viernes, 14 de diciembre de 2012

Mi testimonio Vocacional, por Jaime Alberto Marenco Martínez




MI TESTIMONIO VOCACIONAL
Por Jaime Alberto Marenco Martínez

En el numeral 7 de su ‘Carta a los Seminaristas’ con fecha 18 de octubre de 2010, el Santo Padre expresa: “En la actualidad, los comienzos de la vocación sacerdotal son más variados y diversos que en el pasado. Con frecuencia, se toma la decisión por el sacerdocio en el ejercicio de alguna profesión secular”.
Cuando leí la carta en mención y me encontré con estas palabras, un profundo gozo sentí en mi corazón. Sencillamente me identifiqué con estas palabras del Santo Padre, porque este es mi caso. Aunque creo, sin presunción, que el Señor se fijó en mí desde que yo estaba en el vientre de mi madre; sin embargo, el ser hoy candidato a las órdenes sagradas -a la mera vista humana- nunca estuvo incluido en mi proyecto de vida.
Nací en una familia católica, en aquel momento poco practicante, y estudié en el Colegio Americano de Barranquilla, institución de la Iglesia Presbiteriana. Allí, mis cuatro hermanos mayores y yo no sólo estudiamos y recibimos el grado de bachiller, sino que tuvimos una experiencia interreligiosa al compartir aulas y amistad con nuestros compañeros católicos, presbiterianos, pentecostales y testigos de Jehová, entre otros.

Hice mi Primera Comunión gracias a la preparación que recibí de la esposa de mi hermano mayor, una antioqueña que antes de casarse con él había vivido una experiencia de noviciado en España. Fue así como tomé por vez primera el Cuerpo de Cristo a la edad de 11 años. Después, seguí participando de la Eucaristía y recibiendo el sacramento de la reconciliación, hasta que un día, en una parroquia de cuyo nombre no quiero acordarme, un sacerdote, cuyo rostro no recuerdo –gracias a Dios- y a quien ya hace rato perdoné, me hizo sentir la persona más insignificante de este mundo. Él, después de decirme con la hostia en su mano “el Cuerpo de Cristo”, en vista de que yo abrí mi boca y no respondí “amén”, dijo en voz alta –o más bien me gritó-: “Se dice ‘amén’”. Fue tan vergonzoso para mí ese momento que no regresé a ese templo parroquial y fue así como en mi adolescencia se fue diluyendo mi cercanía a la Iglesia.
Mi rencuentro con el Señor fue 17 años después cuando llegué al grupo de oración ‘Shalom’ de la Parroquia Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma. Para ese entonces ya tenía el título de Comunicador Social – Periodista otorgado por la Universidad Autónoma del Caribe y había ingresado a la Universidad del Norte a estudiar Producción de Televisión y Medios Audiovisuales. En la Norte, antes de finalizar mis estudios, me contrataron para laborar en el Centro de Recursos Audiovisuales y como la Torcoroma me quedaba en la vía, tomé el hábito de llegar a Misa de 7:00 de la mañana casi todos los días.

