran hacer muchísimos colombianos.
Saber que lo que hacemos le llega al alma a muchos de nuestros
lectores me complace y complementa mi dicha por vivir.
Bernardo, seguro tenía un conflicto: “Cómo expreso lo que
siento. Cómo le cuento a la gente lo que estoy sintiendo…” Y encontró en nuestro
medio una vía expedita para hacerlo.
Esto es lo que siente Bernardo y seguramente muchos lo
compartirán gustosamente, porque ellos también quieran tener un RADAR para
expresarse…
RADAR,luisemilioradaconrado
Luis Emilio:
A veces en mis ratos de descanso, me da por
escribir notas que voy guardando con la idea que algún día pueda
ordenarlas para escribir un libro y a veces se presenta alguna oportunidad
y dependiendo del tema, las comparto.
A propósito del abrazo, esto lo escribí hace más de 2 años,
luego de la pérdida de mi hijo Daniel y escribir es de las pocas actividades
que me han servido para mitigar la pena de su partida…
El valor de un abrazo
Hoy en día, las únicas personas que abrazan a sus semejantes con
sinceridad, con ganas y con verdadero afecto son las madres, los niños y
los borrachos.
Debido a una distorsión de las buenas costumbres y por la pérdida
de valores, sobre todo en el género masculino es mal visto abrazar a otro
hombre excepto que se trate de un pariente muy cercano como el padre, un
hermano o un hijo. En otras circunstancias los que abrazan mucho se les
consideran sospechosos, confianzudos o malintencionados.
Un abrazo sincero es la manifestación física más elemental del
amor entre las personas y es un mensaje directo con el cual transmitimos sin
decir ninguna palabra, lo que sentimos en un momento preciso.
Este gesto sincero lo transmite todo y tendrá siempre un significado de
protección y seguridad porque tenemos grabado desde niños esa sensación, debido
a las ternuras de nuestras madres.
El abrazo sirve para todo porque se comparte y se identifica de
inmediato con su semejante:
Con las parejas nos decimos que nos queremos.
Con los amigos nos decimos que nos alegramos de vernos.
Con los que están tristes les decimos que compartimos su
dolor.
Con los que están alegres les decimos que nosotros también
nos alegramos.
Con los que pasan por un momento de desespero les decimos
que nosotros también sufrimos y queremos ayudarlos.
Un abrazo puede ser en determinado momento, la salvación para
nuestra alma en momentos de angustia y también un complemento ideal que
acompañe momentos de alegría. Es una inyección directa de afecto al corazón y
en todos los casos, un abrazo siempre es bienvenido porque simplemente
nos sentimos amados.
El abrazo es una manifestación instintiva hacia nuestro prójimo pero la
educación mal entendida a veces lo reprime. Por ello, abracemos sin
reservas siempre que podamos, espontáneamente como lo hacen los niños cuando
estiran sus brazos al vernos y como lo hace un hombre borracho con un amigo sólo
para manifestarle de esa manera cuanto lo quiere pero que en momentos de
sobriedad le da vergüenza que lo vean hacerlo.
El abrazo siempre debe ser de oso, fuerte para que la otra persona
sienta el “corrientazo” del amor, porque un abrazo cálido recibido, es un
antídoto contra la infelicidad, la soledad y la tristeza.
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