lunes, 1 de noviembre de 2010

El porvenir de las ONG, por Pablo Gabriel Obregón Santo Domingo



La experiencia y la preparación de Pablo Gabriel Obregón le permiten hablar de muchos temas, y el viernes, en medio del Segundo Encuentro de ONG, deleitó al auditorio de Combarranquilla Country, al norte de la ciudad de Barranquilla al presentarnos su visión de lo que deben hacer estas organizaciones para salir adelante, para no depender todo el tiempo de los donantes.
El mundo se acostumbró a ver estas entidades con cierto recelo porque, a pesar de que hacen una labor altruista, constructiva, amorosa y le dan la mano a los más necesitados, a veces sus propios dirigentes fallan y como anota Obregón “la misión no es todo... también hay que financiarla”. Ellas les piden a la comunidad empresarial y al público en general que les ayuden a ayudar, pero en este Encuentro al que me refiero, aprendimos que pueden variar su estrategia.
Pablo Gabriel Obregón explicaba que las alianzas son claves y no se deben perder de vista…
Su presentación la tenemos aquí en el RADAR y consideramos que servirá muchísimo para que las ONG y sus líderes la estudien con tranquilidad, porque les puede aportar muchísimo.

LuisEmilioRadaC
Pd:



Barranquilla, octubre 29-2010

El porvenir de las ONG, por Pablo Gabriel Obregón Santo Domingo
Por Pablo Gabriel Obregón Santo Domingo

Antes de hablar del caso de la Fundación Mario Santo Domingo, quiero precisar algunos de los factores necesarios para que las ONG puedan ser sostenibles y realmente eficaces en su gestión social.
Apoyaré mis palabras en conceptos formulados por Miguel Ángel Cabra de Luna refiriéndose a fundaciones, pero cuyas ideas son aplicables a todas las ONG. 

Para mayor claridad, precisemos que utilizaré este nombre genérico que no existe en la legislación colombiana, para incluir las tres formas jurídicas que si están contempladas en la ley: asociaciones, fundaciones y corporaciones. Le pido paciencia a los que ya me escucharon hablar de esto en el Encuentro del año pasado en Santa Marta, porque me parece imprescindible plantearlo cuando el tema es la sostenibilidad, o sustentabilidad, dos palabras que se usan indistintamente.

Aunque el punto fuerte de las ONG es su enfoque social, su lado más débil frecuentemente es su administración, la que por lo tanto debe ser profesionalizada. Es más difícil conformar un buen cuerpo administrativo en una ONG que en una empresa, porque en sus integrantes deben coexistir valores que a veces pueden parecer contradictorios. El voluntarismo, la humildad, el trabajo desde el corazón y la actitud de gastar poco en administración para dedicar lo máximo a los beneficiarios, son elementos imprescindibles en el trabajo social. Pero, para ser sostenible, la administración de las entidades sin ánimo de lucro debe tener en cuenta los métodos empresariales y contar con una infraestructura y normas de operación mínimas. Eso si, sin nunca perder de vista los fines de interés general que son su razón de ser, para que la administración profesional no sea un fin en si mismo, sino un medio para mejor alcanzar un fin.


Una de las causas más frecuentes del fracaso eventual de muchas ONG es la desaparición del fundador, del apóstol de esa causa, cuyo liderazgo y carisma hacían fluir ingentes recursos para financiar las actividades. Es improbable que un programa genere, desde que comienza, los recursos para sostenerse. Pero es una ley de la economía de mercado, o una máxima darwiniana, si se prefiere: está sentenciada a muerte, tarde o temprano, aquella ONG en la que la mayoría de los programas o proyectos no son auto sostenibles… en el tiempo.  Se podrían salvar, si acaso, algunas ONG cuya dotación patrimonial es lo suficientemente importante para funcionar con parte de los rendimientos que esta produce, y eso solo si no se topan con alguno de los muchos reveses que la historia nos depara.  La misión no es todo... también hay que financiarla.