Fue así como, poco a poco, me fui encontrando con el Señor a través de mi profesión, porque en la Torcoroma, junto con el párroco, padre Javier Medina y otros laicos, fundamos el periódico tabloide ‘Buenas Nuevas de Torcoroma’ alcanzando a publicar unas cinco ediciones de carácter mensual. Esta labor ‘profesional-pastoral’ me llenaba de un gozo indescriptible e hizo más fecunda mi participación en el grupo de oración, hasta el punto que llegué a formar parte del equipo coordinador y, más adelante, el párroco propuso mi nombre al Arzobispo Félix María Torres para que hiciera parte del Consejo Arquidiocesano de la Renovación Carismática que se iba a conformar. Llegué así a este organismo arquidiocesano del que fui presidente en un período de tres años. Como dato curioso les comparto que mientras en el Seminario soy el mayor entre todos mis compañeros seminaristas, allá era el menor entre los señores y las señoras que conformaban el Consejo Arquidiocesano de la Renovación.
Estuve, pues, en la presidencia del Consejo hasta el año 2000, ‘Año del Jubileo Universal’. Y ese mismo año comencé a trabajar en nuestra Arquidiócesis como Delegado de Comunicaciones y Relaciones Públicas. El hoy Cardenal Rubén Salazar Gómez estaba recién llegado a Barranquilla y había fundado el periódico Kairós junto con varios sacerdotes, pero luego consideró que un laico profesional en comunicaciones debía ser quien manejara el proceso del periódico. Fue entonces cuando me llamaron a mí. Pero, sinceramente, la propuesta del Arzobispo no me motivaba a dejar mi puesto en Uninorte y venirme a la Arquidiócesis a ‘camellar’ por un periódico que si bien era una gran idea comunicacional del nuevo Pastor de los atlanticenses, yo no le veía un futuro promisorio por estar desligado de un proceso de comunicación organizacional, es decir, era una pieza de comunicaciones desprovista de un plan de gestión que la incluyera. 
Por eso, me animé a proponerle al señor Arzobispo el montaje de una oficina de comunicaciones y relaciones públicas que estableciera las políticas comunicacionales de la Arquidiócesis y propusiera las estrategias a seguir en este campo, convirtiéndose así los componentes de la comunicación y de las relaciones personales e institucionales en eje transversal de la pastoral arquidiocesana.
Como se pueden dar cuenta, llegué a la Curia no atraído, para nada, por la figura sacerdotal, sino más bien motivado por un reto profesional. En ese momento estaba convencido, como lo sigo ahora, de que la Iglesia no está siendo lo suficientemente amable, recursiva y creativa para entregar su mensaje evangelizador. Bien se anota en el documento final de la ‘V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe’ que tuvo lugar en 2007 en Aparecida, Brasil: “Es necesario comunicar los valores evangélicos de manera positiva y propositiva. Son muchos los que se dicen descontentos, no tanto con el contenido de la doctrina de la Iglesia, sino con la forma como ésta es presentada. Para eso, en la elaboración de nuestros planes pastorales queremos favorecer la formación de un laicado capaz de actuar como verdadero sujeto eclesial y competente interlocutor entre la Iglesia y la sociedad, y la sociedad y la Iglesia…”
Estuve al frente de la Delegación durante ocho años, tiempo suficiente para que se desarrollara, en equipo, una gestión de marcada influencia y reconocimiento no sólo local, regional y nacional, sino también internacional. En 2005 participamos en el Congreso Internacional de Oficinas de Comunicación de la Iglesia, organizado por la Universidad de la Santa Cruz, en Roma; allí, entre más de cien propuestas de ponencias de procesos de comunicación eclesial, fuimos seleccionados junto con otros 19 países, de diferentes lenguas, para presentar la experiencia de comunicaciones en la Arquidiócesis de Barranquilla.
Ya para esta época oía llegar a mi corazón, aun salpicada por los ruidos del mundo, la voz de Cristo que me llamada al sacerdocio. Y comencé a considerar esta posibilidad. La decisión no era fácil, pues me estaba yendo muy bien en mi trabajo; además, recibía propuestas interesantes de trabajo como la de Piedad de Caiaffa para que asumiera la oficina de protocolo en la administración de su esposo el Alcalde de Barranquilla Humberto Caiaffa; o la de Elizabeth de Rodado para que liderara la Oficina de Comunicaciones o Gestión Social en la Gobernación del Atlántico durante la administración de su esposo Carlos Rodado.
Sabía que para dar cualquier paso vocacional tenía que orar, pero inicialmente no creí que tenía que orar tanto. Fueron casi cinco años de discernimiento, en los que incluí unos retiros espirituales de silencio de una semana completa en el Foyer de Charité, una casa de retiros en el Valle del Neusa cerca a Zipaquirá. Allá viajé, durante 5 años; salía de mi casa el 25 de diciembre para comenzar mi retiro anual de silencio hasta el 1º de enero. Pero nada, no me atrevía a dar el paso. Quizás era temor a lo nuevo o a desacomodarme.
Un acontecimiento que sirvió para subir un escalón en mi decisión, ocurrió en 2006, una semana después de la ‘Catedratón’ de ese año. Presenté un cuadro de salud muy particular: el potasio se me bajó a un nivel incompatible con la vida; sin embargo, el corazón, que es el primer órgano afectado en estos casos antes de presentarse la muerte, no se afectó en lo más mínimo. Una vez nivelado el potasio en mi organismo, recuerdo que el internista, al entrar en la habitación de la clínica y verme con la camándula en la mano, me dijo: “Veo que usted es un hombre religioso. Piense qué quiere Dios de Usted, porque acabamos de tener una junta médica y no encontramos una explicación clara a su caso.” 
Nuevamente pensé en el sacerdocio, pero otro acontecimiento ‘profesional-pastoral’ me desconcentró. Esta vez era la celebración del centenario de la Conferencia Episcopal de Colombia, programado para el año 2008. Para este acontecimiento le pidieron al Arzobispo nuestra asesoría y acompañamiento en comunicaciones, así que durante todo el año 2007 estuve viajando continuamente a Bogotá. Pero en diciembre de ese año, finalizados todos mis compromisos tanto en Barranquilla como en la capital del país, el Espíritu Santo hizo su parte y me empujó hasta el despacho arzobispal.
Monseñor Rubén se sorprendió gratamente con mi solicitud de querer tener una experiencia vocacional para definir si realmente lo que yo estaba sintiendo era un llamado Divino para ser sacerdote. Como era diciembre, me dijo que me fuera para el retiro del Foyer de Charité con la única intención de escuchar al Señor sobre mi vocación y que a mi regreso me pusiera en contacto con el padre José Tobías De la Cruz, para que me acompañara espiritualmente en el descernimiento.
Ese año organicé todos mis asuntos económicos pendientes y hablé con mis hermanos y mis padres, quienes manifestaron su felicidad por mi decisión. Fue un año muy congestionado por el centenario de la Conferencia Episcopal y por la elección, en el mes de agosto, de monseñor Rubén como presidente del episcopado colombiano. Me comenzó a inquietar el silencio del Arzobispo y en septiembre, lo abordé pues no me había definido nada. Él, muy paternalmente, me dejó saber que le inquietaba mucho lo que podía pasar con mis padres ya ancianos, teniendo en cuenta que gracias a mi trabajo ellos, en la parte económica, dependían en gran medida de mí. A lo que le respondí: “Mis hermanos me apoyarán haciendo los esfuerzos que sean necesarios para velar por mis padres, pero si este llamado que siento no es de Dios, tenga la seguridad, Excelencia, que el mismo Señor me regresará a mi vida laboral para atender a mis padres.” Creo que estas palabras lo terminaron de convencer, porque de inmediato me dijo: “Entras al seminario en noviembre.”

