A mi me gusta Acosta, porque estudia y analiza todos los ángulos. En este trabajo de hoy, sus referencias son más de 20. Pasa por el Dane, Planeación Nacional. La Andi, Analdex, la Junta Directiva del Banco de la República... y a todos les hace sus comentarios.
Obviamente, no deja de referirse al ministro de hacienda, Mauricio Cárdenas, quien es el responsable de que la economía colombiana se mantenga con una buena salud.
Así que si usted quiere enterarse de cómo se está moviendo la economía colombiana, pues... deténgase un momento y lea a Amylkar Acosta.
RADAR,luisemilioradaconrado
LAS
TENDENCIAS DE
LA
ECONOMÍA
Riohacha,
marzo, 30 de 2013
“Salvo
mi corazón todo está bien”
Eduardo Carranza
Amylkar
D. Acosta Medina
Miembro
de Número de la ACCE
UN
MAL SABOR
El
pasado jueves el Director del DANE Jorge Bustamante dio a conocer la tan
esperada cifra correspondiente a la tasa de crecimiento del PIB en el 2012 y su
revelación fue tan sorpresiva como sorprendente. Y no era para menos, habida
consideración que los distintos analistas y centros de estudios coincidían en
sus pronósticos, los cuales apuntaban a que el crecimiento de la economía
estaría muy por debajo del 4%. Hasta
el propio Gobierno finalizando el año anterior había revisado, aunque a
regañadientes, a la baja su meta del crecimiento del PIB del 4.8% inicial
hasta el 4%. Por su parte el Banco
de la República (B de la R), después de haber revisado a la baja su proyección
del crecimiento de la economía para el 2012 “con 4.3% como la cifra más probable”[1], se tornó aún más pesimista y consideró que “las nuevas cifras económicas
del cuarto trimestre de 2012 sugieren que el crecimiento para todo el año
podría ser inferior a 4%”[2].
Posteriormente, llegó a la conclusión que “para todo el año 2012 se estima un rango de pronóstico de
crecimiento anual del PIB entre 3.3% y
3.9%”[3],
siendo el más probable 3.6%”, muy
por debajo de su potencial de crecimiento,
que es del 4.5%. El Banco Mundial también metió basa en el asunto y bajó su
previsión del crecimiento de la economía colombiana para el 2012 desde el 4.7% hasta el 3.5%.
Qué fue lo que llevó a esta pifia
colectiva, en dónde estuvo la falla, qué impidió dar en el blanco de la cifra
que ahora divulgaba el DANE? Al tratar de descifrar este acertijo nos topamos
con un hecho que llama poderosamente la atención. El DANE había aplazado 8 días
la acostumbrada rueda de prensa para dar a conocer los resultados de la
economía en el 2012 y en el entretanto dio a conocer un boletín oficial según
el cual al revisar el crecimiento del tercer trimestre, que había dado a
conocer tres meses atrás, el mismo había pasado del 2.1% al 2.7%. Tal
resultado de la revisión se justificó fundamentalmente con el supuesto
comportamiento del sector de infraestructura, el cual después de una caída del -14.7% que se había registrado reportado enantes por parte del DANE
ahora aparecía con un crecimiento
inusitado del 4%. Una “imprecisión” de casi 19 puntos
porcentuales (¡!), algo nunca visto.
Ante ello el estupefacto Director de
Fedesarrollo Leonardo Villar no oculta su escepticismo frente al cambiazo de las
cifras por parte del DANE , que por arte de birlibirloque dio al traste con
toda humana previsión, que, como en La perrilla de Marroquín, “en más de una
ocasión sale lo que no se espera”. Según él, “en el pasado hubo cambios, pero no como el de un sector en particular,
obras civiles, que pasó abruptamente de una caída de 14.7% a un crecimiento de
4%”[4].
Frente a este cuestionamiento, el Director del DANE se limitó a responder que
“si la revisión pareció abrupta es porque la información está llegando tarde”[5].
