¿Se está equivocando el gobierno del presidente Iván Duque?
¿Está haciendo trizas lo que se consiguió con tanto
esfuerzo?
No repetir el proceso de más de 50 años de guerra en un
país como Colombia, debería ser uno los propósitos del gobierno actual.
Somos muchos los colombianos que no queremos más guerra.
Al contrario, nos encanta la paz. Sobre todo, los más pobres, que son al final,
los que pagan los platos rotos.
Esta columna de Jairo Parada nos pone a reflexionar sobre
ese tema.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Haciendo trizas
Por Jairo Parada
Durante la campaña electoral, el hoy presidente Iván
Duque impulsó su lema “ni trizas ni risas”, refiriéndose al proceso de paz
adelantado por la administración Santos, después de más de 50 años de conflicto
armado.
Los mensajes de unidad nacional lanzados por el
presidente a comienzos de su mandato y su apoyo formal a la consulta
anticorrupción, a pesar de la oposición de su mentor, generaron la esperanza
que podría ser un presidente para todos los colombianos.
Sin embargo, al presentar sus objeciones a la
JEP, parece que ya está siguiendo las tendencias más radicales de su
partido, el Centro Democrático, lo cual ha incendiado nuevamente el panorama nacional,
ya de por sí lleno de problemas por todos lados.
El eje de estas objeciones es que todas ellas ya han sido
falladas por la Corte Constitucional en un documento de 750 páginas donde están
explicadas sus decisiones. Por tanto, el ejercicio de estas objeciones por
“inconveniencia” buscan en el fondo enredar al Congreso en una discusión inútil
y peligrosa, pues puede llevar a la sepultura de la Ley estatutaria de la JEP,
o a una incertidumbre jurídica de los miles de excombatientes y militares que
ya se han acogido a la misma. Los epígonos del régimen, todos los días,
con columnas y programas radiales y televisivos, persisten en mantenernos en el
conflicto con las antiguas Farc, página que ya todos los colombianos deseamos
pasar. Pretenden en todo momento devolver la historia, profundizando la
polarización y utilizando la misma en su campaña electoral de octubre/19.
Es un viejo truco que les dio resultado cuando lo del Plebiscito por la paz y
los llevó al poder en 2018. El problema es que parece que no tuvieran más
agenda, dan palos de ciego con su proyecto de ley como la del Financiamiento, y
su proyecto de Plan de Desarrollo en el Congreso, el cual contempla micos y
orangutanes de todos los tamaños, donde se legisla sobre todos los sectores de
la economía, los cuales serán demolidos en las sesiones del Congreso.
Lo lamentable de todo esto es que cuando el crecimiento
económico empieza a repuntar en este año, aun con mucha debilidad, el panorama
institucional del país muestra que se está descuadernando por todos lados. La
cruzada internacional por la liberación de Venezuela parece que va a resultar
un absoluto fracaso, con una ayuda paralizada en las bodegas en Cúcuta.
La comunidad internacional mira con aprensión como este gobierno borra toda la
institucionalidad creada con otros países, como fue el caso de los protocolos
al fracasar el proceso de paz con el Eln y ahora con la gira inútil del
canciller Carlos Holmes Trujillo por Naciones Unidas y Europa, donde nada
consiguió, pues en todas partes le dijeron que tenían que fortalecer la JEP y
no seguir dilatando este proceso, único en la experiencia mundial.
La crisis creada en el Chocó con miles de personas
atrapadas por el conflicto, donde mueren niños todos los días debido a la
ausencia del Estado y a la falta de control militar, así como los bloqueos en
el Cauca por parte de las comunidades indígenas, indican la debilidad y
ausencia profunda del Estado en los territorios, donde ascienden los homicidios
en la mitad de los municipios.
Este gobierno hace trizas el país, no solo el acuerdo de
paz.
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