martes, 12 de junio de 2012

¿Por qué hay países ricos y pobres? ¿Qué pasa con Colombia?

¿Por qué hay países ricos y pobres? ¿Qué pasa con Colombia?

El libro de James Robinson y Daron Acemoglu Por qué fracasan los países, nos enseña...
¿Por qué hay países muy ricos y otros muy pobres y dónde está la clave del éxito?
¿Qué pasa con Colombia?

En el libro de James Robinson y Daron Acemoglu argumentan que la política es el factor más determinante del desarrollo y el progreso de las naciones.
Y resaltan algo que debemos aprender: “De las instituciones políticas fuertes depende la capacidad de generar economías que crezcan y ofrezcan bienestar para todos”.
El problema es que, esas instituciones, decimos nosotros, han sido manejadas por personas que han sido inferiores a las circunstancias.
Este pedazo nos retrata, cuando el libro concluye “que las naciones fallan porque sus instituciones son débiles y "extractivas", es decir, son excluyentes: privilegian a unos grupos de la sociedad por encima de otros y concentran el poder en una élite que actúa para su propio beneficio”.

Luisemilioradaconrado
Reflexiones para Colombia
Los autores le dan una mirada a Colombia y plantean también importantes reflexiones. Aunque señalan que en muchos aspectos las instituciones económicas y políticas se han vuelto más inclusivas a través del tiempo, todavía persisten elementos de lo que denominan instituciones extractivas.
Según Robinson, la debilidad del Estado central colombiano es un grave problema, pues le impide controlar todo el territorio y, como consecuencia, en una parte del país la ley está ausente. No es de extrañar entonces, dice, que hayan florecido organizaciones como los narcotraficantes, el paramilitarismo y la guerrilla.
Por ejemplo, la ausencia de control explica el poder de los paramilitares en muchas zonas y su relación simbiótica con los políticos y la influencia que pueden tener cuando hay elecciones.
Robinson dice que tener el rótulo de ser una de las democracias más antiguas no ha servido para garantizar igualdad para todos. Hace énfasis en que, aunque el Estado es capaz de proporcionar servicios y seguridad en las grandes zonas urbanas, hay sectores donde los vacíos son notorios. "En algunas partes del país, las instituciones económicas funcionan bastante bien y hay altos niveles de capital humano y habilidad empresarial, pero, en otras, las instituciones muestran un grado mínimo de autoridad estatal". 
El hecho de que el país se mantenga como una de las naciones más desiguales de América Latina es muestra de que no ha logrado tener instituciones económicas y políticas fuertes para adelantar los cambios necesarios. 
Hay varios ejemplos que cita el economista: no se ha logrado tener un régimen tributario más equitativo y justo. 
Otra muestra de debilidad nacional es que ningún gobierno ha logrado mejorar la infraestructura del país, que colapsa con cada invierno.
Por otro lado, preocupa que Colombia parece estar más interesada en estimular la explotación minero-energética que en invertir en educación, tecnología e innovación.
Si bien los autores llegan a la conclusión de que Colombia no es un Estado fracasado ni está a punto de colapsar, sugieren que lograr un crecimiento económico sostenido es muy poco probable.
Suena bastante pesimista, pero, como dice Robinson, es posible cambiar, aunque no sea fácil.
El libro podría ser una buena guía para corregir el rumbo.

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