miércoles, 8 de abril de 2009

Oremos y reflexionemos en Semana Santa

Son días de reflexión, de oración y debemos darle GRACIAS a DIOS por todo lo que nos ha regalado, que es mucho. Muchísimo, digo yo.

Nuestro amigo Jaime Marenco, quien estuvo con nosotros en los medios de comunicación. Que hizo parte de la Comisión Arquidiocesana de Comuncaciones de la Arquidiócesis de Barranquilla, ahora se entrena para ser sacerdote y servirle al Señor, nos envía este mensaje, que quiero socializar con gusto para todos nuestros lectores.

Les deseo una excelente Semana Santa...

Luis Emilio Rada C

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Pd: el mensaje de Jaime Marenco:

Queridos amigos:

Mañana finaliza la Cuaresma para darle paso al Triduo Pascual con la Misa Vespertina de la Cena del Señor. Este es como 'un gran día' dividido litúrgicamente en tres que la Iglesia creó para celebrar anualmente los grandes misterios de la salvación de los hombres, que son la crucifixión, muerte y resurrección de Jesucristo.

La Iglesia durante el primer día del Triduo, que va desde la puesta de sol del Jueves Santo hasta la puesta de sol del Viernes Santo, se esfuerza por renovar en esta celebración (Misa vespertina de la Cena del Señor) su esencia como comunidad eucarística. Por ello, se celebra con gozo la institución de la Eucaristía y del sacerdocio (para el cual yo hoy me preparo); además, se hace en esta celebración una especial insistencia en el mandamiento del AMOR, indispensable para poder avanzar por el camino de la vida asumiendo las rosas y las espinas que vamos encontrando a nuestro paso... Un AMOR que se hace pleno en el servicio a los demás, es decir, lo que somos, sabemos y tenemos, tendrá sentido en la medida que 'sirva' a los demás... De ahí el signo del lavatorio de los pies por parte del sacerdote; si Jesús, el Hijo de Dios, lavó los pies de sus discípulos, ¿por qué nosotros no podemos presentar -desde el AMOR- un servicio efectivo y afectivo al que más lo necesita?

Después de la comunión, se inicia el traslado del Santísimo Sacramento hacia el lugar de la Reserva -no monumento como erróneamente lo llaman muchos, pues en un monumento reposan restos de muertos y Cristo está vivo en la hostia consagrada-. Él murió una sola vez y resucitó para siempre. Allí, frente a la 'Reserva' nos podemos arrodillar con fe para pedirle lo que nuestro corazón nos dicte, con la seguridad de que somos escuchados... Como concluirán ustedes mismos, no es necesario entonces recorrer 7 iglesias ni hacer cosas extraordinarias, porque lo único que estaríamos haciendo es perder tiempo de oración caminando de un lado para otro... Oremos suplicando y dando gracias, a la vez, por nuestras necesidades personales (materiales, afectivas, económicas, laborales) y tengamos en cuenta también a los más necesitados de nuestra familia y círculo de amigos.

Mañana, Dios mediante, sacaré otro ratico del retiro que estoy haciendo en el seminario para escribirles sobre la celebración del Viernes Santo y, luego, sobre la Vigilia Pascual del sábado, "madre de todas las santas vigilias".

Sepan que los amo mucho y siempre están presentes en mis oraciones.

Fuerte abrazo y bendiciones.


Jaime Alberto Marenco Martínez
“Ante ti, Señor mío, están todos mis anhelos.”
Salmo 38 (37), 10

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