Cartagena y su alcalde
comunicador…
¿Está realizando una buena labor
el locutor que llegó al poder con el respaldo de los cartageneros?
¿Es consciente el alcalde Campo
Elías Terán Dix de la responsabilidad que tiene frente a su pueblo?
Dos colegas, Luis Roncallo
Fandiño y Rebesa González de León, están atentos a su desempeño.
Luisemilioradaconrado
La
LIBERTAD sin LIBERTAD de PRENSA NO es LIBERTAD.
Por Luis
Roncallo Fandiño
Muchos de los sinsabores que hemos tenido en la vida se deben a que en Colombia, la Libertad de prensa está censurada desde la misma propiedad de los medios, por obvias razones de solidaridad de clase y de poder.
Colombia
calla, omite, publica a medias, censura abiertamente y los bandidos andan en
procura de leyes anti libertad de prensa porque ante la falta de justicia lo
único que le queda a la libertad es la libertad de prensa, aun cuando en
nuestro país el derecho a disentir se muere frente al derecho a disparar, herir
y matar.
Rebeca
González de León, del periódico El Universal de Cartagena, bajo el titulo “¿Hay
campo para la censura?”, ha puesto
sobre el tapete la denuncia pública que ha hecho la periodista del Canal
Cartagena, Ana María Cuesta, acerca de la censura que se ha ejercido contra
ella desde el palacio de la Aduana, por parte del mismo mandatario Campo Elías
Terán Dix, a quien se ha considerado un periodista que cumplía con los nobles
propósitos de esta profesión.
Conozco a
Ana María cuesta, una muy bella e inteligente y valerosa periodista, a quien he
seguido sus escritos desde cuando era una estudiante y ya mostraba la madera de
la que está hecha. Muchas veces he elogiado sus trabajos porque habla como se
debe, llamando pan al pan y al vino vino, pero sin desbordarse contra nadie y
sin asumir esquinismos innecesarios. Es una especie de Oriana Fallaci criolla y
bien por ella.
Entre
dos fuegos
Así que la ciudad y los periodistas de la ciudad estamos entre dos fuegos, la lealtad a Cartagena o la lealtad al colega que la gobierna. Que por ser periodista reclama, tal vez, una solidaridad gremial no muy bien entendida. Porque el periodista solo se debe a la verdad. Si el actúa bien y los hechos de gobierno son buenos, publicarlo y si por el contrario son erróneos, también publicarlo.
Decía Simón Bolívar, que sólo ama al gobernante y procura su bien, aquel que se atreve a decirle la verdad.
Así que la ciudad y los periodistas de la ciudad estamos entre dos fuegos, la lealtad a Cartagena o la lealtad al colega que la gobierna. Que por ser periodista reclama, tal vez, una solidaridad gremial no muy bien entendida. Porque el periodista solo se debe a la verdad. Si el actúa bien y los hechos de gobierno son buenos, publicarlo y si por el contrario son erróneos, también publicarlo.
Decía Simón Bolívar, que sólo ama al gobernante y procura su bien, aquel que se atreve a decirle la verdad.
El mundo de
la imagen no acepta otra verdad que la mediática, la del superhombre, la del
superhéroe, la del uribito que aun cuando la cosa sea mala, sale diciendo que
“eso es una bobadita”.
La censura a un periodista o a
un medio es lo peor que existe para nosotros los defensores de la Libertad de
Prensa. El que nada debe nada teme. Y es doble error que sea un periodista
gobernante quien asuma esa actitud censurable. Estoy de acuerdo con el ex presidente
Belisario Betancur Cuartas, cuando decía que es preferible una prensa
desbordada a una prensa censurada.
Creo que el
alcalde necesita reposarse, tener una relajación profunda y aminorar las
pasiones o será, como dice una común amiga y colega que lo defiende desde
ultramar, que ¿el alcalde está muy mal rodeado y muy mal aconsejado? Esta es la
semana de las reflexiones.
Yo también
reflexionaré como me pidió mi amiga de ultramar pues los adjetivos acuden muy
fuertes en mis escritos.
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