domingo, 14 de junio de 2009

II. Día del PADRE con chuzadas a bordo

Ese es El Heraldo que nos merecemos.
Que ponga a los contradictores frente a frente, para que Barranquilla sea la prioridad. Una Barranquilla que es de todos.
Enrique Berrío dice en el diálogo con Rosario Borrero:

¿Qué sintió al escuchar las grabaciones?

Me sentí ofendido como ser humano en lo más íntimo de mi ser, porque si bien yo pude haber dicho algo que perjudicó a alguien y que lamento, y presento mis disculpas, lo cierto es que esas son expresiones que se dicen dentro de la casa, con la reserva de la intimidad. Lamentablemente esto se ha expuesto a la luz pública en forma descontextualizada. Lo poco que yo he escuchado son unas grabaciones editadas, fragmentos de conversaciones.

Y yo comento: también me sentiría ofendido.
Y cualquier miembro de Visión Compartida, la veeduría que armó el zafarrancho al utilizar información ilegalmente, se sentiría también ofendido (a) si le pusieran a sonar por la radio nacional las embarradas que ha cometido. Delicado esto, lo repito.
Asusta, carajo… Y eso que uno se ha mantenido al margen de los “cruces”…
Vamos a presentarles a Berrío…

Luis Emilio Rada C.
Pd:

EL HERALDO. Las dos caras de una ‘chuzada’ (Enrique Berrío)
Por Rosario Borrero B.

Enrique Berrío Mendoza acaba de vivir una de sus peores semanas en sus 51 años de vida. Pasó, en menos de 48 horas, del entusiasmo de ver cómo el experimento del primer Día sin carro daba los resultados esperados, al infierno de convertirse en protagonista de un escándalo sin antecedentes en Barranquilla: la versión local de las chuzadas, que filtraron las conversaciones telefónicas que sostuvo con varios de sus amigos. La cosa ha sido de tal tamaño, que el hoy ex Secretario de Movilidad anuncia el fin de su vida pública.

¿Qué sintió al escuchar las grabaciones?

Me sentí ofendido como ser humano en lo más íntimo de mi ser, porque si bien yo pude haber dicho algo que perjudicó a alguien y que lamento, y presento mis disculpas, lo cierto es que esas son expresiones que se dicen dentro de la casa, con la reserva de la intimidad. Lamentablemente esto se ha expuesto a la luz pública en forma descontextualizada. Lo poco que yo he escuchado son unas grabaciones editadas, fragmentos de conversaciones. Incluso, en algunos momentos la conversación no era lo fluida que yo recuerdo.

¿En qué conversaciones?

No recuerdo específicamente, pero yo escuché palabras que sentí que no se habían dicho en esa secuencia. Escuché alguna expresión que sé que en su momento no oí. Pero aunque todo esto me expone al juicio implacable de la opinión, hay que tener en cuenta que aquí se ha cometido un delito, un crimen. ¿Usted se imagina lo que sucedería si chuzaran la Redacción de EL HERALDO? ¿O si chuzaran por cien horas los celulares de los concejales? ¿De qué cosas nos enteraríamos? No seríamos capaces de vivir en comunidad.

¿Duda de la autenticidad de esas grabaciones?

No sé, pero hay hipótesis... Yo no las he escuchado todas, pero algunas de las personas que he consultado piensan que con el nivel de sofisticación de los equipos que se utilizaron es posible hacer ediciones y montajes. Es decir, que a mí me pongan a hablar con otras personas distintas de quienes eran mis interlocutoras originalmente. Si editan la voz con la que saludo a mi hija para ponerme a hablar con otra persona, que también ha sido editada, estamos hablando de un problema muy serio.

¿Piensa emprender alguna acción penal?

Desde luego, contra la gente de la veeduría y contra quienes difundieron todo esto. Es que aquí hay que distinguir que esto es el resultado de las actuaciones de una banda criminal que tiene origen en las mafias que han tenido asiento en el Distrito, que se han aprovechado del erario y que han tenido representación política. Yo no soy el objetivo. El objetivo es lanzar señales a la Administración para que revise decisiones que ha tomado y que representan muchísimo dinero.

¿Insinúa que este episodio guarda relación con el desmonte de las concesiones, por ejemplo?

