El libro de James Robinson y Daron Acemoglu Por qué fracasan los países, nos enseña...
¿Por qué hay
países muy ricos y otros muy pobres y dónde está la clave del éxito?
¿Qué pasa con
Colombia?
En el libro
de James Robinson y Daron Acemoglu argumentan que la política es el factor más
determinante del desarrollo y el progreso de las naciones.
Y resaltan
algo que debemos aprender: “De las instituciones políticas fuertes depende la
capacidad de generar economías que crezcan y ofrezcan bienestar para todos”.
El problema
es que, esas instituciones, decimos nosotros, han sido manejadas por personas
que han sido inferiores a las circunstancias.
Este pedazo
nos retrata, cuando el libro concluye “que las naciones
fallan porque sus instituciones son débiles y "extractivas", es
decir, son excluyentes: privilegian a unos grupos de la sociedad por encima de
otros y concentran el poder en una élite que actúa para su propio beneficio”.
Luisemilioradaconrado
Reflexiones para Colombia
Los
autores le dan una mirada a Colombia y plantean también importantes
reflexiones. Aunque señalan que en muchos aspectos las instituciones económicas
y políticas se han vuelto más inclusivas a través del tiempo, todavía persisten
elementos de lo que denominan instituciones extractivas.
Según
Robinson, la debilidad del Estado central
colombiano es un grave problema, pues le impide controlar todo el territorio y,
como consecuencia, en una parte del país la ley está ausente. No es de
extrañar entonces, dice, que hayan florecido organizaciones como los
narcotraficantes, el paramilitarismo y la guerrilla.
Por
ejemplo, la ausencia de control explica el poder de
los paramilitares en muchas zonas y su relación simbiótica con los políticos y
la influencia que pueden tener cuando hay elecciones.
Robinson
dice que tener el rótulo de ser una de las democracias más antiguas no ha
servido para garantizar igualdad para todos. Hace énfasis en que, aunque el
Estado es capaz de proporcionar servicios y seguridad en las grandes zonas
urbanas, hay sectores donde los vacíos son notorios. "En algunas partes del país, las instituciones económicas
funcionan bastante bien y hay altos niveles de capital humano y habilidad
empresarial, pero, en otras, las instituciones muestran un grado mínimo de
autoridad estatal".
El hecho de que el país se mantenga como una de las naciones más
desiguales de América Latina es muestra de que no ha logrado tener
instituciones económicas y políticas fuertes para adelantar los cambios
necesarios.
Hay varios ejemplos que cita el economista: no se ha logrado tener un régimen tributario más equitativo y justo.
Hay varios ejemplos que cita el economista: no se ha logrado tener un régimen tributario más equitativo y justo.
Otra muestra de debilidad nacional es que ningún gobierno ha
logrado mejorar la infraestructura del país, que colapsa con cada invierno.
Por
otro lado, preocupa que Colombia parece estar más interesada en estimular la
explotación minero-energética que en invertir en educación, tecnología e
innovación.
Si
bien los autores llegan a la conclusión de que Colombia no es un Estado
fracasado ni está a punto de colapsar, sugieren que lograr un crecimiento
económico sostenido es muy poco probable.
Suena bastante pesimista, pero, como dice
Robinson, es posible cambiar, aunque no sea fácil.
El
libro podría ser una buena guía para corregir el rumbo.
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