Respuesta ésta muy floja, que deja un sinsabor a los incrédulos analistas,
sobre todo aquellos que, como el cofrade Alfonso Palacio Rudas, no tragamos
entero. Los mismos a los que tildó el Presidente Juan Manuel Santos como “aves
de mal agüero” por discrepar con respecto a las alegres proyecciones del
Gobierno, al igual que lo hizo la Junta del B de la R, en donde tiene asiento
el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas.
Gracias a todos estos malabarismos
además de un crecimiento del PIB en el tercer trimestre del año anterior del
2.7%, contra todos los pronósticos el crecimiento del PIB en el último
trimestre del año terminó siendo más alto que el anterior, con un 3.1%. Ello
fue, finalmente, lo que hizo posible estirar el crecimiento del PIB para el año
completo hasta el 4%. Claro que los resultados de la tal “revisión” fueron más
lejos al remontarse a un año atrás, pues a consecuencia de la misma el
crecimiento del PIB en 2011 no fue del 5.9%,
como lo había informado el propio DANE, sino del 6.6% (¡!). Vaya, vaya!
Este deplorable episodio deja un mal
sabor y despierta muchas suspicacias. A este propósito apunta el analista de
Global Segurities Daniel Escobar que “llama la atención el giro que está dando
la entidad. Su principal deber es
generar estadísticas con los más altos estándares, y sobre esto no hay
duda. Sin embargo, en los últimos meses el DANE empezó a publicar las cifras
con informes en los que trata de mostrar siempre el lado bueno…Este no debe ser
el sentido de una entidad que se encarga de recabar información y publicar
estadísticas para que sean otros los que
las interpreten”[6].
Y, además, como prueba de su sesgo, destaca el hecho que en el último informe
del PIB “no comenzó con el crecimiento
del último trimestre de 2012, sino con el comportamiento total del año. Por
supuesto, es mejor hablar de un 4% que de
un 3.1%”[7]. Y
ello sólo se explica por el afán mediático y efectista que animan al Gobierno
en momentos en que la percepción de la opinión sobre su desempeño no le
favorece.
Conocida la noticia, el Presidente Santos,
exultante, jubiloso, levantó los brazos, cantando victoria y a través de su
cuenta en twitter trinó diciendo: “muy buena noticia, economía creció 4% en
2012, nos llena de optimismo para seguir construyendo un país más Justo, Moderno y Seguro”. Pero,
lo curioso es que se esté celebrando un crecimiento del PIB del 4%, que muestra
una caída del ritmo de crecimiento de la economía bestial, desde un 6.6% en 2011 al 4% en 2012 (¡!). Ello más bien es motivo de preocupación, porque lo
que pone de manifiesto es que el crecimiento de la economía se viene
ralentizando, que se está acelerando la desaceleración de la economía.
El
Director de Planeación Nacional Mauricio Santamaría, de dientes para fuera, dice que el crecimiento del PIB del 4% “es un excelente ritmo y superó incluso las
expectativas del Gobierno”[8],
pero la Junta directiva del B de la R opina otra cosa. En su comunicado, luego
de la reunión de la Junta, realizada al día siguiente del anuncio del DANE tan
ponderado por el Gobierno, en la cual se
decidió por unanimidad rebajar 50
puntos básicos a su tasa de intervención - que no se daba desde febrero de
2011-, tras cinco bajas consecutivas anteriores en los últimos ocho meses, todas ellas de sólo 25 puntos básicos,
le da una lectura distinta a la del Director del DNP al menguado crecimiento
del 4% de la economía nacional. Ahora dicha tasa se estabilizará por algún
tiempo al nivel de 3.25%. Para la Junta, “los nuevos datos de crecimiento
económico para 2012 (4%) muestran una
desaceleración desde niveles altos en 2011 (6.6%). La mayor pérdida de
dinamismo se presentó en el segundo semestre”[9].
Es decir
que el año pasado terminó con una baja ostensible en el ritmo de crecimiento.
