viernes, 29 de julio de 2016

Hillary Clinton, bien preparada para presidir Estados Unidos: Barack Obama

Ese es Barack...!
El día que lo eligieron mi hermana y yo lloramos. Ella en Nueva York y yo en Barranquilla. Conectados, porque teníamos claro que ese abogado buena gente iba a cambiar la historia.

A mi no se me olvida nunca que su madre fue discriminada por ser negra.
El alma miserable de muchos blancos, consideraban que eso era lo correcto.

El mundo ha cambiado para bien.
Y ahora escuchar las cosas que dice como presidente de Estados Unidos, me llena de emoción nuevamente.

La vida es hermosa, de acuerdo a tu percepción como ser humano...

Vamos a leer a Obama, siempre dice cosas interesantes... En esta nota, la colega María Ramirez, retrata una situación y recuerda unos pasajes que le cambiaron la vida a muchos ciudadanos del mundo...

RADAR,luisemilioradaconrado

Obama: "Nunca ha habido un hombre o mujer –ni yo, ni Bill, ni nadie– más preparado que Hillary Clinton para ser presidente"


El presidente realizó un poderoso discurso en Filadelfia contra Donald Trump y sobre la esencia de Estados Unidos como un país de inmigrantes abierto, diverso y optimista.





Barack Obama: hagan por Hillary Clinton lo que hicieron por mí /Univision
 



Exactamente 12 años después de su primer discurso ante una convención demócrata, el que le llevó a la Casa Blanca, Barack Obama lo volvió a hacer. Este miércoles por la noche, el presidente volvió a provocar aplausos y lágrimas con un mensaje optimista. Incluso repitió entre gritos su “audacia de la esperanza”.

El primer afroamericano en llegar a presidente del país dio además un respaldo absoluto a la que puede ser la primer mujer en seguir sus pasos. 
"Nunca ha habido un hombre o mujer –ni yo, ni Bill, ni nadie– más preparado que Hillary Clinton para ser presidente de Estados Unidos", dijo colocando a la actual candidata incluso por encima de él. 
Un generoso gesto al que Hillary Clinton respondió saliendo al escenario al final del discurso para abrazarle en una de las escenas que quedará para la historia de la política estadounidense.
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El presidente hizo una apasionada exposición contra Donald Trump sobre la esencia de Estados Unidos como un país de inmigrantes abierto, diverso y optimista.
Como en 2004, habló de su familia, de cómo sus abuelos de Kansas le enseñaron que los “valores” de su país “no estaban limitados a Kansas ni a las ciudades pequeñas”.


Obama rebate el discurso pesimista y excluyente de Donald Trump /Univision
“Estos valores no eran propiedad de una sola raza. Podían pasarse a su nieto medio keniano o su nieta medio asiática”. “De hecho, fueron los mismos valores que los padres de Michelle, los descendientes de esclavos, enseñaron a sus hijos en un bungalow en la zona sur de Chicago. Sabían que eran los mismos valores que trajeron a inmigrantes aquí y creían que los hijos de esos inmigrantes eran tan estadounidenses como los suyos, llevaran un gorro de cowboy o una kipá, una gorra de béisbol o un hijab”, dijo entre aplausos.
“Eso es Estados Unidos. Esos lazos de afecto, ese credo común. No tenemos miedo del futuro. Le damos forma, lo abrazamos, como un solo pueblo”, agregó.
Para el presidente el discurso en Filadelfia era el final de un camino. Recordó esa primera parada en Boston, en la convención donde le tocó dar el discurso estrella.