A partir de allí, el Señor comenzó a hablarme de mil maneras… Una muy importante para mí, porque estaba relacionada con mis padres, sucedió pocos días después de saberse que yo ingresaría al seminario. Una gran amiga, un día llegó a la Curia y en la oficina de administración preguntó si era verdad que yo ingresaría al seminario, y cuando le dijeron que sí, ella dijo que se encargaría de gestionar, durante el tiempo de mi formación, el pago de la EPS a la que yo estuviera afiliado. ¡Y cumplió su promesa! Por eso ni a mí ni a mis padres nos faltó nada en el campo de la salud mientras estuve en el seminario. De hecho, mi viejo, en sus últimos días de vida terrenal tuvo todas las atenciones médicas que le permitieron una muerte digna; así mismo, mi madre ha sido muy bien atendida médicamente en su maravilloso proceso del cáncer.
A groso modo estas líneas encierran algunos aspectos de mi testimonio vocacional. El resto, que son muchísimos detalles que reflejan el amor de Dios, seguirán guardados en mi corazón.
Quiero terminar retomando las palabras de Benedicto XVI en la última parte del numeral 7 de su ‘Carta a los Seminaristas’ del mundo. Dice el Papa:
“Puede que sea difícil reconocer los elementos comunes del futuro enviado y de su itinerario espiritual. Precisamente, por eso, el seminario es importante como comunidad en camino por encima de las diversas formas de espiritualidad… El seminario es el periodo en el que uno aprende con los otros y de los otros. En la convivencia, quizás a veces difícil, debéis asimilar la generosidad y la tolerancia, no simplemente soportándoos mutuamente, sino enriqueciéndoos unos a otros, de modo que cada uno pueda aportar sus cualidades particulares al conjunto, mientras todos servís a la misma Iglesia, al mismo Señor. Ser escuela de tolerancia, más aún, de aceptarse y comprenderse en la unidad del Cuerpo de Cristo, es otro elemento importante de los años de seminario.” 


