La planteó el ministro Mauricio Cárdenas, para mí, un buen profesional.
Sin embargo, en este escrito Jairo Parada, uno de los economistas más reconocidos de la región Caribe, cuestiona ese camino que pretende iniciar el gobierno Santos.
Y uno de los funcionarios que menciona Parada es el ministro de Transporte, que para el economista, no está haciendo bien su tarea.
Leamos a Jairo Parada y su planteamiento.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Por: Jairo Parada
A finales de Junio del presente
año, el gobierno Nacional anunció, a través de su Ministro de Hacienda, la
implementación de una “nueva economía”, basada en los sectores claves de
cualquier desarrollo económico serio, como son el sector industrial y el sector
agropecuario, al cual se le añadió el sector turismo. Uno no quisiera
pensar que se trata de echar “vino nuevo en odres viejos”, pues como bien lo señala
Jorge Iván González en Razón Pública (junio 27/16), dicha nueva economía se
basa en errores viejos. En un país donde cunde el escepticismo frente a la
gestión pública de este gobierno, con un Ministro
de Transporte que estuvo muy ocupado desde el comienzo de su gestión sacando al
personal que dejó Natalia Abello, por lo que el paro camionero se lo cogió
descuidado, habiendo apenas salido el país del posible racionamiento eléctrico
por los errores en el sector eléctrico, y cuando apenas culminaba el paro
indígena y agrario, estos anuncios oficiales se reciben con incredulidad.
Se le abona al gobierno la
intención de sacar al país del modelo minero, el cual desató graves problemas
ambientales y de inseguridad con su “minería ilegal”, además de todos los
efectos de la pasada enfermedad holandesa. Por lo menos, ahora se observa una
reanimación importante en el sector industrial manufacturero, y aunque las
exportaciones diferentes a las tradicionales no reaccionan con fuerza a la
devaluación que hemos tenido, ya hay algunos indicios levemente favorables.
El problema radica en que el nuevo vino, sigue en odres antiguos que ya no funcionan. Por un lado, cuando se examina el marco fiscal de mediano plazo, se insiste en seguir la regla fiscal con el ajuste del déficit del gobierno central en 2017 al 3.2% del PIB, y en 2018 bajarlo al 2.7%. Este año el gobierno calcula que será del 3.9%. La estrategia es claramente contraccionista y no se compagina con toda la retórica del postconflicto.
Otro problema, es la ciega política ortodoxa del Banco de la República con la tasa de interés, dizque para atacar las expectativas inflacionarias (seguidores de Robert Lucas todos), lo cual ha resultado en un absoluto fracaso, con una inflación de oferta, y que ya está teniendo efectos de desaceleración de la economía. Jorge Iván González señala que en el Fondo de Ahorro y Estabilización (la obsesión por ahorrar en medio de esta debacle), existen recursos por mas de $9 billones de pesos, los cuales podrían servir para incrementar con mayor fuerza la inversión pública, la cual ya está afectada por la “austeridad inteligente” y los escándalos de corrupción de la Vía de la Prosperidad, la concesión del rio
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