domingo, 26 de febrero de 2023

ALTERAR EL SISTEMA. Por JULIO CÉSAR HENRÍQUEZ

Claro que es esencial la comunicación.

Eso está demostrado, y lo hemos demostrado a través del RadaR...

Vamos a leer a Julio César.

®luisemilioradaconrado

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ALTERAR EL SISTEMA

Por eso es esencial la comunicación. Esa capacidad de decir en forma clara lo que se pretende, sin artificios, mensajes incomprensibles, incertidumbres, miedos o agendas ocultas, concede la fuerza propia de la verdad. Una verdad que no se vale de mentiras repetidas, porque es la muestra del ingenio puesta en la mejor vitrina de las mayorías: La opinión. La opinión pública es la llave que abre las puertas de la aprobación. Por JULIO CÉSAR HENRÍQUEZ

Entre el silencio de los resignados y el grito de los indignados existe una respuesta con una voz común llamada indiferencia. Los indiferentes creen que los requerimientos son ecos producidos en un recinto cerrado sin repercusión en los exteriores. Ignoran que el combustible de la insatisfacción es la falta de atención. Más en días dónde la gente quiere ver algo diferente porque lo que se valora es la imagen, aunque sea una superficialidad de la apariencia.

Para muchos es mejor decir lo que quieren escuchar, así fuese la mentira disfrazada de verdad. Esa consideración ignora el potencial de la palabra capaz de movilizar el descontento. No solo hay que parecer, es indispensable ser. Si eres lo que pareces las mayorías sabrán valorar tus iniciativas.

En la argumentación nada es más fuerte que la verdad. Provocará aceptación o rechazo, pero difícilmente indiferencia. Decir la verdad no es el paradigma de los ingenuos. Si bien los astutos se valen de secretos y jugadas ocultas para alcanzar sus fines, en algún momento todo sale a la luz. Y allí la oscuridad se transforma en desprestigio, rechazo y condena a la pretendida actualización de cualquier sistema.

Alterar el sistema sin la transparencia exigida por el lenguaje, la planificación propia de las iniciativas exitosas, la pedagogía requerida para su legitimidad y peor aún, sin considerar las opiniones que se resisten a los cambios, puede provocar una falla incorregible, que acabe toda iniciativa por muy ventajosa que sea. Hacer cambios a la carrera solo provocará la carrera de los cambios. Y allí, todos querrán cambiar hasta a quien ha tomado la iniciativa que nadie fue capaz de proponer antes que él. 

El poder conferido por la autoridad moral y la coherencia es un ideal que no debe perder ninguna sociedad. Si cada reclamo vuelve sordo al liderazgo ocupado en sus preocupaciones personales, olvidando el crédito concedido por sus seguidores el día que depositaron su confianza en el discurso o la promesa electoral, los ideales se transformarán en desilusiones.

Por eso es esencial la comunicación. Esa capacidad de decir en forma clara lo que se pretende, sin artificios, mensajes incomprensibles, incertidumbres, miedos o agendas ocultas, concede la fuerza propia de la verdad. Una verdad que no se vale de mentiras repetidas, porque es la muestra del ingenio puesta en la mejor vitrina de las mayorías: La opinión. La opinión pública es la llave que abre las puertas de la aprobación. 

Los cambios son positivos si conservan lo eficiente, modifican lo ineficaz y superan lo superficial, sin algoritmos alterando los sistemas.

MÁS VALE PÁJARO EN MANO. Por Amylkar D. Acosta M1

Tremendas decisiones las que tienen que tomar los gobiernos, los funcionarios que hacen parte de ellos.

Lo que está pasando con el gobierno colombiano es clave. “Si Colombia renuncia prematuramente y en solitario a los hidrocarburos como una “señal clara de nuestro compromiso en la lucha contra el cambio climático”, como lo anunció la Ministra de Minas y Energía Irene Vélez en Davos, con qué vamos a suplir las divisas que dejarían de percibirse y los ingresos que dejarían de recibir los departamentos y municipios. Ninguno de los países petroleros en el mundo se está planteando dejar de firmar nuevos contratos de exploración y producción (E&P).”

¿Qué va a hacer Colombia?