De acuerdo con la Junta del Banco Emisor la economía viene creciendo por debajo
de su potencial, además prevé que en
los trimestres venideros crecerá por debajo de su capacidad productiva y la inversión muestra un descaecimiento. Es
de anotar que el B de la R mantuvo con terquedad aragonesa su tasa de
intervención supremamente elevada, pretextando que la economía estaba
recalentando y cuando reaccionó, hace
apenas ocho meses, el daño estaba hecho. A la Junta directiva del B de la R
se le fue la mano y con sus medidas contraccionistas y casi estrangula el
aparato productivo mediante asfixia mecánica. Una de las consecuencias de este
desatino fue la gran afluencia de capitales especulativos atraídos por las
altas tasas de interés en Colombia que contrastan con las de la Unión Europea y
las de EEUU que hace rato están prácticamente en el piso. Asimismo estimuló el
endeudamiento externo de los privados. La mayor oferta de dólares provenientes
del exterior contribuyó a insuflar la perniciosa y perjudicial apreciación del
peso con respecto al dólar, estropeando de paso la producción nacional merced a
su pérdida de competitividad.
Ello es
tanto más cierto si se tiene en cuenta, como lo señala el profesor Cesar
Ferrari que “las tasas en Colombia no sólo son elevadas para las grandes empresas,
sino exageradas para los consumidores, para las micro, pequeñas y medianas
empresas que no acceden a los mercados internacionales”[10].
Y ello a pesar de que la tasa interbancaria, que es la que fija la Junta directiva del B de la R, ha bajado
desde 5.25% en julio de 2012 a 3.25% en marzo de este año. Si bien esta caída
en la tasa de referencia va en la dirección correcta, desincentivando la
afluencia de capitales golondrinas y el creciente endeudamiento externo, su
efecto sobre la inversión y el consumo interno se ve limitado por el hecho que esas menores tasas no se trasladan al
crédito de consumo con la suficiente celeridad y magnitud. El mismo B de la
R reconoce que las reducciones de las tasas “parecieran estar transmitiéndose a
la economía de manera más lenta que la deseada”[11].
De allí que, pese a las buenas intenciones del Ministro Cárdenas de buscar con
esta drástica reducción de la tasa “que la economía retome su senda de
crecimiento potencial”[12],
su exhortación a los hogares que no estén sobreendeudados para que “aprovechen
la coyuntura para tomar préstamos”[13]
cayó en el vacío.
Es así
cómo entre el 12 de febrero de 2012 y
el 13 de febrero de 2013, el Banco Emisor bajó
su tasa interbancaria del 5.25% al 3.75%,
es decir el 28.5%. Sin embargo la
tasa que aplican los bancos comerciales a las tarjetas de crédito y la tasa de
usura pasaron en ese mismo lapso del 29.88% al 31.13%, es decir, tuvieron un incremento de 4.18%. Es decir, que “ninguno de los beneficios para estimular
la economía se trasladan al consumidor final que es quien paga altas tasas por
sus créditos…Los micro, pequeños y medianos empresarios pagan hasta 35.63% efectivo anual por un préstamo”[14].
Y para rematar “la tasa del mercado, no se está rigiendo por la del Banco de la
República”[15].
Es decir que la tasa de interés que cobran los bancos está muy alejada de la
tasa interbancaria que fija el B de la R, debido en gran medida por la alta
tasa de intermediación que nadie interviene, vigila ni controla[16].
Es más, la Superintendencia Financiera acaba de subir la Tasa de usura para el
próximo trimestre abril – junio del 31.13% al 31.25%. Qué tal?
