Leamos a Humberto...
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@radareconomico1
¿Quién hace los “jingles”
políticos?
POR: HUMBERTO MENDIETA
¿Quién hace los jingles de las campañas? La
pregunta viene porque por estos días da la sensación que son los rivales en la
arena política, o peor aún, los enemigos, quienes los producen.
El asunto no es solo de mensajes torpes y
sin sustancia. Es que además son de mal gusto, de pésima melodía o de ritmos
copiados y obvios. Me refiero a esos jingles de los candidatos. Suenan en la
radio sin vergüenza ni pudor, pero eso sí, abundantes en lugares comunes.
Los ‘jingleros’, como se les llama a
quienes los producen, se van por el camino fácil de un vallenato remachado o
una champeta insulsa. De pronto cobran poco para poder estar en el mercado, o
no tienen materia gris para inventar algo que impacte y sea de su propia cosecha.
Es así como reguetones rellenos con frases
desentonantes impulsan candidaturas a todos los cargos. Puede uno presumir que
si el nivel gerencial, propositivo o de control político de los aspirantes a
cargos públicos y corporaciones es proporcional a la falta de imaginación de
los breves spots de las campañas, nuestro futuro seguirá siendo incierto y
caótico.
El objeto específico del jingle es
transmitir la información certera sobre un producto, con el fin de constituirse
en una publicidad de fácil recordación.
Consultamos al músico René Betancour sobre
el tema. Él afirma que el ofrecimiento musical creativo ha decaído en todos los
aspectos. Las agencias, que eran la parte decisiva de las campañas, tenían muy
bien enfocado hacia dónde se debería dirigir el mensaje. Hoy las cosas que se
escuchan son precarias a nivel de inventiva. Toman frases usadas o canciones
que han sido hits. Ya no hay lucida picardía para darle el toque mágico a un
jingle, el cual debe ser recordado por su calidad y enganche y debe ser fácil
de entender. Porque ni siquiera las repeticiones por sí solas producen
recuerdo. En parte las nuevas tarifas juegan un papel importante en este
momento del mercado, porque ahora están a ras del piso.
A su vez, el creativo Juan Carlos Rueda
considera que la pésima calidad, acompañada de mediocridad de los jingles se
debe a que ya no son hechos por publicistas a partir de un guión creativo o una
línea musical inherente a la campaña. Cualquiera hace un texto que escasamente
rima, con el nombre del candidato y un eslogan que se repite incesantemente. No
contratan buenos músicos, ni arreglistas, ni cantantes de calidad sino a
cualquiera que haga un sonsonete con un teclado. Además, se aferran a la
champeta de moda en vez de crear un tema original.
Recuerdo que hace cinco años se presentó en
el Jumbo del Country el dúo Ana y Jaime, como teloneros de Piero. Ellos
cantaron sus canciones de los 70 y la gente los aplaudió, pero el momento de
más éxito fue cuando Jaime, ‘jinglero’ profesional, entonó un par de clásicos:
“Top para la ropa” y “Renault, mi amigo fiel”. Todo el mundo los conocía y los
coreaba como himnos.
Para ilustrar al lector recordemos un buen
ejemplo de jingle, como es el del Centro Colombo Americano. Una melodía
pegajosa que es casi bailable. Lo de ahora, en política, es pacotilla.
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