Sea esta la oportunidad para agradecer a Dios por su bondad infinita para conmigo; al Arzobispo Rubén Salazar, por abrirme las puertas a esta maravillosa experiencia con Dios; al Arzobispo Jairo Jaramillo, por su afecto manifestado en todo momento que me llena de gozo y seguridad; a monseñor Tamayito y a monseñor Luis Nova, por su cercanía y cariño; a los padres formadores, por su acompañamiento; a los padres que me han acompañado en la dirección espiritual; a la querida psicóloga del seminario que me ayuda a darle orden a mis pensamientos y sentimientos; al personal administrativo y de servicios generales del seminario, por su gentileza; al personal de la curia arquidiocesana, siempre amigos; a mi familia, que me acompaña con alegría en esta hermosa aventura; a mis benefactores, por su generoso apoyo; a mis compañeros de colegio y universidad, porque permanecen; a mis colegas comunicadores y periodistas, por tantas manifestaciones de afecto; a tantos y tantos que, aun sin conocerme personalmente, oran por mí; y a todos mis queridos hermanos seminaristas por la acogida que me han brindado, la cual me hace sentir muy joven a mis 43 años de edad y que me hace reconocer que Dios llama cuando le da la gana. ¡Reciban todos mi bendición!

  • Peter Andres Pachon Santodomingo Padre Jaime te felicito de corazon, todo lo que haz dicho es un maravilloso relato de tu vida que sirve de jemplo para muchas personas, fui testigo de muchos de esos momentos en tu vida profesional y me alegra grandemente verte a estas alturas convertido en un sacerdote de la iglesia. espero verlo pronto. que Dios lo bendiga siempre! un abrazo.
  • Vanessa Silva Que hermoso relato. Me encanto. Dios re bendiga enormemente
  • Germán Hennessey Noguera Jaime, relato de vida. Me alegra haber sido parte de un proceso que a mi me hizo sentir que tenías la vocación; de manera que me alegra dar hoy Buenas Nuevas con tu vida en la fe, para felicidad de todos quienes te conocemos y en especial de quienes tendrán la felicidad de compartir tu fe y recibir tu sabia guía espiritual, siempre bajo el manto protector de Dios. Este sábado oraremos desde aquí por tí, mi querido amigo.
  • Juan Avila Felicidades hermano. Leì todo y me pareciò maravilloso. No puedo acompañarte fìsicamente pero estarè orando por tì en el momento de tu ordenaciòn. Abrazos y èxitos.
  • Marisol Burgos de Florez De tu vocación, sobran las palabras. Son las acciones las que nos dicen que eres realmente un hombre de Dios y lo demostraste como fiel servidor laico y lo seguirás manifestando ahora como sacerdote. Te doy gracias por que, gracias a ti y valga la red...Ver Más
  • Ximena Suarez Gracias, muchas gracias por compartir tan bello testimonio. Un gran llamado a la reflexión para incluir en todas nuestras decisiones a la voluntad de DÍOS, perfecta, sabía y en su Kairos. Que Dios continúe guiando su camino y el de muchas vocaciones pa...Ver Más
    Hace 5 horas a través del celular · Me gusta
  • Fernando Leon Manosalva Cristo es el mejor camino, no hay otro igual. Muy buena decisión la de ser portador de las Buenas Nuevas de Salvación.
  • Wilber José Fábregas Molina Conozco de cerca tu personalidad. Aporte un grano de arena en tu formación profesional y cumpliste con los procesos .Que orgullo que uno de quienes fueron mis estudiantes haya escogido el camino de ser un mensajero de Dios. Seguirás siendo el comunicador ejemplar que todos conocemos. Un abrazo y felicitaciones.
  • Katherine Armella Amen Jaime. Leyendo tu post muy inspiracional apenas abri Los ojos esta mañana sin levantarme de la cama (cosa particular porque yo no veo FB sino en las noches). Continuare mi dia pensando en el amor de Dios. Gracias por compartir tu historia. Mil bendiciones.
    Hace 4 horas a través del celular · Me gusta