Huelga decir que en manos de la Junta directiva del
B de la R está no sólo la política monetaria sino también la política cambiaria
y hoy por hoy la mayor preocupación de productores y exportadores radica en los
funestos efectos de la revaluación del peso frente al dólar. Pero, simple y
llanamente sigue con su intervención en el mercado cambiario mediante compras
diarias de por lo menos US $30 millones hasta el 31 de mayo, medida esta que
como es bien sabido ha resultado insuficiente para detener la alocada carrera
hacia la baja de la tasa de cambio. El único sector que ha podido capear este
temporal revaluacionista, hasta ahora, ha sido el minero – energético,
gracias a sus elevados precios, pero con la caída de estos ha empezado
también a resentirse. El Gobierno se ha mostrado muy renuente a apelar a
otras medidas complementarias más eficaces para tratar de meter en cintura la
tasa de cambio tales como el control de las inversiones de carácter
especulativa; por el contrario, las incentivó a través del artículo 125 de la
reforma tributaria[17]
al bajar la tasa impositiva sobre los rendimientos de inversiones llamadas
eufemísticamente de “portafolio”, como lo son los TES, bonos o acciones en
bolsa, desde el 33% a sólo el 14%.
Tampoco han querido parar el endeudamiento externo
de las empresas en 2012 (US $21.688
millones), que se ha constituido en la segunda fuente de divisas en
Colombia después de la Inversión Extranjera Directa (IED), por encima del
monto de las exportaciones petroleras en ese mismo año (US $21.602.4 millones) y es
equivalente a más de 4 veces el saldo neto de la Balanza Cambiaria para el
mismo año, que fue de US $5.341 millones.
Y ello es entendible, porque como lo sostiene el profesor Cesar Ferrari “una
empresa que puede financiarse con crédito externo al 3.25%, no tomaría uno preferencial
en Colombia al 8.3%”[18].
El ex ministro de Hacienda Juan Carlos Echeverri
expresa ahora la opinión que se reservó a su paso por el Ministerio, nos cuenta
que “en Colombia hemos preferido que el tipo de cambio fluctúe casi libremente,
lo cual tiene ventajas para el Banco de la República, pero inmensos costos
para el país”[19].
Hace rato analistas como Mauricio Cabrera, entre otros, lo venían señalando sin
ser escuchados, incluso por parte del ex ministro de la mermelada. Llama el ex
ministro la atención sobre el hecho que “Perú crece al seis por ciento,
mientras nosotros lo hacemos cerca al cuatro y medio”[20]
y su secreto estriba en la estabilización de la tasa de cambio. Y cómo
lo han logrado? Nos lo cuenta el ex ministro: “el emisor está constantemente
interviniendo para frenar las olas especulativas y controlar la
inflación, con instrumentos que minan la liberalidad financiera”[21].
Y remata diciendo: “Los peruanos lo han logrado y por eso estoy convencido de
que debemos de aprender de ellos…Si no cambiamos, en pocos años podremos
haber sacrificado a los mejores trabajadores, profesionales y empresarios, lo
que equivaldría a sacar a Pékerman, Falcao y James y pretender que
clasifiquemos al mundial…Eso se puede evitar si estamos dispuestos a
aprender de quienes lo hacen mejor”[22].
Quién iba a imaginar que el ex ministro Echeverri tenía guardada tan sabiduría
y menos aún que habiendo podido ponerla en práctica no lo hizo. Manes de la
tecnocracia!
EL VASO MEDIO LLENO O MEDIO VACÍO
Según el
adagio popular el ojo del amo engorda el buey; en el caso del crecimiento de la
economía en 2012, el ojo del Gobierno engorda la cifra del 4% reportado por el
DANE, magnificándolo como el tercer más alto crecimiento en Latinoamérica
después de Chile y Perú. Para empezar, digamos que la tasa de crecimiento de la
economía colombiana el año pasado se situó en la media, por encima de Uruguay,
México y Argentina, pero por debajo de Perú, Chile, Venezuela y Ecuador. Es
cierto que el crecimiento del PIB en 2012 superó el promedio de Latinoamérica
(3%) y el ritmo de crecimiento de la economía global (3.2%) y ello puede servir
de consuelo de tontos al momento de evaluar dicho crecimiento, pero no se puede
pasar por alto el hecho cierto de una caída vertiginosa del ritmo de
crecimiento interanual desde el 6.6%
en 2011 al 4% en 2012. Se suele
decir que el optimista siempre ve el vaso medio lleno y el pesimista en cambio
lo ve medio vacío, pero en economía lo
que importa al fin y al cabo es si el vaso se está llenando o se está vaciando,
es decir cuál es la tendencia. Y ello aplica tanto para la cifra global del
crecimiento, como para el desempeño de cada uno de los sectores de la economía;
en todos los casos se evidencia en las cifras proporcionadas por el DANE un
marcado enfriamiento en el año completo, pero sobre todo en el segundo semestre.
Y
hablando de los sectores de la economía, en los últimos diez años el sector de
la minería y los hidrocarburos han venido liderando el crecimiento de la
economía y ganando cada vez mayor participación en el PIB y en las exportaciones hasta alcanzar
alrededor del 8% y el 70.8%,
respectivamente, en 2011. Concomitantemente la industria manufacturera y el
sector agropecuario han venido perdiendo terreno, rondando en este momento el
12% y el 7%, en su orden, en el PIB y
16% y 11%, aproximadamente en las
exportaciones totales. Este fenómeno, el de la reprimarización de la
economía[23], hace
que el país dependa hoy más que nunca de la actividad minera y de los
hidrocarburos. En este sentido el país ha retrocedido y su economía se ha
tornado más vulnerable. Dicho lo anterior, examinemos ahora cómo se comportaron
los distintos sectores de la economía en 2012.
De
acuerdo con las cifras del DANE los sectores que jalonaron el crecimiento
fueron Minas y canteras con un crecimiento de 5.9%, el sector financiero con el
5.5% y servicios sociales, que en su
mayor parte provee el Gobierno, con
el 4.9%. Es de anotar que el crecimiento de estos sectores, al igual que los
demás, se ralentizaron en 2012. Minas y canteras, por ejemplo, venía de crecer el 14.6% en 2011 e
incluso el sector financiero, que ahora pesa el 19% en el PIB, había crecido el
7% en 2011. La construcción que había tenido tan buen desempeño el año anterior
con un crecimiento de 10%, ahora creció un modesto 3.6%. El sector agrícola fue
la excepción que confirma la regla, ya que tuvo un ligero repunte del 2.4% a 2.6%
con respecto al año inmediatamente anterior.
LA INDUSTRIA EN
ESTADO COMATOSO
Pero,
indudablemente lo más destacado en el panorama económico de 2012 fue la caída
estrepitosa la industria manufacturera que registró un descenso del 0.7%,
después de haber tenido un discreto desempeño en el 2011, con un crecimiento
del 3.9%. Ello es tanto más grave si tenemos en cuenta que en los tres últimos
trimestres del 2012 el sector industrial pasó en rojo y contrariamente a lo que
esperaba el Presidente de la ANDI Luis Carlos Villegas, que “el primer
trimestre de este año sea un poco mejor”[24],
este año arrancó con el pié izquierdo con
una caída de la producción industrial del 1.7% en el mes de enero. Este
resultado preliminar suministrado por el DANE desvirtúa la sugerencia inicial
en el sentido que la desaceleración de la economía habría tocado fondo en el
tercer trimestre del año pasado. Ello llevó a manifestar al presidente de ANALDEX
Javier Díaz que “la tendencia es
decreciente y preocupa el desempeño industrial negativo, con el riesgo de profundizarse”[25].
La industria manufacturera se encuentra estancada por debajo del nivel de hace
5 años, los que podemos dar por perdidos para la misma. Sin embargo, este hecho
resulta irrelevante para el Director de Planeación Nacional Mauricio Santamaría
al destacar que “con excepción de la
industria, todos los sectores tuvieron un buen desempeño”[26].
Él puede repetir con el poeta Eduardo Carranza que “salvo mi corazón todo está bien”.
Las
perspectivas no son las más halagüeñas si tenemos en cuenta que las
exportaciones crecieron el año pasado sólo el 5.3% en comparación con el 12.9%
de 2011, afectadas tanto por la contracción del mercado de los commodities como
por la destorcida de los precios, que se ha traducido en el deterioro de los términos
de intercambio. Entre tanto las importaciones crecieron el 8%, abultando el
déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, acentuado además por el
menor crecimiento de la IED (mientras en el 2011 creció casi el 100% al pasar
de US $6.739 millones a US $13.438 millones, en el 2012 creció el 17% al
alcanzar un nuevo record de US $15.823 millones) que además se ve neutralizada por la remesa de utilidades al
exterior por un monto semejante al de la IED (3% del PIB). A ello
contribuyó también la caída en la recepción de las remesas de los colombianos
residentes en el exterior, como consecuencia de la crisis externa que ellos
sufren en carne propia.
ANIF
estima que “si los precios de los commodities continúan bajando, los del
petróleo de US $90/barril en 2012 a US $75-80/barril en 2013-2014 y los del
carbón de US $100/tonelada a US $75-80/tonelada en 2013-2014, entonces la
brecha externa de Colombia podría ampliarse hasta en un 3% del PIB, pasando de
un déficit en la Balanza de pagos de niveles del 3% al 5% - 6% del PIB en los
próximos dos años…hasta alcanzar un déficit en la cuenta corriente del -5.4%
del PIB en 2013 y del 5.8% del PIB en 2014…Así el déficit en la cuenta
corriente podría bordear casi el 6% del PIB y el déficit fiscal se enrutaría
hacia el 2% del PIB”[27]
inexorablemente.
Y el año
2013 según el DANE empezó mal, pues las
ventas al exterior en el primer mes del año cayeron el 1.1% (US
$4.734.7 millones), curiosamente, debido
principalmente a la baja del 19.7% en la facturación a EEUU. Entre tanto las importaciones mostraron un repunte inusitado del 19% interanual (US $4.948 millones).
Así las cosas, el déficit en la
Balanza comercial en enero fue de US
$213.3 millones, en contraste
con el superávit de US $623.4 millones del mismo mes del
año pasado. En ello influye, desde luego el entorno internacional tan negativo,
el cual tiende a agravarse[28],
como también en lo interno los devastadores efectos de la llamada enfermedad
holandesa.
Por su
parte el consumo interno, que pesa alrededor del 80% del PIB creció el 4.4%, por debajo del 5.8% de 2011. El que
marcó la pauta en 2012 fue el consumo del Gobierno con un crecimiento del 5.1%
frente al 2.6% de 2011, superando el de los hogares, que participa con el 65%
del PIB, que fue del 4.3%, muy por debajo del 6.5% de 2011. Allí hay un riesgo,
detectado por Fedesarrollo cuyo Director Leonardo Villar advierte que “el
problema lo sigo viendo más en el gasto público. Debe hallarse un equilibrio
fiscal razonable en el consumo del Gobierno”[29].
Estamos de acuerdo con lo que dice el Director del DNP que “si el consumo de
los hogares está fuerte la economía está fuerte”[30],
pero lo que se observa es su debilitamiento y no propiamente su
fortalecimiento, que sería lo deseable.
La
situación anterior ha incidido en la percepción de los agentes del mercado,
afectando la confianza del consumidor y la confianza de los industriales, que
observan cómo se enrarece el clima de los negocios. Fedesarrollo publicó
recientemente los resultados de su Encuesta de Opinión del Consumidor (EOC) y
de los Empresarios (EOE), la cual revela resultados sumamente preocupantes. En
cuanto al Índice de Confianza del consumidor (ICC) este se ubicó en 14.9% en el
mes de febrero de 2013, 11.9 puntos
porcentuales menor al mismo mes del año pasado. Desde el año 2010 no se
registraba un ICC por debajo del 15% para el mes de febrero. En cuanto al
Índice de Confianza Empresarial (ICE) este muestra el desánimo de los
industriales y su pesimismo al ubicarse en -3%, lo cual significó un deterioro de 13.1 puntos porcentuales en comparación con
el mismo mes de febrero de 2012 y de 5.1
puntos con relación al mes anterior. “En cuanto a las condiciones para
la inversión los industriales son pesimistas. La percepción de favorabilidad
cayó, al pasar de 15.4% en febrero de 2012 a 9.3% en noviembre de ese año y a
0.3% en febrero de 2013”[31].