Eventualmente. Me refiero a decisiones que se están tomando de muchísima importancia. Desde luego yo creo que es por toda esta buena gestión de nuestro Alcalde, lo cual va a tener repercusiones sustanciales en las próximas elecciones. Barranquilla y el Atlántico cambiarán en su mapa político, dado el buen desempeño del Alcalde y del Gobernador. Por eso creo que esta es la expresión desesperada de quienes procuran el status quo para que aquí las cosas cambien, sin que nada cambie. Pero resulta que aquí las cosas sí están cambiando. ¿Yo? Yo soy un instrumento y ofrezco mi cabeza, si en algo puede contribuir esto para que haya un poco más de sosiego en el debate político.

¿Quién puede estar detrás de todo esto?

Quienes ven afectado sus intereses económicos y geopolíticos. Quienes amparados en diversos disfraces sienten amenazado su futuro.

Pero hay otro escenario. ¿Esto no tendría relación con lo que fueron sus actuaciones en la Cámara de Comercio?

No, yo no creo. Aquí lo que se están manifestando son odios y rencores. Se está expresando la condición humana en su forma más elemental. Ahora bien, tengo claro también que estuve 25 años en la Cámara de Comercio, donde se construyen lazos de amistad y solidaridad, pero también de los otros. Y esos otros se manifestaron con toda la fiereza de que fueron capaces.

¿Se refiere a Manuel María Márquez?

Desde luego.

En algún momento de las grabaciones usted manifiesta su rabia contra él y hasta dice que le quiere pegar. ¿Por qué?

Él ha desatado contra mí una carnicería implacable y sistemática durante tres años, que se evidencia en las publicaciones de EL HERALDO, en las declaraciones de eso que él llama veeduría. En algún momento el acoso ofusca y uno, como ser humano que tiene debilidades, que se equivoca, puede lanzar expresiones como esa. Pero del dicho al hecho hay un espacio que es el que nos distingue de las bestias. Esa expresión primaria, ese deseo primitivo, se desvanece.

De dónde viene tanto encono?

Él tiene un cuadro mental que bien vale la pena examinar. Yo creo que alguien que es capaz de reaccionar en esa forma en el largo plazo, construyendo fantasías sobre algunos hechos reales, es de cuidar. Manuel Márquez me sindica a mí de ser el más temible criminal que ha llegado a Barranquilla, pero nunca ha dicho en concreto qué tomé que no fuera mío, qué me llevé.

En su paso por la Cámara, ¿reconoce haber cometido alguna irregularidad, o alguna indelicadeza?

Absolutamente ninguna. Yo reconozco mis defectos como ser humano y créame que trabajo en ellos a diario.

¿Por qué en su momento la Cámara se negó a aquello que le pedía la veeduría: ‘hacer público lo público?

Hay tutelas y derechos de petición contestados, así como sentencias de la Corte Constitucional sobre el caso de Visión Compartida-Cámara de Comercio de Barranquilla, que concedieron la razón a la postura asumida por la Cámara, que en su momento entregó toda la información pública solicitada por la veeduría. La información privada, puramente gremial, la Cámara nunca la entregó porque no está obligada a hacerlo. Es que el Estado de Derecho hay que respetarlo.

Otro dolor de cabeza para usted fue la estación La Castellana, de su propiedad. ¿Qué va a pasar?

Sobre ese tema, yo dejo mis actuaciones al escrutinio y a la decisión de las autoridades. Mi familia tiene el 25% del componente empresarial que hay ahí. Tengo la firme convicción de que todo se ha hecho conforme a la Ley.

¿A qué se refería con las comparaciones entre el pajazo y el polvo?

A una cosa muy elemental: a que desde los gremios y el sector privado no se hace otra cosa que plantear formulaciones teóricas, pero que es desde el Estado donde se incide en la sociedad en forma real. La realidad está en el Estado.

¿Qué sigue para usted?

Me voy al más absoluto anonimato. Mi vida pública terminó hoy. Me dedicaré a atender los requerimientos que la Justicia me haga y procuraré defender todos los derechos que me quitaron.

¿Se va de la ciudad?

No. No tengo por qué hacerlo.

¿Ha perdido amigos?

Gracias a Dios, no.

¿Qué aprendió de esto?

Que tenemos que ser mucho más cuidadosos.

Próxima: Manuel María Márquez, el tremendo de Manuel…
Luis Emilio

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