¿A casi todos nos cogió la corrupción?
¿A quién vamos a elegir?
Juan está preocupado, igual nosotros…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
El festín de la corrupción:
todo se compra y todo se vende
Por: JUAN
GOSSAÍN
El país se nos
‘odebrechtizó’. Perdónenme ustedes el abrupto verbo, que parece tan rebuscado,
pero en este momento no encuentro ninguno más elocuente para describir lo que
está pasando en Colombia.
La corrupción crece como
una llamarada que nadie puede controlar, la maldad campea, los escándalos son
peores cada día.
Todo se compra y todo se
vende, desde los contratos hasta las conciencias, pasando por las campañas
electorales. Y la gente sigue repitiendo, como si fuera la cosa más natural del
mundo, que ‘el vivo vive del bobo’. Aquí creemos que ser ‘vivo’ es lo mismo que
ser ladrón y que un hombre honrado es un ‘bobo’ porque no toca lo ajeno.
Y, como si fuera poco,
todavía se repite frescamente que ‘por la plata baila el perro’. ¿De qué nos
quejamos, entonces?
Lo más grave de todo
este relajo moral es que, según parece, a los colombianos nos están saliendo
callos en el alma. Da la impresión de que ya nada
nos conmueve ni nos indigna, y que nos hemos acostumbrado a que la perversión
sea nuestro estado natural. Nos estamos hundiendo en un pantano de podredumbre
y es como si no pasara nada. El país huele a pestilencia por las cuatro
costuras, que son sus cuatro costados. Esto se ha vuelto un estercolero. Hiede.
Duele decirlo, pero hiede.

¿A los mismos de Reficar, a los mismos de la Autopista del Sol,
a los mismos de la navegación por el río Magdalena, a los mismos que están
quebrando el sistema de salud, a los mismos que se robaron la plata para la
comida de los estudiantes pobres, a los que fueron financiados por Odebrecht, a
los que saquean los recursos destinados a los enfermos de cáncer?
Ustedes tienen la
palabra.
La hora de la verdad ha
llegado.