miércoles, 18 de noviembre de 2009

Mes sin Armas en Colombia, desde el 7 de diciembre



COLOMBIA APLICARÁ MES SIN ARMAS DESDE EL 7 de DICIEMBRE.

*La medida comenzará a regir desde el 7 de diciembre y se extenderá hasta el 7 de enero.

Tras la propuesta formalizada por el presidente de la Federación Nacional de Departamentos, Eduardo Verano De la Rosa, en el sentido que se aplique la restricción temporal del porte de armas en todo el país, los gobernadores aprobaron hoy la adopción de programas de desarme.

Durante la cumbre de mandatarios seccionales que se cumple en la ciudad de Manizales el gobernador del Atlántico hizo una presentación en la que destacó los resultados obtenidos en su departamento, con la implementación en septiembre pasado del Mes sin Armas, que permitió una reducción de los homicidios del 18 por ciento.

Subrayó que se requiere la adopción de esta clase de medidas para entronizar en los colombianos una cultura de la no violencia, de tal suerte que no se tenga que acudir a las acciones de hecho para resolver los problemas.

Los gobernadores coincidieron en que las armas y sus municiones han generado y potenciado diferentes formas delincuenciales y tienden a perpetuar las situaciones de conflicto. “La disponibilidad de armas destruye el tejido social y desestimula las transacciones por consenso”, señalaron.

Igualmente plantearon que la violencia armada aumenta la pobreza e impide el desarrollo, debilita las instituciones democráticas e impide su presencia efectiva en el territorio nacional.

Se acordó que en los diferentes departamentos el Mes sin Armas irá del 7 de diciembre próximo al 7 de enero y se aplicará de acuerdo a las circunstancias de cada sección del país.

LA DECLARACIÓN

El texto de la declaración conjunta de los gobernadores del país, a través de la Federación Nacional de Departamentos, sobre la prevención de la violencia generada con las armas de fuego, es el siguiente:

El porte, la tenencia y el uso de armas pequeñas y ligeras juegan un rol definitivo en la vulneración y reducción de la seguridad humana, en la violación de los Derechos Humanos y, en contextos de confrontación interna, en infracciones al Derecho Internacional Humanitario

El uso de armas pequeñas y ligeras contribuye a aumentar los índices de homicidios, secuestros, masacres, y muchas otras expresiones de violencia como el desplazamiento forzado, y los delitos sexuales.

Colombia sigue siendo uno de los países que más sufre las consecuencias del porte, tenencia y uso, legal e ilegal, de armas pequeñas y ligeras. En últimos 28 años Colombia ha superado siempre la tasa de 30 homicidios por cada 100.000 habitantes. La Organización Mundial de la Salud cataloga como epidemiológica una tasa superior a 10 homicidios por cada 100.000 habitantes. Casi el 80% de los homicidios son cometidos con las armas pequeñas y ligeras.

En 2008, se cometieron 15.251 homicidios de los cuales 10.820 fueron cometidos con armas de fuego. De ellos 6.029 sucedieron en tan solo 5 departamentos. Por cada mujer víctima de homicidio por arma de fuego, 12.5 hombres murieron por la misma causa en ese año.

Sin embargo, la situación en Colombia ha mejorado. En los últimos años ha habido un descenso significativo en las tasas de homicidios, secuestros, desapariciones forzadas, masacres y desplazamiento forzado.

La lucha contra la violencia es posible y rentable. La eliminación de las armas de fuego de nuestra sociedad debe ser una meta. En distintas zonas del país se ha demostrado que la suspensión general de los permisos de porte durante algún tiempo supone una reducción drástica e inmediata en las tasas de homicidios y lesiones personales. De igual forma, las campañas pedagógicas y las jornadas de desarme voluntario han tenido efectos positivos en nuestras comunidades.

El Desarme es aún más pertinente en el propósito de enfrentar la delincuencia juvenil, la formación de bandas y pandillas.

LO QUE RESOLVIERON LOS GOBERNADORES

Reconociendo esa realidad, los Gobernadores de los Departamentos de Colombia, reunidos en Manizales hemos resuelto:

Promover una cultura de paz, mediante acciones concretas que reduzcan las agresiones con armas de fuego.

Adoptar programas de desarme que consideren un cambio cultural, dirigidos a reducir el uso y demanda de las armas de fuego y su percepción como factores de provisión de seguridad.

Comprometernos a trabajar con el Gobierno Central, la Sociedad Civil, la academia, en especial con el Observatorio de Armas de la Universidad del Rosario, y la Comunidad Internacional para reducir los efectos malignos de la violencia generada por armas de fuego.

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