miércoles, 9 de marzo de 2022

EE. UU. endurece su respuesta al frenar compra de petróleo a Rusia

Estados Unidos y otros aliados les están apretando las clavijas a Rusia.

No están de acuerdo con lo que está haciendo Putin con el pueblo y gobierno ucranianos. 

“Con el anuncio de este martes del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, de suspender la compra de petróleo y gas ruso, Moscú quedó aún más golpeada por las sanciones económicas que le ha impuesto Occidente y generó un movimiento geopolítico en la región que podría afectar de manera directa a Colombia.

Antes de anunciar el freno total de la importación de petróleo y gas de Rusia, Estados Unidos confirmó que varios de sus funcionarios viajaron a Venezuela con la intención, entre otras cosas, de conversar sobre recursos energéticos”.

Así están las cosas…

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EE. UU. endurece su respuesta al frenar compra de petróleo a Rusia

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, busca aliados luego de prohibir la compra de petróleo ruso en su territorio.

Es otro mecanismo de presión por la invasión a Ucrania.

El petróleo es la reina en lo que parece un ajedrez: un recurso clave que juega a favor o en contra de los protagonistas del conflicto y que mueve las fichas de Washington y sus intereses en Caracas.

Con el anuncio de este martes del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, de suspender la compra de petróleo y gas ruso, Moscú quedó aún más golpeada por las sanciones económicas que le ha impuesto Occidente y generó un movimiento geopolítico en la región que podría afectar de manera directa a Colombia.

Antes de anunciar el freno total de la importación de petróleo y gas de Rusia, Estados Unidos confirmó que varios de sus funcionarios viajaron a Venezuela con la intención, entre otras cosas, de conversar sobre recursos energéticos. Pero el encuentro también podría apuntar a seguir cercando y aislando a Rusia de sus aliados estratégicos en este lado de la región.

Sin embargo, esa decisión de Biden se entiende como un reversazo político con el gobierno de Nicolás Maduro, a quien ha sancionado fuertemente desde 2019, cuando ambos países rompieron relaciones diplomáticas definitivamente tras el triunfo de Maduro en las elecciones presidenciales que EE.UU. calificó como un “fraude” ilegítimo.

La hostilidad entre ambos ha sido tal, que el gigante norteamericano acusó a Maduro de narcotráfico y alianzas con la extinta guerrilla de las Farc. Incluso, aún tiene vigente una recompensa de 15 millones de dólares por quien ayude a dar con su paradero.

Sin embargo, lo cierto es que dichas movidas “no hacen más que replicar una verdad de la política internacional que apunta a que los Gobiernos y sus dirigentes se comportan de acuerdo con sus necesidades”, analiza el experto en relaciones internacionales, Luis Fernando Vargas.

En ese panorama, Colombia es un peón al que los juegos en el tablero pueden afectarlo directamente por los más de 2.219 kilómetros de frontera que comparte con Venezuela.

Buena parte del Gobierno de Iván Duque se ha basado en la estrategia del “cerco diplomático” que pretende terminar con el gobierno de Maduro sin el uso de las armas. Pero, ¿Duque podrá seguir con ese discurso si Maduro encuentra alianzas con Biden?, eso es algo que aún está por verse y que se discutirá en la reunión que ambos jefes de Estado tienen planeada para este jueves en Washington.

De hecho, la vicepresidenta y canciller Marta Lucía Ramírez ya adelantó que ese será uno de los puntos que espera tocar Colombia en un intento por entender “los planteamientos” de Estados Unidos y sus intenciones con esa reunión.

“Estados Unidos nos necesita, así como nosotros lo necesitamos. Esta es una relación que se tiene que construir todos los días a partir del respeto y la confianza”, dijo Ramírez.

Por ahora, esa sanción económica de EE.UU. ya comenzó a mover a sus aliados. Reino Unido, por ejemplo, ya anunció que a finales de este año también dejará de importar petróleo ruso, una medida que dista de lo que puede permitirse Europa, “que actualmente es mucho más dependiente del petróleo y gas producidos por Rusia”, dice Andrés Camacho, experto en economía internacional y docente de la Universidad Externado.

