domingo, 25 de julio de 2021

EL SECRETO DE CIRILO, por Ricardo Plata Cepeda

Cirilo y su obra en el sur de Barranquilla.

Vamos a leer a Ricardo Plata Cepeda...

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Opinión

EL SECRETO DE CIRILO

Luchar para emerger de cualquier situación es un mensaje poderoso.

Jul 23, 2021 

Cyrilus Augustinus Swinne nació el 16 de octubre de 1945 en St. Jansteen, un pequeño poblado del municipio de Hulst, al sur de Holanda, en la frontera con Bélgica. A finales de 1944 las fuerzas aliadas liberaron Bélgica, pero el invierno las detuvo justo al otro lado de la frontera de Hulst, lo que postergó unos meses la liberación de Holanda. La procreación de Cyrilus fue pues una celebración anticipada de la paz. Por uno de esos caprichos del destino ‘el padre Cirilo’ vive desde hace 33 años entre las calles polvorientas del barrio La Paz, en esta arenosa ciudad del Caribe. Y allí, con varios compañeros holandeses de su orden, han hecho una gestión comunitaria y social que enorgullecería a su fundador, San Camilo de Lelis.

Enmarcan esos logros seis fundaciones que se encargan del Centro de Salud, la Red Educativa del Suroccidente, la CE-Camilo para niños discapacitados, el Hogar para Ancianos, la Biblioteca Popular y la Cooperativa Multiactiva. El foco misional de la orden Camilista es el cuidado de los enfermos, pero en La Paz encontraron que no bastaba aliviar enfermos cuyas condiciones de vida los hacían recaer pronto. Sin educación, sin higiene, sin trabajo, no habría salud, y para todo ello solo contaban con los recursos de la empobrecida comunidad. Decidieron darle a esa problemática un tratamiento integral redefiniendo y resumiendo su misión en una frase donde cada palabra aporta un claro propósito: “Juntos Construir una Comunidad Sana”. En ese entonces no contaban con apoyo estatal ni privado. ¿Cómo lograron organizar y comprometer a la comunidad de un barrio de invasión en medio de una cultura de desconfianza y desesperanza en su propia capacidad para resolver los problemas?

Para desentrañar una respuesta debemos volver a sus raíces. Holanda está en el inmenso estuario donde las crecientes del Rin y el Mosa se enfrentan a la encrespada marea del Mar del Norte. Desde épocas inmemoriales la lucha recurrente entre esos colosos dejaba como víctimas a sus pobladores. Pero hace ya 800 años los holandeses decidieron colectivamente enfrentar la naturaleza y tomar partida propia en esa batalla sin tregua, sin la ayuda de gobiernos inexistentes. Con el pasar de los siglos contuvieron el mar, desecaron los pólderes, canalizaron los brazos de los ríos, y convirtieron esa tierra así conquistada en una de las regiones más prósperas del planeta. A la par de sus famosos tulipanes allí florecieron las lecherías, los puertos, las fábricas, las artes y eventualmente un imperio.

La provincia donde queda Hulst se llama Zelanda, es del tamaño de la mitad del Departamento del Atlántico y su escudo lleva en latín el Secreto de Cirilo: “Luctor et emergo”. “Lucho y emerjo”. Si los zelandeses no luchaban se ahogaban. Por eso su primer mensaje a los feligreses de la parroquia de La Paz fue que antes de pedir la solidaridad de otros primero tenían que aprender a ser solidarios con ellos mismos. Y les enseñó esta breve oración: “Señor, el de los milagros eres tú, el del trabajo soy yo. Haz Tú los milagros que a bien tengas, mientras tanto yo haré mi trabajo”.

Luchar para emerger de cualquier situación es un mensaje poderoso. El catolicismo del norte de Europa, más social y menos litúrgico que el romano que nos tocó, nos recuerda al protestantismo calvinista, para el cual los logros terrenales son señales del Señor a los escogidos para el reino de los cielos. Y nos recuerda también la frase con la cual Lawrence Harrison tituló su famoso libro: El subdesarrollo es un estado mental.