Si los chicos de El Cerrejón consideran que la empresa no
les paga bien están mintiendo.
Ellos son algunos de los colombianos que reciben mejores
ingresos; sin embargo, cuando uno ha logrado algo, se pone metas más grandes.
Y pienso que es lo que está sucediendo con los trabajadores
de El Cerrejón.
Sin embargo, deben tener en cuenta que si entran en un
conflicto con la compañía dañarán a muchas personas, que ni siguiera alcanzan a
tener sus beneficios como trabajadores y a toda la nación. Especialmente, en La
Guajira, donde recuerda el editorialista
su Producto Interno Bruto representa el 60% del Departamento.
RADAR,luisemilioradaconrado
Editorial
La
mala hora de las grandes carboneras
Viernes, Febrero 8, 2013
Huelga en Cerrejón, sanciones a
Drummond, y bajo precio internacional, son un trago amargo para el sector
Lo que le sucede al carbón colombiano por estos
días no es un asunto menor. A la incertidumbre por el eventual cese de
actividades en El Cerrejón; a las sanciones a la multinacional Drummond por
arrojar toneladas de carbón al mar y los bajos precios que el mineral está
registrando en los mercados internacionales, se suma ahora una oleada de
ataques en las redes sociales y medios de comunicación formales en contra de la
actividad carbonífera, a la que consideran dañina para el medio ambiente e
injusta con las comunidades que se ven afectadas con la extracción del recurso.
Nada más lejos está la realidad de esas
afirmaciones, a pesar de que exista el registro documentado del daño que se
hace al mar o a las poblaciones circunvecinas de las minas.
Empecemos por hablar un poco de El Cerrejón, que no
solo es un ejemplo mundial de manejo ambiental y de recuperación de las áreas
explotadas, sino que representa más del 60% del Producto Interno Bruto del
Departamento de La Guajira. Esa multinacional ha generado durante varias
décadas desarrollo y bienestar a muchas poblaciones otrora empobrecidas.
Los trabajadores de esa compañía tienen muchos
beneficios que los ranquean entre los mejores pagados del país con salarios
mínimos cercanos a los dos millones de pesos y amplias atenciones educativas,
de salud y recreación. Que exista una diferencia entre las reivindicaciones los
trabajadores sindicalizados y los accionistas de la empresa son normales en una
discusión de pliegos laborales, lo que no hay que perder de vista es que es una
empresa y una actividad económica vital para el futuro.
Con Drummond sucede una penosa situación que no se
compara con El Cerrejón, pero que son temas de un mismo sector. Fue
desafortunado que los operarios y la alta gerencia de la empresa no informaran
a las autoridades sobre el suceso que los llevó a botar carbón al mar generando
una contaminación ambiental sin precedentes.
Ya las autoridades de vigilancia y control han
tomado las medidas necesarias y deben obligar a la empresa a terminar el muelle
de cargue directo para evitar situaciones futuras.
Tal como lo han hecho otras multinacionales en
situaciones similares, deben reconocer su error y enmendarlo.
Y el tercer punto de la ‘oscura situación
carbonera’ tiene que ver con los malos precios internacionales del mineral. Una
tonelada está costando sólo US$73, una cifra muy baja para toda clase de
reivindicaciones sociales y proyectos de desarrollo en que se hayan metidas
esas empresas. Esa, como todas las extracciones mineras, viven al tenor de los
mercados internacionales y la competencia global.
Ojalá los voceros de esas compañías sean exitosos
en comunicar estas situaciones para que la opinión pública no se ensañe con
hechos mediáticos que empañan la realidad.
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