martes, 19 de julio de 2022

Alerta Amarilla por el desbordamiento del río Magdalena

La Asociación de Ingenieros del Atlántico está llamando la atención…

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Alerta Amarilla por el desbordamiento del río Magdalena

A raíz de la situación invernal en el país, el departamento del Atlántico ha decretado alerta amarilla con el fin de tomar acciones en caso de un posible y no deseable desbordamiento de las aguas del río Magdalena a la altura del canal del Dique.

Los funcionarios de la gobernación del Atlántico visitan, toman datos, monitorean, pronostican y toman acciones para evitar una tragedia como la sucedida hace 12 años. La situación de alarma amerita todas estas acciones dados los niveles actuales del río Magdalena, pero la pregunta obvia es si se ha podido evitar esta situación de alerta en la que estamos ahora mismo.

Para eso es necesario analizar dos temas y son los registros históricos del río en esta época y las acciones de prevención que se hayan podido acometer en los últimos años.

Analizando las gráficas de niveles históricos nos encontramos que para esta época el río está en su mayor nivel histórico, es decir nunca en esta fecha había tenido estos niveles. Es así, que los niveles actuales están muy por encima de los niveles del año 2010 para esta época, cuando el río comenzó a subir.

Igualmente, los niveles actuales están por encima de los niveles del año 2011 cuando el río comenzó a bajar sus niveles.

Los niveles históricos, solo han superado las cotas actuales en los años 2010 y 2011, años que fueron los de inundación en muchos sectores del país y en el sur del departamento. De allí se desprende una de las causas naturales de la emergencia.

Es importante resaltar que las lluvias acaecidas en todo el país y en especial en la costa atlántica durante el pasado mes de junio nos dejaron este año sin el denominado “veranillo de San Juan”, situación muy atípica en esta zona del país.

El otro tema es saber si estamos preparados para atender esta situación dado que hace escasamente 11 años tuvimos una emergencia similar.

En este punto no podemos mirar solamente el departamento del Atlántico sino tenemos que mirar al río Magdalena en su función integral.

Vemos que, desde la Mojana hasta la desembocadura, las poblaciones han venido rogando para que los niveles del río desciendan. Existe la percepción de alivio en el Departamento, cuando aguas arriba se rompe un dique ya bien sea en Tenerife, en Sitionuevo, o en la propia Mojana, y el caudal del río Magdalena se amortigua. Pero al final no se puede celebrar que se baje el riesgo en unas poblaciones a costas de la inundación de otras. Quienes cuestionan a las entidades nacionales que manejan el río, muchas veces lo hacen sin profundidad y obedeciendo a otros fines que nada tienen que ver con el manejo integral y funcional del río Magdalena, el cual es el verdadero meollo del asunto.

Día a día vemos cómo se secan grandes extensiones de agua, pertenecientes a cuerpos amortiguadores de crecientes del río, debido a proyectos aislados, que involucran obras de alta ingeniería contratadas por el gobierno nacional. Muchas veces estas obras no tienen en cuenta lo que pueda pasar aguas arriba o aguas abajo del río.

No existe una planificación integral, no existe un gran modelo de este río. Las poblaciones ribereñas tratan de defenderse de los altos niveles, año tras año, con muy poco presupuesto. Al combinar estos dos factores externos, como lo es una temporada de lluvia inusual y la improvisación junto con la falta de planificación integral de obras, se tiene como consecuencia las alertas anuales de riesgo de inundación para estas poblaciones.

Se requieren medidas integrales en cuanto a la concepción hidráulica, geológica, física, cultural, ambiental, biótica, y navegable de este río, desde su nacimiento hasta su desembocadura. Se requiere entender claramente que lo que sucede aguas arriba, repercute aguas abajo. Se requiere una planificación integral que respete las zonas de amortiguación, que evite la deforestación de orillas, que organice las zonas portuarias, y que permita conocer la verdadera influencia en todos estos temas, cuando se realicen estructuras que modifiquen el cauce del río.

Se requiere también manejar integralmente al Río Magdalena desde el nivel institucional realizando una gran planificación de este cuerpo de agua. Otorgando responsabilidades concretas a los grandes y pequeños actores, y que estas responsabilidades no sean aisladas las unas de las otras. De no ser así, cada año se encenderán muchas alertas, tales como las que están encendidas en este momento.

Atentamente, 

SOCIEDAD DE INGENIEROS DEL ATLANTICO 

NÉSTOR ESCORCIA REDONDO Presidente.

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