Barranquilla, es una ciudad acogedora.
Muchos de los que nacimos y vivimos en la capital del Atlántico estamos orgullosos de nuestra urbe.
Sin embargo, tenemos claro que nos falta mucho por desarrollar.
Ver algunas calles deterioradas en el norte de la ciudad preocupa.
Nos imaginamos lo que deben sentir nuestros visitantes y los comentarios que expresarán cuando les pregunten: ¿Cómo les fue en Barranquilla?
Y lo que sentirán nuestros vehículos al pasar por algunos huecos que tienen varios meses de estar acompañándonos con una paciencia conmovedora.
Hay mucho por hacer, a pesar de los desvelos de nuestros dirigentes, encabezamos por el alcalde Alejandro Char.
Ahí vamos, pero hay que trajinar muchísimo todavía...
En esta columna, publicada en el diario el Herado, Jairo Parada, nos habla del tema...
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1 ,
Soñando la ciudad
de Barranquilla
Por Jairo Parada
Asistir a los eventos de
ProBarranquilla es actividad obligada para quienes desean conocer nuevas
propuestas sobre el desarrollo de la ciudad.
La semana pasada,
ExpoProBarranquilla nuevamente nos invitó a soñar sobre una ciudad mejor que la
actual, ya no sólo basada en sus ventajas de localización, siempre repetidas
hasta el cansancio, sino en el tema clave de desarrollar su grado de
conectividad con la región Caribe, el país y el mundo tanto en el plano físico
y económico, como en el nuevo eje de la economía del conocimiento y la conexión
digital.
La verdad es que el tema de las
“Ciudades Inteligentes” es clave para el desarrollo futuro, pues actualmente
estamos lejos de reunir estos requisitos.
A pesar de que la
Gerencia de Ciudad nos informó que el 96% de sus ciudadanos tienen teléfonos
móviles, apenas el 56% de los hogares disfrutan del servicio de internet.
Ser ciudad inteligente es algo mucho más profundo: No sólo tener una estructura
de conectividad de fibra óptica y buen internet, sino que se debe garantizar un
desarrollo productivo poderoso y lo que es más importante un desarrollo
institucional elevado, caracterizado por alta participación ciudadana, gobierno
transparente, contratación clara y democrática, combinada con presupuestos
elaborados en forma participativa.
En un ensayo que publiqué en la
Revista Problemas del Desarrollo de México, abrí la discusión sobre si ello era
mito o realidad para el Caribe colombiano. La buena noticia es que la ciudad de
Barranquilla es la que más posibilidades tiene en el Caribe, pero debe trabajar
mucho en temas que tienen que ver con la gobernanza de la misma. De eso
hoy tenemos muy poco dada la hegemonía que hoy sufrimos. La participación
ciudadana sólo llega en Barranquilla al 18%, nivel muy bajo. Además, si a ello
le sumamos todavía su alta tasa de homicidios del 25.7 por cien mil habitantes,
su condición de gran lugar para vivir queda sólo reducido para la minoría que
vive en el norte de la ciudad. Tasas de desempleo bajas, pero combinadas con
una informalidad del 55% no es todavía un logro sostenible. De ahí que estos
ejercicios de ver lo mucho que nos falta y hacia donde debemos apuntar,
son válidos.
El tema de las economías creativas puede ayudar y el
impulso a los distritos culturales debe concretarse en proyectos concretos y
bien financiados que trasciendan las fotos en los periódicos. Terminar el museo
del Carnaval es maravilloso, así como la fábrica de cultura, pero debe tenerse
claro que los ladrillos apenas son parte de la historia. Detrás de todo ello
debe garantizarse un buen crecimiento industrial que la ciudad no debe perder,
hoy amenazado por la globalización y el cierre de empresas.
Lamentablemente la Secretaría de
Desarrollo de la ciudad es una dependencia débil sin recursos, que debería
estar proyectando un centro poderoso de identificación de proyectos.
ProBarranquilla hace la promoción, pero hay que pensar la ciudad en esa
dirección, combinando con un fuerte desarrollo en el sector de servicios
modernos. Hacer obras de infraestructura es necesario, pero deben mantenerse,
algo que entristece si hoy camina uno el Paseo de Bolívar y las ruinas de lo
que fue la Avenida del Río en la Loma. Mazzanti nos invitó a otra arquitectura,
flexible, modular e incluyente. Jean Luca Galletto de Global Futures nos motivó
a pensar en cambio climático, equidad y democracia.
¿Nos le medimos a esto?