Como dice la
experta, el Niño se está tirando los negocios.
Aunque tengo
que anotar que Barranquilla no ha parado de negociar.
Casi todo el
día ha llovido. Igual ayer, pero a esta hora, casi 9 de la noche, acaba de
llegar un paquete a nuestra casa y nos la entregó un mensajero.
Debemos darle
gracias a Dios que en medio de todo, los negocios no paran.
Y la economía sigue rodando…
@radareconomico1
https://radareconomicointernacional.blogspot.com
El Niño
inoportuno
Por Laura Peña de BBVA Research
Este cierre
de año se anuncia con días calurosos como preludio del fenómeno de El Niño, el
evento climático que, aunque de nombre inocente, preocupa a los expertos.
Cada cierto
número de años este fenómeno regresa como resultado del calentamiento del
Océano Pacífico, impactando la economía a través del alza de precios, el
encarecimiento de la energía y una menor oferta de productos agrícolas.
Sin embargo,
no todos los niños son igual de traviesos. Los expertos estiman que un fenómeno
de El Niño débil no genera impactos que puedan percibirse directamente sobre
toda la economía, mientras que un fenómeno fuerte sí podría alcanzar las consecuencias
previamente descritas. Adicionalmente, la duración del evento climatológico es
otro factor que influye en la gravedad de sus consecuencias.
Bajo el
panorama señalado, existen tres elementos que preocupan en Colombia: 1)
El Niño llega
en un periodo en el que se tienen presiones inflacionarias altas a causa de
otros factores, con niveles que son superiores a los vistos en 2016 (otro momento
de fenómeno).
2) la
inflación de alimentos se mantiene estresada, principalmente por la canasta de
perecederos, que sería la primera afectada por el fenómeno.
3) el tema
energético es álgido: aunque los embalses continúan en niveles altos, y dos
turbinas de Hidroituango se incorporarán a la generación del servicio, las comercializadoras
de energía enfrentan situaciones financieras complejas.
De
materializarse los riesgos del fenómeno de El Niño, se afectaría directamente
la velocidad a la que se modera la inflación, manteniéndola alta por más
tiempo; no obstante, si corremos con la suerte de que la rabieta de nuestro
niño dure poco, las presiones sobre la inflación serán acotadas.
Como con cualquier niño, no podremos anticipar todos sus movimientos, pero podemos prepararnos para evitar que su paso termine en un dolor de cabeza.
Tendremos dos caminos: sucumbir a sus efectos sin hacer nada y dar espacio a la especulación que lleve a alzas anticipadas de precios de los alimentos y la electricidad; o prepararnos correctamente para recibir a El Niño, pasando por el supermercado con anterioridad para equiparnos del menaje adecuado: uso cauteloso de los recursos hídricos, implementación de seguros agropecuarios, aceleración de la infraestructura necesaria, directrices que eviten una crisis del sector energético, entre otros.