Estancamiento
industrial y bajo rendimiento económico
Por Jairo Parada
La reciente decisión de la Junta Directiva del
Banco de la República de bajar la tasa de intervención al 3,75%, es un claro
reconocimiento del cambio en la coyuntura económica nacional, después de varios
años de expansión económica, dado que el crecimiento industrial del año pasado
fue nulo.
Según el Dane, de 49 subsectores
industriales, solo 19 lograron tasas positivas.
La revaluación del peso, la recesión de Europa, el
lento crecimiento norteamericano y la pausa del crecimiento chino, han sido
factores que han frenado la dinámica exportadora, reduciéndola prácticamente al
sector minero.
En Colombia,
las tasas de interés se rigen por el mercado, luego el Banco de la República lo
que hace es fijar un piso a la tasa de interés como señal a los sectores
financieros, los cuales, de acuerdo a la estructura del mercado, pueden
proceder a responder a estos incentivos. A pesar de lo anterior, siempre transcurre
un tiempo para que la baja sea asimilada por los intermediarios financieros,
los cuales operan con un margen de intermediación muy alto, y dada su
estructura oligopólica, se demoran en hacer algún descenso en las tasas
activas.
Lógicamente, las tasas que les pagan a los
depositantes, las pasivas, las bajan casi de inmediato.
El impacto de las medidas monetarias ayuda a la
recuperación del consumo y la inversión, especialmente en el alicaído sector de
la construcción a nivel nacional, trata de disminuir el atractivo de la llegada
de capitales y alivia el déficit del Banco de la República, agravado por la
compra de dólares. Pero desde el punto de vista macroeconómico todos sabemos
que el impacto de estas medidas es limitado.
En la medida en que el estancamiento se profundiza,
el fenómeno de la trampa de liquidez explicado por Keynes se profundiza, tal
como sucede hoy en Japón y Estados Unidos. El dinero se amontona en reservas de
caja, hay temor para invertir y solo hay especulación financiera. Por ello, el
rol decisivo pasa ahora a la política fiscal expansiva.
No es el tiempo para la austeridad fiscal como se
predica en Europa, sino todo lo contrario. Los problemas de Estados
Unidos se explican por el atolladero del Congreso a la expansión del gasto en
infraestructura, inversión en innovación y políticas de empleo.
Sin embargo, a pesar que el Gobierno alega que su
nivel de ejecución es de un record histórico, las dudas surgen cuando se miran
las cifras de ejecución en materia de inversión pública.
Nadie entiende cómo el gobierno mantiene $22
billones en caja en un país lleno de necesidades. La discusión sobre las
regalías y los ineficientes OCAD, reveló que la plata se amontonaba en
TES pero poco se ejecutó el año pasado.
En Hacienda Pública hay que distinguir entre
ejecución pagada y ejecución por compromiso de recursos. El impacto económico
de la inversión pública sólo ocurre cuando los proyectos se ejecutan
pagándolos, no sólo cuando se comprometen los recursos. Por ello, las
cifras de ejecución se miran con escepticismo.
Sin duda, el presente año será decisivo para la
misma reelección del Gobierno que todos sabemos busca. Hasta ahora, las cifras
económicas trabajan en su contra. Menos retórica y más resultados piden los
ciudadanos.
Jairo J. Parada Corrales
Economista, PhD.
Barranquilla-Colombia
Celular 311-650-0550
Celular 311-650-0550
Phone and fax: 57-5-3557657
No hay comentarios:
Publicar un comentario