Esto me lleva a considerar el otro lado de la moneda: existe el riesgo de que una ONG olvide, sin darse cuenta, su razón de ser, que también es su ventaja competitiva. Se puede perder de vista la misión original de la ONG, esencialmente altruista, que es la razón de su existencia. Ante el reto de cómo pagar los gastos de hoy, pueden adquirir más importancia las actividades de consecución de recursos, o el desarrollo de servicios o productos que le produzcan ingresos, que la propia misión de dedicar todos los esfuerzos al bienestar de… llenen aquí el espacio con el nombre de sus beneficiarios y… no los olviden.
Como ven, no es fácil lograr el equilibrio entre la razón de ser de una ONG  y su sostenibilidad. Para complicar aun más la cosa, otro aspecto importante, también relacionado con la misión de las ONG, es que ésta no puede ser inmutable.  Las necesidades de la sociedad y, más particularmente, de sus integrantes más vulnerables, cambian con el tiempo. Aferrarse al pie de la letra a la misión original de la ONG, en estas circunstancias, quizás no llega a ser peligroso pero si resulta en un desperdicio de recursos y esfuerzos. Seguir haciendo lo que ya otro hace mejor es pura terquedad. 



Para darles un ejemplo: entre sus programas, la Fundación Mario Santo Domingo lleva 26 años haciendo préstamos a microempresarios que nunca eran atendidos por el sector financiero pero, mas recientemente, algunos bancos han entrado a este mercado. Nosotros seguimos haciéndolo porque los bancos todavía no están llegando bien a los más pobres empresarios del sector informal pero, el día que lo logren, debemos modificar lo que hacemos porque prestar dinero es labor fundamental de los bancos, no nuestra. Buscaremos entonces otras formas de mejorar la calidad de vida de los colombianos más pobres.
Un elemento fundamental para la supervivencia, ya no solo de una ONG, sino de todo el sector, es la transparencia en los actos y objetivos de la ONG.  Hay que decir que "las fundaciones rigurosas, serias en su actuación, no deben temer rendir cuentas o abrir sus puertas a la sociedad... para evitar que en la opacidad puedan obtener provecho quienes realmente no están dispuestos a aceptar las reglas del juego o pretenden actuar de forma abusiva...  Son ellas, en definitiva, las que deben abogar por una clara autorregulación, exigiendo el escrupuloso cumplimiento de la ley...  A toda costa deben evitarse situaciones de fraude o corrupción, que si a alguien perjudican es, en primer lugar, a las propias fundaciones." (Miguel Ángel Cabra de Luna). Ésta es, además, la única forma de evitar que los gobiernos se crean forzados a adoptar regulaciones que, por controlar a algunos pocos, obstaculizan las acciones de la mayoría. O, peor aun, que utilicen la excusa de los abusos de esos pocos para, de un tajo, agruparnos a todos como delincuentes y desvirtuar nuestra labor.


Ahora bien, debemos reconocer que ninguna ONG (ni el estado, ni cualquier otro tipo de organización, ni mucho menos un individuo) puede cumplir sola todos los objetivos que, en el marco de su misión, las necesidades de la sociedad moderna demandan de ella. Si uno persiste en hacer solitariamente lo que requiere de otros apoyos, también pone en peligro su sostenibilidad.
Las alianzas son entonces imprescindibles. Las ONG que desarrollan actividades, tanto similares como complementarias, deben buscar sinergias para cubrir, en espacio y en servicios, la mayoría  de la población objetivo. Pero también deben unir esfuerzos con las entidades gubernamentales que desarrollan programas en su mismo campo de acción. Lo que es más, las ONG deben también crear alianzas con organizaciones, gubernamentales o no, por fuera de su país de origen. Sobra decir que el Estado también tiene el deber de buscar como potenciar el cumplimiento de sus compromisos con la ciudadanía, apoyándose en nuestras organizaciones. Las organizaciones multilaterales y otras instituciones con sede en los países más desarrollados, por su parte, también tienen el deber de apoyar activamente las acciones de las entidades que trabajan para ayudar a los más vulnerables a llevar una vida digna.

He dicho que las ONG que desarrollan actividades, tanto similares como complementarias, deben buscar sinergias. Pero es relativamente común escuchar quejas al estilo de “es el colmo que la fundación x (aunque tenga programas distintos) se esté metiendo en mi área de influencia” o “yo fui el que se inventó ese programa y ahora esa ONG me lo viene a copiar”. Para serles franco, eso yo no lo entiendo porque la lógica me dice que competir es una necesidad cuando hay mucha oferta y poca demanda por nuestros productos o servicios y, en el área de la inversión social lo que hay es mucha demanda y nunca suficiente oferta. Aquí la única competencia que vale es la de competir por hacer las cosas siempre mejor... y esa es con nosotros mismos. Quiero insistir en esto: las necesidades son tan grandes y los recursos disponibles tan limitados que solo debemos pensar en sumar esfuerzos mediante alianzas para lograr un mayor impacto.

1 comentario:

  1. Muy buen artículo, espero que el Dr Obregón continué con esta dinámica enseñándonos desde su amplia experiencia.

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