La Asociación de Ingenieros del Atlántico está llamando la atención…
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Alerta Amarilla por el desbordamiento del
río Magdalena
A raíz de la situación invernal en el país,
el departamento del Atlántico ha decretado alerta amarilla con el fin de tomar
acciones en caso de un posible y no deseable desbordamiento de las aguas del
río Magdalena a la altura del canal del Dique.
Los funcionarios de la gobernación del
Atlántico visitan, toman datos, monitorean, pronostican y toman acciones para
evitar una tragedia como la sucedida hace 12 años. La situación de alarma
amerita todas estas acciones dados los niveles actuales del río Magdalena, pero
la pregunta obvia es si se ha podido evitar esta situación de alerta en la que
estamos ahora mismo.
Para eso es necesario analizar dos temas y
son los registros históricos del río en esta época y las acciones de prevención
que se hayan podido acometer en los últimos años.
Analizando las gráficas de niveles históricos
nos encontramos que para esta época el río está en su mayor nivel histórico, es
decir nunca en esta fecha había tenido estos niveles. Es así, que los niveles
actuales están muy por encima de los niveles del año 2010 para esta época,
cuando el río comenzó a subir.
Igualmente, los niveles actuales están por
encima de los niveles del año 2011 cuando el río comenzó a bajar sus niveles.
Los niveles históricos, solo han superado
las cotas actuales en los años 2010 y 2011, años que fueron los de inundación
en muchos sectores del país y en el sur del departamento. De allí se desprende
una de las causas naturales de la emergencia.
Es importante resaltar que las lluvias
acaecidas en todo el país y en especial en la costa atlántica durante el pasado
mes de junio nos dejaron este año sin el denominado “veranillo de San Juan”,
situación muy atípica en esta zona del país.
El otro tema es saber si estamos preparados
para atender esta situación dado que hace escasamente 11 años tuvimos una
emergencia similar.
En este punto no podemos mirar solamente el
departamento del Atlántico sino tenemos que mirar al río Magdalena en su función
integral.

Vemos que, desde la Mojana hasta la
desembocadura, las poblaciones han venido rogando para que los niveles del río
desciendan. Existe la percepción de alivio en el Departamento, cuando aguas
arriba se rompe un dique ya bien sea en Tenerife, en Sitionuevo, o en la propia
Mojana, y el caudal del río Magdalena se amortigua. Pero al final no se puede
celebrar que se baje el riesgo en unas poblaciones a costas de la inundación de
otras. Quienes cuestionan a las entidades nacionales que manejan el río, muchas
veces lo hacen sin profundidad y obedeciendo a otros fines que nada tienen que
ver con el manejo integral y funcional del río Magdalena, el cual es el
verdadero meollo del asunto.
Día a día vemos cómo se secan grandes
extensiones de agua, pertenecientes a cuerpos amortiguadores de crecientes del
río, debido a proyectos aislados, que involucran obras de alta ingeniería
contratadas por el gobierno nacional. Muchas veces estas obras no tienen en
cuenta lo que pueda pasar aguas arriba o aguas abajo del río.
No existe una planificación integral, no
existe un gran modelo de este río. Las poblaciones ribereñas tratan de defenderse
de los altos niveles, año tras año, con muy poco presupuesto. Al combinar estos
dos factores externos, como lo es una temporada de lluvia inusual y la
improvisación junto con la falta de planificación integral de obras, se tiene
como consecuencia las alertas anuales de riesgo de inundación para estas
poblaciones.

Se requieren medidas integrales en cuanto a
la concepción hidráulica, geológica, física, cultural, ambiental, biótica, y
navegable de este río, desde su nacimiento hasta su desembocadura. Se requiere
entender claramente que lo que sucede aguas arriba, repercute aguas abajo. Se requiere
una planificación integral que respete las zonas de amortiguación, que evite la
deforestación de orillas, que organice las zonas portuarias, y que permita
conocer la verdadera influencia en todos estos temas, cuando se realicen
estructuras que modifiquen el cauce del río.
Se requiere también manejar integralmente
al Río Magdalena desde el nivel institucional realizando una gran planificación
de este cuerpo de agua. Otorgando responsabilidades concretas a los grandes y
pequeños actores, y que estas responsabilidades no sean aisladas las unas de
las otras. De no ser así, cada año se encenderán muchas alertas, tales como las
que están encendidas en este momento.
Atentamente,
SOCIEDAD DE INGENIEROS DEL
ATLANTICO
NÉSTOR ESCORCIA REDONDO Presidente.