martes, 19 de enero de 2010

La suerte de la Región Caribe: El Club de la Prosperidad. Bernardo Ramirez


Los gasoductos de la Región Caribe.

Esta zona de Colombia que se merece una mejor suerte.
¿Será que nosotros mismos somos los culpables de lo que nos ha pasado?
Esta es una época para meditar. Estamos a las puertas de un nuevo cambio. Un cambio para bien.
¿Cómo actuaremos?
¿Habremos aprendido algo?
¿O vamos a votar por los mismos?

Vamos a leer nuevamente a Bernardo Ramirez, que salió con una nota que nos pone a pensar.

Luis Emilio

Pd:

El Club de la Prosperidad
Por Bernardo Ramírez del Valle

(Comité Regional promotor de la Consulta Caribe)

Colombia es un edificio de dos pisos en los que funcionan las sedes de dos clubes territoriales distintos y dispares: el Club de la Prosperidad y el Club de la Pobreza y la Mendicidad.

Comencemos por el segundo piso. En este nivel funciona la sede del Club de la Prosperidad, también llamado Club Central o Club Andino, conformado por 12 socios departamentales llamados Cundinamarca, Antioquia, Valle, Santander, Norte de Santander, Caldas, Quindío, Risaralda, Tolima, Huila, Boyacá y Cauca. Podríamos afirmar, que es el club de los ricos, dotado de importantes insumos estratégicos en su mayor parte adquiridos como resultado de las ventajas derivadas de las economías de aglomeración y economías de escalas, que a lo largo de 200 años de vida republicana se han acumulado en esa zona de Colombia. Cinco de los 12 socios de ese exclusivo club concentran el 60% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, en el siguiente orden: Bogotá el 23%, Cundinamarca el 5% (para un total departamental del 28%), Antioquia el 15%, Valle el 11% y Santander el 6% (Datos del año 2006). Huila y Norte de Santander son los socios más rezagados de este club, sin que ello signifique que sus necesidades básicas insatisfechas (NBI) superen el promedio nacional. Es un club donde los socios disfrutan de excelentes servicios de alimentación, agua potable, alcantarillado, aseo, plazas de mercados, frigoríficos, luz eléctrica, parques y sitios de diversión, abundantes y oportunos préstamos bancarios, viviendas dignas y pare de contar. Ni qué hablar de los servicios de educación y salud. En este club existe cobertura casi total de educación básica y media y en la superior cuenta con una gran oferta de programas universitarios, tecnológicos y técnicos.. En salud para qué, cobertura, calidad y oportunidad es su característica. En fin, el Club de la Prosperidad es el club de la vida chévere.

En cambio, en el Club de la Pobreza y la Mendicidad la cosa es a otro precio. Ocupa el primer piso de ese viejo edificio republicano. Lo conforman 20 socios departamentales (considerados “periféricos”), entre los que se encuentran ocho caribeños (San Andrés y Providencia, Guajira, Cesar, Magdalena, Atlántico, Bolívar, Córdoba y Sucre), dos pacíficos (Chocó y Nariño); cinco “orinoquios” (Arauca, Casanares, Vaupés, Vichada y Meta) y “cinco amazónicos” (Amazonas, Putumayo, Caquetá, Guainía y Guaviare).


Foto de José Torres, de El Heraldo
A diferencia de los de arriba, las sedes sociales y económicas del Club de la Pobreza se encuentran destartaladas, desaseadas, con pésimos servicios de agua potable y saneamiento básico y mala calidad de energía eléctrica. La mayor parte de las vías que intercomunican las sedes entre sí se encuentran destapadas y las otras en mal estado. Escasamente los hijos de sus socios van a la escuela o pueden acceder a estudios de educación superior. El hambre y la miseria rodean a sus poblaciones urbanas y rurales donde la desnutrición y las enfermedades respiratorias por el desaseo reinante, en gran parte producido por los excrementos y residuos tóxicos que bajan por las cañerías en mal estado del piso de arriba (Magdalena y Cauca), constituyen el común denominador.

Lo irónico es que finalmente el Club de la Pobreza, por estar ubicado en el primer piso, constituye el cimiento natural y económico del piso de arriba, donde se aloja el Club de la Prosperidad o de la vida chévere. Lo que pasa es que los de arriba (los “lanudos”, como los llamaba el Libertador Bolívar) se llevaron desde el comienzo la Tesorería General del Edificio Colombia al segundo piso y de allí se despachan en su desarrollo. Sólo lo que sobra se lo tiran a los “necesitados” del primer piso, ¡y eso!, lo estrictamente necesario para financiar aquella infraestructura por donde puedan sacar lo que producen hacia los clubes internacionales.

Nosotros los caribeños, que vivimos en el primer piso de ese vetusto edificio, lo que estamos pidiendo es un nuevo reglamento para esta propiedad horizontal llamada Colombia, que nos permita reforzar las zapatas, los cimientos y las vigas de amarre sociales y económicas de nuestra estructura republicana y así avanzar hacia la obtención de una prosperidad igual o mejor a la de los residentes del segundo piso del país.

¡El tercer tarjetón es la opción!

El domingo 14 de marzo marca SÍ por el desarrollo de la Región Caribe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario