Estas reflexiones que nos envía a la
red el colega Jorge Medina, vale la pena analizarlas y ponerlas en práctica.
Siento que la oportunidad que tenemos
en Barranquilla se puede perder si no actuamos correctamente, con la celeridad
que merece el momento.
¿Lo lograremos?
Medina, deja muchos interrogantes.
Leámoslo…
Luisemilioradaconrado
Barranquilla
Sin agenda y con enfrentamientos,
sólo tendrá tiendas más modernas y pobreza extrema
Por JORGE MEDINA RENDÓN, Director www.lagrannoticia.com
¡Qué bueno que a Barranquilla lleguen
grandes conferencistas y que en la ciudad se escuchen las más acertadas
tendencias de la economía mundial, así como los conceptos que deben
introducirse en la administración y planificación modernas!
La organización y realización de
Expogestión durante dos años consecutivos es un acierto liderado por la Cámara
de Comercio de Barranquilla y el Centro de Liderazgo y Gestión. Es positivo que
además de una Plataforma K para exhibir modas y diseños, tengamos ahora otra
pasarela para mostrar lo último en ideas y teorías para el progreso. Pero no
podemos convertir esa oportunidad en un espejismo más.
Lo que hoy estamos vislumbrando para
Barranquilla, no puede ser otro puente hacia nuevas desilusiones de la
ciudadanía y la concentración de la riqueza en unas pocas familias, sobre la
base de explotar y frustrar las esperanzas colectivas.
Aquí les cabe una inmensa responsabilidad
a los medios de comunicación social: grandes, medianos y pequeños,
especialmente a El Heraldo, La Libertad, Atlántico en Noticias, Actualidad
Noticiosa, Zona Cero, La Gran Noticia y otros tantos que registran el acontecer
cotidiano de la urbe.
El esplendor de frases de moda no puede
opacar la grandeza de la reflexión y el estudio a profundidad. Es decir,
importa lo que se diga en Expogestión pero no es lo último en guaracha. Todo
hay que ubicarlo en el contexto en el que estamos. Alrededor de lo que oímos,
vemos y procesamos a diario, se formulan interrogantes:
- ¿La
Alcaldía Distrital está realmente preparada para mostrar la dimensión
institucional que requiere un desarrollo económico como el que se prevé a
partir del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y de la estampida
de capitales hacia América Latina por la crisis y recesión europeas?
- ¿Las
universidades públicas y privadas si han venido preparando a millares de
jóvenes de acuerdo con esas probabilidades?
- ¿Los
gremios privados de la producción si están contribuyendo a generar conciencia
social en relación con los beneficios de esa nueva etapa de progreso que se
vislumbra o solo practican el lenguaje de defensa de sus afiliados al amparo de
un supuesto ejercicio de responsabilidad comunitaria?
- ¿Los
estamentos de la sociedad civil están sintonizados con un proyecto de
desarrollo colectivo o se miran simplemente como parte de unas localidades en
las que se sitúan?
- ¿La
clase política está en disposición de consensuar y aportar a la preparación que
hoy requiere la ciudad para enfrentar los desafíos del mañana?
- ¿La
academia, los intelectuales, el sector cultural, los tanques de pensamiento,
serán capaces de trabajar por una más constructiva edificación del nuevo
pensamiento barranquillero para despojarnos de ese heredado sentimiento andaluz
que nos somete a la cheveridad, al dejar hacer y dejar pasar, y al exceso de la
bacanería?
- ¿Será
posible renunciar a esa legendaria figura del barranquillero “buenavida” para
concentrarnos en eso que Álvaro Gómez Hurtado denominaba “Acuerdo sobre lo
Fundamental” y derivar de la teoría del desarrollo los aspectos concretos que
urge un progreso bien pensado y concertado?
- ¿Cómo
despegarnos de ese espectro de economía informal que nos hace ver como una
ciudad de alto empleo, cuando en verdad vivimos del arte del rebusque para
reafirmarnos no como emprendedores sino como seres humanos que hacen lo que sea
para sobrevivir?
- ¿Qué
necesitamos hacer y llegar a ser para que Barranquilla cuente con líderes que
no practiquen el canibalismo ciudadano, dejen atrás sus odios y rencores y
comprendan que sólo su minusvalía mental y laboral los relegó al bajo
protagonismo en la historia reciente del Distrito?
- ¿De qué
manera podremos llegar a entender que hoy por hoy los grandes desarrollos no se
darán sobre la base de una Visión Compartida sino soportados en el Valor
Compartido, es decir lo que se puede irrigar al vecino con lo que yo gano y no
lo que se puede hacer en contra del vecino por lo que yo hago?
- ¿Será
posible estructurar un sistema de veedurías ciudadanas que no se venda a la
corrupción en Barranquilla?
-
¿Podremos contar con autoridades que sean capaces de promover y lograr los
consensos que se necesitan en este cuarto de hora barranquillero?
-
¿Seremos capaces de entender que Barranquilla ya no es una ciudad de unas
cuantas familias acostumbradas a manejar los destinos desde los clubes sociales
y la Vía 40?
-
¿Estamos listos para pensar en una ciudad que ya no llega hasta la calle 72 y
tiene unos cordones de pobreza, incluso los disfrazados de estrato 6, que nos
pueden hacer colapsar en cualquier momento?
Ojalá pudiéramos conversar más
ampliamente sobre estos y muchos otros temas que competen a lo que hemos venido
analizando.
Barranquilla es una ciudad que tiene
una inobjetable posición geográfica y una extremada generosidad con todo el que
llega. Pero puede ser una mejor ciudad, mejor organizada, sin enfrentamientos
estériles y sin pobreza.
Los grandes, medianos y pequeños
empresarios seguirán llegando. Las tecnologías actuales ya no demandan los
puestos de trabajo de antes. Los inversionistas pagarán unos cómodos impuestos
y enviarán sus mercancías al exterior y el interior del país. Ese es su
negocio. La ciudad es un punto de embarque y distribución muy importante, no
más. Y eso lo seguirá siendo, con o sin las generaciones presentes y futuras
que tienen su pasado y sangre ligados a la historia territorial. Las ciudades
al pie de rio y mares tienen la fortuna del desarrollo inercial, pero se
olvidan de marcar hitos, de generar grandeza humana, de construir felicidad con
esfuerzo propio.
Barranquilla podría ser una ciudad que
secula seculorum hable de sus potencialidades si no acordamos la agenda para la
madurez política, la habilitación de los corredores productivos más indicados a
nuestra geografía y el desarrollo social que nos da la tranquilidad y la
convivencia pacífica. Como vamos, estamos condenados al desarrollo disperso e inercial
y a seguir siendo campo de grandes tiendas modernas rodeadas de pobreza
extrema, en donde no funciona el valor compartido como tal.
Sin agenda común y con planes de
desarrollo que se hacen en secreto entre la Alcaldía y Concejo distritales, no
hay posibilidad alguna de que Barranquilla sea una región de Clase Mundial ni
que ayude a incrementar la competitividad del país desde su territorio ni a
gestionar la transformación de las empresas y aumentar su competitividad ni a
aumentar las oportunidades para la prosperidad colectiva, como lo pretende
Expogestión.
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