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“Estaba nervioso dirigiéndome a esa multitud, pero lleno de fe en Estados Unidos… Ha pasado mucho en estos años. Pero soy más optimista que nunca sobre el futuro”, dijo.
Era uno de sus últimos grandes discursos y el presidente fue recibido con aplausos y lágrimas. A ratos la multitud cantaba “cuatro años más”. Pero en varias ocasiones, también fue interrumpido por algún grito de protesta.
Dos objetivos                                                                                                                               
Con sus palabras, el presidente intentaba cumplir dos objetivos esenciales para ayudar a la campaña de Hillary Clinton: movilizar a la base que le llevó dos veces a la Casa Blanca, en particular negros y jóvenes, que este año no están entregados a la candidata; y unir el partido después de una campaña agria y unos días agitados por las protestas de los seguidores de Bernie Sanders.
Esas seguirán siendo misiones electorales para Obama de aquí al 8 de noviembre. A diferencia de lo que les sucedió a Bill Clinton o a George W. Bush al final de sus mandatos, la candidata quiere que el presidente haga campaña por ella.
Obama es un activo: su popularidad supera el 50%, un nivel similar al del final de su primer año en el cargo, según Gallup.
Su nivel de aceptación es también parecido al de Ronald Reagan en el mismo punto.
La América optimista
Frente al retrato oscuro que pintó Trump la semana pasada en su convención, Obama ocupó el hueco más tradicional de la defensa positiva de su país.
“Estados Unidos ya es grande. Estados Unidos ya es fuerte. Y les prometo que nuestra fuerza, nuestra grandeza, no depende de Donald Trump. De hecho, no depende de una sola persona”, dijo Obama.
“No somos gente frágil ni asustadiza. Nuestro poder no viene de ningún auto-proclamado salvador que prometa por sí solo restaurar el orden. No buscamos ser gobernados. Nuestro poder viene de aquellas declaraciones inmortales escritas aquí en Filadelfia”. El presidente, como en 2004, recitó el “We, the People”. “El Estados Unidos que conozco está lleno de valor, de optimismo y de ingenuidad. El Estados Unidos que conozco es decente y generoso”, dijo el presidente, que respetó la estructura clásica de un discurso político, que consiste en admitir los errores y los problemas y en lanzar un mensaje de esperanza y optimismo por lo que funciona bien y puede hacerlo mejor. Se trataba de inspirar una vez más a sus votantes.
“Por supuesto que tenemos angustias reales sobre cómo pagar las cuentas, proteger a nuestros hijos y cuidar de un pariente enfermo. Nos frustra el bloqueo político, nos preocupan las divisiones raciales, estamos bajo shock y entristecidos por la locura de Orlando o Niza. Hay zonas de América que nunca se recuperarán de los cierres de fábricas, hombres que estaban orgullosos de trabajar duro y de mantener a sus familias que ahora se sienten olvidados. Padres que se preguntan si sus hijos tendrán las mismas oportunidades que ellos”.
Pasando a la parte del optimismo, Obama dijo: “Todo esto es real… Pero en mis viajes por el país, por todos los 50 estados, mientras me alegraba y sufría con vosotros, lo que he visto, más que cualquier otra cosa, es lo que está bien de América. Veo a gente trabajando duro y empezando negocios, enseñando a sus hijos y sirviendo a nuestro país. Veo a una generación más joven llena de energía y de nuevas ideas, sin ataduras sobre lo que es y preparada para conseguir lo que debe ser”.

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El apoyo a Hillary
El presidente nunca ha llegado a ser amigo personal de Clinton pero la conoce bien como aliada y como rival política y la ha visto trabajar de cerca en la gestión de crisis. La preparación y la responsabilidad de la ex secretaria de Estado fueron los puntos que Obama más resaltó en el discurso. Su perspectiva es única, con la experiencia de ser presidente y de haber compartido destino y gestión con Clinton.
“Nada te prepara para las demandas del despacho oval. Hasta que no te sientas en la mesa, no sabes lo que es gestionar una crisis global o mandar a gente joven a la guerra. Pero Hillary ha estado en la habitación. Ha sido parte de esas decisiones”, dijo el presidente. “Incluso en mitad de una crisis, escucha a la gente, mantiene la cabeza fría y trata a todo el mundo con respeto. Y sin importar cómo de difícil sea, cuánta gente intente derrotarla, nunca jamás se rinde”.
Obama le dio el apoyo más fervoroso como política y pidió a sus seguidores que volvieran a hacer el mismo esfuerzo que hicieron para él en 2008 y 2012.
La nostalgia
Una noche como ésta de hace 12 años un tal Barack Obama dio el discurso estrella en la convención demócrata de Boston que eligió como candidato a John Kerry.
Tras su victoria inesperada en las primarias para optar al Senado de EEUU, Obama ya había recibido elogios, la prensa decía que era el futuro del partido y su autobiografía Sueños de mi padre había sido reeditada. Pero la mayoría de los delegados que estaban aquella noche en Boston ni siquiera sabían pronunciar bien su nombre. Sin aquel discurso probablemente hoy Obama no sería presidente. Aquellas 2,297 palabras pronunciadas en 17 minutos cambiaron el rumbo de la historia del país. 

@radareconomico1

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