  • Alexandra Bolaño Pantoja Bello testimonio Jaime y que bueno empezar el día leyendo este mensaje, gracias por compartirlo y es ese talento de buen comunicador ademas de otras muchas virtudes y fortalezas por lo que estoy segura tu camino en el sacerdocio es muy afortunado y de bendiciones para todos y todas las personas que te rodean. Fuerte abrazo y gozo con esta bella y nueva etapa de tu vida.
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  • Alberto Martinez Jaime, por alguna razón que parece tan inexplicable como algunos de los pasajes que narras, siento que entré más bendiciones alcanzas, más llenos de gracia estamos tus amigos. Eres como ese puente de amor que entre todos construimos para que un día nos abran los dindeles.
    Hace 4 horas a través del celular · Me gusta · 1
  • Alfonso Eduardo Hermosa tu primera epístola, padre Jaime Marenco.
  • Luis Fernando Lagares Daza Excelente testimonio de vida. Te felicito por tu valentia y pasión para afrontar la vida sacerdotal y haré todo lo posible por acompañarte este sábado por la mañana.
  • Ana Maria Cañavera Jaime , Buen Dia, siempre te recuerdo con mucho cariño, eres un valiente y te admiro mucho , espero estar contigo el sabado!!!!
  • Maria Luz Salazar Jaime, que testimonio mas lindo. ya mañana el SEÑOR te sigue bendiciendo. muchas felicitaciones. recibe un abrazo lleno de cariño.
  • Parroquia Torcoroma Barranquilla Que testimonio tan hermoso, me llega al corazón, estamos llenos de gozo, mañana será el dia más especial, recibirás la ordenación sacerdotal y nos complace leer en tu testimonio vocacional, que tu reencuentro con el Señor sucedió en nuestra Parroquia T...Ver Más
  • Patricia Grau LINDO EL TESTIMONIO JAIME....NOS LLENA DE MUCHA ALEGRIA EL CAMINO QUE TOMASTE....RECIBE MUCHAS BENDICIONES POR PARTE DEL SEÑOR...PARA QUE TU VIDA ILUMINE...ERES UNA PERSONA MUY ESPECIAL....TE QUEREMOS ....UN ABRAZO.
  • Aida Margarita Hernandez Era necesario que contaras la historia y lo hiciste como el mejor.
  • Edgar Beltrán Rubio Hola Jaime, que excelente testimonio de vida, digamos que yo viví desde la ventana muchos de esos momentos tuyos, me hiciste parte de algunos de tus proyectos y hasta ayudaste a mi amiga Maria Luisa Geney Buelvas una vez, en sus tiempos de angustia po...Ver Más
  • Carlos Ramos Maldonado Jaime (no sé si llamarte padre, porque en la comunidad Salesiana me acostumbré a conocer a los sacerdotes como amigos y llamarlos por su nombre), estoy seguro que el camino que Dios te ha abierto es para el bien tuyo y de tu familia, pero sobre todo del periodismo y la sociedad, de todos los que te necesitamos ahí como guía espiritual. Este testimonio tuyo nos llena de gozo. De Don Bosco aprendí a ser "buen cristiano y honesto ciudadano", y a ser solidario. Tú, buen amigo, serás nuestro consejero espiritual, de todos los periodistas, y veedor ético de las comunicaciones.
  • Andrew Cantillo fELICIDADES JAIME!!! ESTOY SEGURO QUE DIOS TE ACOMPAÑARÁ EN ESTA NUEVA ETAPA DE TU VIDA. UN ABRAZO
  • Mildred Granados El sabio controla sin autoridad, y enseña sin palabras; él deja que todas las cosas asciendan y caigan, pero no interfiere, da sin pedirle, y está satisfecho. Dios te hará mas sabio con su amor y bendición, felicidades en tu nuevo camino; un abrazo querido amigo
  • Claudia Sarmiento Rojas Para Dios no existe ni tiempo ni espacio, solo espera la disposición de nuestro corazón para obrar y hacer de nosotros como El quiere, te felicito haber sido obediente y seguir su llamado para bendición tuya y de todos los que te conocemos.
  • Luis Ernesto Ruiz Dios como pasa el tiempo querido amigo aun recuerdo nuestras charlas después del almuerzo cuando nos encontramos en la conferencia, y hablamos de la vida sacerdotal, hoy veo los sueños cumplidos en tus palabras y tu vida, que el Dios de la vida siempre te acompañe y Maria señora de la navidad te bendiga un abrazo grande te acompaño con la oración y comparto tu felicidad.