También
retrocedió el Índice de Confianza Comercial (ICCO), “compuesto por la
percepción de la situación económica actual de la empresa, el nivel de
existencias y las expectativas sobre el próximo semestre, tuvo un retroceso cercano a 6 puntos entre enero de 2013 y febrero del
mismo año y de 8.5 puntos respecto al segundo mes del año pasado”[32].
Y ello era de esperarse, toda vez que según el DANE la industria colombiana no
sólo viene operando por debajo de su capacidad instalada sino que lo hace en los niveles más bajos en los
últimos años. Lo corrobora la misma EOE de Fedesarrollo, la cual da cuenta
de que sólo se está usando el 67.9% de la capacidad instalada de la industria -
muy por debajo del promedio histórico de 76.4%
y del 70% en febrero de 2012 - y se
sitúa en el nivel más bajo para el mes de febrero desde el 2010. Ello
explica el hecho que la economía, como lo señala la Junta directiva del B de la
R, crezca por debajo de su potencial que
se ubica en el 4.8%.
LA GRAN
ENCRUCIJADA
Pensando
con el deseo, el Presidente de la ANDI Luis Carlos Villegas augura para el 2013
“un horizonte parecido al de 2012 entre 3.5% y 4%”[33],
mientras el Gobierno se reafirma en su meta a alcanzar del 4.8%, que luce
demasiado optimista. Ni el uno ni el otro consultan la realidad y mucho menos
las tendencias, por eso se apresura Luis Carlos Villegas a aclarar que el
cumplimiento de sus previsiones va a depender “de si Venezuela se sigue
recuperando y sigue demandando exportaciones colombianas y sobre todo si Europa
va a entrar en una onda de recuperación y no se mantiene como una gran amenaza
a la estabilidad”[34].
Pero, resulta que los vientos soplan en la dirección opuesta y los hechos son
tozudos.
El
Gobierno, ya poniendo los pies sobre la tierra, se ha visto por fuerza de las
circunstancias y en atención a la presión de los gremios de los productores del
sector agropecuario y del manufacturero, que se han hecho sentir, ha anunciado
“lo que podríamos llamar un plan de choque por el crecimiento y la
productividad”[35]. El
Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas anunció en el marco de la 54 Asamblea
Anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en la capital panameña
algunas medidas tendientes a amortiguar el impacto negativo de la crisis
internacional y su coletazo sobre la economía colombiana. En su alocución
manifestó que “hay muy buenas ideas en el tema de la reducción de costos de
energéticos, hay buenas ideas en el tema de buscar que la infraestructura de nuestro
país y la logística mejore y que haya más inversiones en ese sector”[36].
Y ello
está muy bien, porque en su Informe macroeconómico sobre América Latina y el
Caribe en dicha Asamblea el Presidente del BID Luis Alberto Moreno fue muy
claro al advertir que “el menor crecimiento previsto para la región en los
próximos años podría traer una brusca caída en la tasa de inversión, lo que impediría cerrar las profundas
brechas que prevalecen en materia de infraestructura e incluso ello podría
derivar en un crecimiento económico inferior al proyectado”[37].
De modo que no hay tiempo que perder, hay premura en la toma de decisiones, en
pasar de los anuncios a las acciones de gobierno para evitar el colapso de la
industria manufacturera y del campo colombiano. Es urgente frenar la
desindustrialización y el desmantelamiento del aparato productivo del país,
antes que sea demasiado tarde. Lo ha planteado claramente el analista Ricardo
Chica: “ningún país se ha desarrollado sin industrializarse y ningún país se ha
industrializado sin una política industrial activa…Existe abundante evidencia
histórica y econométrica en el sentido que no da lo mismo - en términos de
externalidades para la economía – exportar bienes primarios que integrarse a
las cadenas globales de valor y a los sistemas de producción internacionalmente
integrados”[38].
