El expresidente colombiano asegura que la descertificación
es ilegal, política y regresiva Ernesto Samper P., expresidente de Colombia
En un comunicado a la opinión pública, el
expresidente de Colombia, Ernesto Samper Pizano aseguró que el hecho de que
Estados Unidos haya sacado a nuestro país de la lista de naciones que luchan
contra la droga no es el fin del mundo.
Este es el texto de su comunicado, publicado en redes sociales:
Colombia ya pasó por una descertificación y puedo asegurar que no es el fin del mundo. Al contrario, nos ofrece la oportunidad de volver a mostrar internacionalmente los altos costos económicos, sociales e institucionales que hemos pagado por un problema que no es solo nuestro. Y de volver a exigir a los países consumidores como Estados Unidos y muchos de Europa que cumplan su compromiso de reducir la demanda de estupefacientes, precisamente en momentos en que ha bajado el consumo de drogas de origen vegetal y se están sintiendo los efectos devastadores de drogas sintéticas como el fentanilo y otros estupefacientes que no producimos.
Por lo demás, la decisión de descertificar a Colombia en su lucha contra
las drogas es ilegal, política y regresiva.
Es ILEGAL porque ningún país está autorizado para imponer sanciones
unilaterales a otro país o a sus nacionales. Solamente la Organización de las
Naciones Unidas puede hacerlo en circunstancias ya establecidas y en casos
justificados de necesidad.
Es POLÍTICA porque siempre ha sido utilizada para castigar a países que
se consideran “enemigos” de Estados Unidos. Las peores dictaduras de derecha
han sido beneficiadas con la no aplicación de la descertificación mientras que
a nuestro país, que ha pagado altos costos humanos en vidas e institucionales,
la descertifican cada vez que el gobierno de Colombia aparece como “enemigo”
del gobierno de Estados Unidos.
Es REGRESIVA en términos sociales y humanitarios porque hace recaer
sobre los sectores más vulnerables de la cadena de las drogas, como los
campesinos y los indígenas, una sanción que debería comenzar por el control de
sus propios mercados que es donde se generan y quedan las grandes utilidades
del narcotráfico. Esta decisión coincide con la finalización de los programas
de USAID en Colombia que apoyaban iniciativas como la sustitución social y
voluntaria de cultivos ilícitos en manos de miles de campesinos, política que
debería impulsarse con mayor vigor.