  • Edna Cuellar Silva Me hiciste llorar Jaime...!.. que bendición y que gozo leer un testimonio tan hermoso de lo que Dios hace con una vida que se entrega completamente... mañana habrá rumba en el cielo!!!...
  • Sarita Caro Hola Padre Jaime: Los cursillistas de Barranquilla estamos alegres, contamos con un servidor de la Iglesia, que tambien es parte de nuestro Todos estamos llamados a servir en la Iglesia, llevar el mensaje de la salvación a todos los hombres y de implan...Ver Más
  • Luis Manuel Perez Este tipo de cosas, son las que nuestros jovenes en las parroquias, como los que ya tienen una profesión deben escuchar y leer, como Dios actúa en la vida de alguien, y Él le pide a uno que lo deje todo, y uno es capaz de dejarlo todo por Él, se que es...Ver Más
  • Sarita Caro Hola Padre Jaime. que hermosa experiencia de vida. El Señor le ha llamado a servirle en su Iglesia; misterioso llamado de adhesión a El. El Movimiento de Cursillos de Cristiandad Secretariado de Barranquilla esta alegre, porque un dia usted le dijo al Señor en su cursillo 94:" Cristo cuenta conmigo". Oramos por usted.
  • Gloria Villa Que Dios te siga bendiciendo grandemente Jaime, Un abrazo fuerte.
  • Hortensia Marenco Vergara ¡BENDITO SEA EL SEÑOR!. ¡BENDITO TÚ, JAIME, POR ESTAR CON NOSOTROS!
  • Luis Ignacio Montejo Oñoro Mi querido Monseñor, va usted camino a los Altares!!!
  • Hugo Alberto Diazgranados Armenta YA TENGO PALANCA CON EL DE ARRIBA!!!!!!!
  • Sarith Isabel Orozco Amaya HERMOSO TESTIMONIO DE VIDA... QUE HERMOSO TODO LO QUE HA SUCEDIDO EN TU VIDA, QUE DIOS SIGA LLENANDO TU ESPÍRITU DE SU AMOR DE SU NOBLEZA Y DE SU MISERICORDIA, ES UN LLAMADO MARAVILLOSO, YO TE FELICITO , POR QUE ME SIENTO TAN ORGULLOSA , ES PARA MI UNA...Ver Más
  • Carlos E. Martinez D Hola jaime, aunque he conversado contigo solo unas pocas veces ten considero una persona especial, me agrada que personas como tu que han mirado la vida desde varias orillas, hagan parte de nuestros pastores. Que Dios te bendiga y la Virgen guié este camino que inicias, que estoy seguro va a ser muy provechoso para nuestra amada iglesia. Ahh hoy me caes mejor por que veo que somos AMERICANISTAS, yo soy promoción 79, no creo tu..
  • Luis Emilio Rada Conrado Qué bueno Jaime… con buena letra, con el sentimiento de la gente buena. No dudo en que en ti tendremos uno de los sacerdotes más preparados y comprometidos de la Iglesia Católica.
    Me quedé con el tiquete comprado, porque tenía un compromiso en Bogotá, pero DIOS sabe cómo hace sus cosas.
    Yo quería estar en esa ceremonia, pero no era posible. Y al final, todo se dio para poder acompañarte. Será un placer darte un abrazo, ya como sacerdote.
    DIOS te proteja Jaime. Eres un gran amigo.
    RADAR,luisemilioradaconrado
  • Daniel Cantillo Cabrera Que Hermoso testimonio,Bendiciones y Bienvenido al Colegio Presbiteral querido hermano.

3 comentarios:

  1. jaime, ha sido muy enriquededor y gratificante ver todo tu proceso. Hoy m

    e emocioné mucho al verte llegar y durante la ceremonia. Dios Todopoderoso te bendiga, te guie y te fortalezca en este camino de servicio que has elegido.

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  2. Bendiciones para San Jaime Bendito y felicitaciones por su opción de vida. Consagrarse al servicio de Dios en el Sacerdocio es un acto de fe y de VALENTÍA.

    Padre Jaime: Jesucristo Buen Pastor que le llamó y la Sma. Virgen María, que le ha acompañado y protegido desde el principio le darán la gracia de permanecer firme y fiel en su Vocación hasta el final.

    Dios bendiga su bella, delicada y noble labor apostólica!!!

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  3. Jaime, un ejemplo de vida.
    Lo apreciaré siempre. Chévere que seas su hermana.
    RADAR,luisemilioradaconrado
    Pd: Edgar, bien por esa. L

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