martes, 26 de febrero de 2013

Estancamiento industrial y bajo rendimiento económico Por Jairo Parada



Estancamiento industrial y bajo rendimiento económico
Por Jairo Parada
 
La reciente decisión de la Junta Directiva del Banco de la República de bajar la tasa de intervención al 3,75%, es un claro reconocimiento del cambio en la coyuntura económica nacional, después de varios años de expansión económica, dado que el crecimiento industrial del año pasado fue nulo.

Según el Dane, de 49 subsectores industriales, solo 19 lograron tasas positivas.
La revaluación del peso, la recesión de Europa, el lento crecimiento norteamericano y la pausa del crecimiento chino, han sido factores que han frenado la dinámica exportadora, reduciéndola prácticamente al sector minero. 

En Colombia, las tasas de interés se rigen por el mercado, luego el Banco de la República lo que hace es fijar un piso a la tasa de interés como señal a los sectores financieros, los cuales, de acuerdo a la estructura del mercado, pueden proceder a responder a estos incentivos. A pesar de lo anterior, siempre transcurre un tiempo para que la baja sea asimilada por los intermediarios financieros, los cuales operan con un margen de intermediación muy alto, y dada su estructura oligopólica, se demoran en hacer algún descenso en las tasas activas.
Lógicamente, las tasas que les pagan a los depositantes, las pasivas, las bajan casi de inmediato.
El impacto de las medidas monetarias ayuda a la recuperación del consumo y la inversión, especialmente en el alicaído sector de la construcción a nivel nacional, trata de disminuir el atractivo de la llegada de capitales y alivia el déficit del Banco de la República, agravado por la compra de dólares. Pero desde el punto de vista macroeconómico todos sabemos que el impacto de estas medidas es limitado.
En la medida en que el estancamiento se profundiza, el fenómeno de la trampa de liquidez explicado por Keynes se profundiza, tal como sucede hoy en Japón y Estados Unidos. El dinero se amontona en reservas de caja, hay temor para invertir y solo hay especulación financiera. Por ello, el rol decisivo pasa ahora a la política fiscal expansiva.
No es el tiempo para la austeridad fiscal como se predica en Europa, sino todo lo contrario.  Los problemas de Estados Unidos se explican por el atolladero del Congreso a la expansión del gasto en infraestructura, inversión en innovación y políticas de empleo.

Sin embargo, a pesar que el Gobierno alega que su nivel de ejecución es de un record histórico, las dudas surgen cuando se miran las cifras de ejecución en materia de inversión pública.

Nadie entiende cómo el gobierno mantiene $22 billones en caja en un país lleno de necesidades. La discusión sobre las regalías y los ineficientes OCAD, reveló que la plata se amontonaba  en TES pero poco se ejecutó el año pasado. 
En Hacienda Pública hay que distinguir entre ejecución pagada y ejecución por compromiso de recursos. El impacto económico de la inversión pública sólo ocurre cuando los proyectos se  ejecutan pagándolos, no sólo cuando se comprometen los recursos.  Por ello, las cifras de ejecución se miran con escepticismo. 
Sin duda, el presente año será decisivo para la misma reelección del Gobierno que todos sabemos busca. Hasta ahora, las cifras económicas trabajan en su contra. Menos retórica y más resultados piden los ciudadanos.

Jairo J. Parada Corrales
Economista, PhD.
Barranquilla-Colombia
Celular 311-650-0550
Phone and fax: 57-5-3557657

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