Temor tuve yo, cuando vi la palabra: Tremor…
Y me dije: “¿Será que llamo a Jairo?”.
Sin embargo, no lo hice, porque el día a día te mata.
Hay mucho cosas pendientes.
Compromisos de todo índole, y uno de ellos es socializar
con responsabilidad el material que registramos en el RADAR ECONOMICO
INTERNACIONAL.
Tratamos que sea un material útil, que le sirva a la
comunidad y no debería tener errores. O por lo menos, los mínimos, porque no
somos perfectos.
Tremor…
¿O temor?
Y le escribí a Jairo. No lo llamé, porque a veces, está
con sus alumnos en clases…
Eran las 4:21: “Jairo saludos. Se fue una R en el título?
Tremor. Temor".
Y Jairo responde a las 6:33: “No, es tremor, anuncio de
temblor”.
Y mi respuesta fue: “Bien!!! Seguimos aprendiendo
contigo. Un abrazo. LuisE”.
Pues, seguiremos aprendiendo de Parada.
Leamos esta columna de El Heraldo, firmada por él.
"En Estados
Unidos todavía no se cree que se venga una recesión pues el consumo es fuerte,
pero la incertidumbre agobia a todo el mundo.
Nada ayuda la administración Trump cuando aumenta las sanciones contra las
exportaciones chinas…”
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Tremor internacional
Por Jairo Parada
Desde la última Gran Recesión de 2008, los analistas
económicos se preguntan cuándo vendrá la nueva recesión. Se sospecha de
fuerzas telúricas detrás de la aparente calma, y el continuo crecimiento de la
economía de Estados Unidos desde esa fecha, una onda expansiva ya demasiado larga.
Nadie puede decir que va a ocurrir pero hay signos
preocupantes, causados también por la acción del populismo nacionalista que
padece la potencia del Norte.
El Bundesbank de Alemania ya anunció que la
economía alemana se contrajo el 0,1% en el último trimestre, con caída del 8%
en sus exportaciones, en la primera potencia económica de Europa.
La producción industrial de China creció apenas el
4,8% el mes pasado, lo más bajo desde Febrero del 2002. Aunque la
economía norteamericana creció a un moderado 2,1% en el segundo
trimestre, con baja tasa de desempleo en el 3.7%, preocupa el comportamiento
del mercado de bonos.
En efecto, los intereses de los bonos a 10 años son más
bajos que los de 3 meses, pues la rentabilidad de los bonos de largo
plazo se ha caído por el alza de precio de los mismos, lo cual indica que
muchos se están refugiando en ellos, alzando su precio y afectando su
rentabilidad. El problema es que esto solo sucede cuando las recesiones se
avecinan.
El oro también empezó a subir de precio. Esta
búsqueda desesperada de respaldo en el dólar, se ha reflejado también en el
disparo de la divisa en Colombia. De ahí la caída de las acciones en
Colombia.
Como dice la Revista The Economist en su última edición, los
mercados financieros se nos revelan como aguas agitadas en el océano de la
economía.
Nada ayuda la administración Trump
cuando aumenta las sanciones contra las exportaciones chinas,
las cuales aunque no son muy significativas para el PIB norteamericano, pues
los aranceles los pagan los consumidores domésticos, el efecto sobre la
economía mundial es devastador.
La presión para que la FED baje la tasa de interés es
reflejo del nerviosismo de la administración ante una recesión que evaporaría
las aspiraciones de reelección de Trump.
Los últimos datos del Dane sobre la
economía colombiana resultaron aceptables, pues un crecimiento del 3% en el II
trimestre es un respiro dentro de este panorama preocupante.
Sin embargo, alerta que dos sectores claves crecieron muy
poco: el industrial apenas con un 0,6% y la agricultura con 1,5%, los cuales
son esenciales. El crecimiento se centró más en servicios financieros y otros
servicios en general, reflejando la tercerización de la economía.
El problema es que los fundamentales de la economía
colombiana siguen con problemas: las exportaciones dependen fundamentalmente de
commodities como el petróleo y el carbón, e importamos masivamente materias
primas y alimentos. Ello afectará en índice de precios con la subida del dólar,
tarde o temprano, y mantendrá el déficit en un 4% del PIB.
En el frente fiscal, la carga fiscal frente al PIB
sigue baja a pesar de la reciente reforma tributaria, por las exenciones y
regulaciones a favor del gran capital, teniendo el gobierno que recurrir a
vender activos estatales para cubrir el hueco fiscal en 2020.
Cautela.
Mucha incertidumbre.