Según cifras oficiales, las sumas de lo que importa EE. UU. corresponden a una dependencia de insumos energéticos rusos de apenas un 8%, mientras que Europa depende en un promedio del 40 %.

Y lo mismo ocurre entre Washington y Moscú. “Mientras que para Estados Unidos es perder una pequeña fracción de lo que importaba, Rusia pierde un gran cliente que se notará en las cifras”, añade Camacho. Solo para hacerse una idea, el país que dirige Vladímir Putin reportaba una pérdida del 70 % del volumen en sus contratos petroleros a principios de esta semana.

Mientras tanto, el mundo sigue expectante ante las reacciones de Putin y los movimientos de Occidente. Se sabe, según cifras de Acnur, que en estos 13 días desde que empezó la guerra más de 2 millones de ucranianos han tenido que salir de su país huyendo de los ataques.

Respeto a las cifras de personas fallecidas, la ONU ha contabilizado por lo menos 406 civiles asesinados, aunque estima que “pueden ser muchos más”. Cifras de Ucrania también hablan de por lo menos 11.000 soldados rusos asesinados desde que empezó la guerra.

Tras la invasión de Rusia a Ucrania, los países occidentales han tratado de castigar a la nación presidida por Vladimir Putin a través de sanciones económicas. Esto ha implicado, por ejemplo, cesar las compras del crudo producido en ese territorio, que bombea cerca de 11 millones de barriles promedio día (bpd).

De hecho, según agencias internacionales, el volumen de los contratos petroleros cayó un 70% para Rusia la semana pasada y podrían seguir mermando, toda vez que ya EE. UU. anunció que suspenderá las compras.

En este contexto, Joe Biden, presidente de EE. UU., ya habló de suavizar los bloqueos impuestos al petróleo de Venezuela desde 2019, de tal forma que pueda haber un sustituto para el hidrocarburo de origen ruso. No obstante, expertos del sector creen que el vecino país de Colombia no tendría la capacidad de cubrir ese vacío.

Según Bloomberg, Estados Unidos le compra un 8% de todo el crudo que consume a la nación euroasiática. Y, de acuerdo con métricas de la Agencia Internacional de Energía, los estadounidenses importan cerca de 500.000 barriles diarios provenientes de Rusia.

Con ello en mente, José Manuel Puente, economista y docente de la escuela universitaria IESA, de Caracas, dijo a este diario que la época más fuerte de producción en Venezuela fue en 1998, cuando se bombeaban 3,2 millones de barriles promedio día, un rendimiento que dista de los cerca de 700.000 barriles actuales. Por lo que, en el corto plazo, “este país no podría suplir el petróleo que está dejando de colocar Rusia”, agregó.

A ello se suma que la industria petrolera venezolana, tal como lo subrayó, ya no cuenta con las inversiones ni con el capital humano necesario para acelerar la exploración y producción.

“Es posible reivindicar la industria petrolera acá, pero eso requiere de algunos años, de captación de talento humano y de cuantiosos recursos que solo puede proveer EE. UU.”, enfatizó.

De otro lado, reconoció que su país podría ser relevante en el mercado petrolero si se levantan las sanciones y llega inversión a la industria.

Además, apuntó que EE. UU. estaría dispuesto a aportar capacidad técnica a través de multinacionales como Chevron, pero insistió en que todo esto tomará tiempo.

En línea con ello, Julio César Vera, presidente de la Fundación XUA Energy, explicó que Rusia bombea casi 11 millones de barriles promedio día, lo que indica que el vecino país de Colombia apenas podría sustituir el 6,36% del crudo que los rusos le proveen al mundo.

“Solo Arabia Saudita, y algunos otros países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), con un gran esfuerzo, podrían medianamente compensar una salida del mercado del petróleo ruso”.

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