Hemos
sido reiterativos en que la salida de esta encrucijada pasa por la diversificación de la base productiva, así
como la diversificación de la oferta exportadora y los mercados externos, amén
de la profundización del mercado interno y la integración regional. Y no
nos cansamos de repetir con el Nobel de Economía Paul Krugman que en materia de
competitividad la productividad no lo es todo, pero a largo plazo lo es casi todo. Y el mejoramiento de la
productividad pasa por la reconversión industrial, la reconversión industrial y
la relocalización industrial y, lo que es más importante invertir en ciencia,
tecnología e innovación[39].
El Director del DNP Mauricio Santamaría saca pecho diciendo que el Gobierno
tiene para el año 2013 “el presupuesto de inversión más grande de la historia
de Colombia. Son 43 billones de pesos, casi 6 puntos del PIB en inversión
pública nacional y además están las regalías de los años 2012, 2013 y un poco
del 2014 para invertir. Esos son unos 15 billones…”[40].
Pero,
qué ocurre? Dejemos que sea el Presidente de la ANDI Luis Carlos Villegas quien
desentrañe la razón por la cual pese a los ingentes recursos que ha recibido el
Estado en estos últimos dos lustros provenientes del boom minero - energético en lugar de avanzar en
competitividad retrocede. Afirma Luis Carlos Villegas que “resulta increíble
que un país que tiene, por primera vez en su historia, los recursos listos para
hacer inversión masiva en infraestructura que integren las regiones no ha sido capaz de ejecutar a la velocidad
que los recursos están llegando…Ya era hora en que en estos seis años de
abundancia de recursos hubiéramos podido tener unos cuantos miles de kilómetros
de doble calzada que hubieran permitido una baja en los fletes”[41].
Esperamos para ver qué va a proponer la ANDI el próximo 3 de abril cuando
presentará su Agenda para el Salto en Competitividad, en el cual según se ha
dicho propondrán medidas más urgentes,
que ojalá no haga olvidar las más importantes.
Riohacha, marzo 30 de 2013
www.amylkaracosta.net
[2] El Tiempo. Diciembre, 27 de 2012
[3] El Espectador. Febrero, 9 de 2013
[5] Idem
[8] El Heraldo. Marzo, 23 de 2013
[9] El Nuevo Siglo. Comunicado de Junta directive del B de la R. Marzo, 23
de 2013
[10] El Espectador. Marzo, 24 de 2013
[11] La República. Marzo 23-24 de 2013
[12] Idem
[13] Idem
[14] Portafolio. Separata Mercado de Dinero. Editorial. Noviembre de 2012
[15] Idem
[16] Amylkar D. Acosta M. Campanazo de alerta. Marzo, 1 de 2013
[17] Ley 1607 2012
[18] El Espectador. Marzo, 24 de 2013
[19] El Tiempo. Marzo, 20 de 2013
[20] Idem
[21] Idem
[22] Idem
[23] Amylkar D. Acosta M. El campanazo de alerta. Marzo, 1 de 2013
[24] La República. Marzo, 23 – 24 de 2013
[25] El Tiempo. Marzo, 22 de 2013
[27] ANIF. Informe Semanal No. 1163. Marzo, 18 de 2013
[28] Amylkar D. Acosta M. Los malos augurios. Febrero, 9 de 2013
[29] El Tiempo. Marzo, 22 de 2013
[30] El Tiempo. Marzo, 24 de 2013
[31] El Heraldo. Fedesarrollo. Marzo, 27 de 2013
[32] Idem
[35] El Tiempo. Presidente Juan Manuel Santos. Marzo, 18 de 2013
[39] Amylkar D. Acosta M. La trampa de la reprimarización. Septiembre, 18
de 2011
[40] El Tiempo. Marzo, 24 de 2013
[41] La República. Marzo, 23 – 24 de 2013
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