®luisemilioradaconrado

@radareconomico1

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MÁS VALE PÁJARO EN MANO

Amylkar D. Acosta M1

Si Colombia renuncia prematuramente y en solitario a los hidrocarburos como una “señal clara de nuestro compromiso en la lucha contra el cambio climático”, como lo anunció la Ministra de Minas y Energía Irene Vélez en Davos, con qué vamos a suplir las divisas que dejarían de percibirse y los ingresos que dejarían de recibir los departamentos y municipios. Ninguno de los países petroleros en el mundo se está planteando dejar de firmar nuevos contratos de exploración y producción (E&P). Por el contrario, Noruega, principal productor y exportador de petróleo y gas de la Unión Europea está ofertando 92 nuevos bloques para la exploración. Y ello, no obstante contar con un Fondo soberano, que no tiene Colombia, de US$1.4 trillones, alimentado por la explotación de los hidrocarburos. El Reino Unido, por su parte, hace apenas unas semanas abrió el proceso para adjudicar un centenar de nuevos contratos de E&P.

Cabe preguntarse también cómo asegurar los 350.000 barriles/día que demandan las dos refinerías para garantizar el abastecimiento de combustibles. Bien dijo Aldoux Huxley que “los hechos no dejan de existir porque se ignoren”. La única forma de mantener y/o incrementar la producción de crudo es acrecentando las reservas probadas, que son las únicas con las que se puede contar a ciencia cierta y ello no será posible si se frena la exploración.

En ese sentido, como dice el adagio popular, ¡vale más un pájaro en mano que cien volando!

Desde luego que el país no se puede resignar a seguir dependiendo, como depende, de la actividad extractiva del petróleo y el carbón, a sabiendas de que en el largo plazo la demanda se va a contraer y para entonces sobrevivirán para entonces los productores con menores costos, entre los cuales no está Colombia. Se impone, entonces, la necesidad de acompasar la Transición energética con una estrategia de Transformación productiva, con el propósito de diversificar la economía y la canasta exportadora. En ello coincido con la Ministra cuando afirma qué hay que “no sólo se trata de una transformación en la matriz energética, sino de generar otras economías a escala nacional y a escala local”.

Pero, ello toma su tiempo y demanda ingentes inversiones. Según estudio de FEDESARROLLO, liderado por el experto Juan Benavides, el costo anual de la Transición energética hacia el año 2035 sería del orden de los US $38.000 millones y la única fuente de financiamiento con la que cuenta actualmente el país es justamente la que se tiene en la actividad extractiva, por más que se le abomine. Como suele decirse entre los economistas, ¡no hay almuerzo gratis!

A Chile, por ejemplo, le tomó 25 años para convertirse en uno de los mayores exportadores de frutas a nivel mundial, para no depender sólo de las exportaciones de cobre, que son del orden de los US $53.424 millones, que representan el 40.5% de sus exportaciones totales y sus ingresos por cuenta del mercado de las frutas ronda a lo sumo los US $4.800 millones, el 25% de lo que le ingresa a Colombia por concepto de sus exportaciones de petróleo (¡!). 

Una actividad a promover, dentro de ese esfuerzo de diversificación, es el turismo, pero el reto es enorme, si tenemos en cuenta que hoy por hoy los ingresos que generan esta actividad le significa a la Nación ingresos del orden de los $4.94 billones, el 17.2% de los dividendos que le gira ECOPETROL a la Nación, que son del orden de los $28.56 billones, sin tomar en consideración lo que le reportan las exportaciones de carbón. El esfuerzo para que este sector logre posicionarse como el gran generador de empleo e ingresos es gigantesco y en ello tanto el gobierno central como las entidades territoriales deben emplearse a fondo para lograrlo. ¡El tiempo apremia!

Lo que no se puede es dar un salto al vacío volteándole la espalda a los hidrocarburos cuando aún no tenemos al alcance de la mano otro sector, otra fuente de crecimiento, empleo e ingresos que lo sustituya. No podemos dejar lo cierto por lo dudoso. Colombia se tiene que cuidar de no incurrir en el mismo error de Alemania, que se apresuró a apagar las plantas térmicas de generación de electricidad y los reactores nucleares sin contar con la capacidad de generación suficiente a partir de FNCER, para después tener que volver a encenderlas. Y ese error lo está pagando caro. Nada nos ganamos con acelerar en neutro. Otra lección de la crisis energética que afronta Alemania y en general los países que integran la Unión Europea es que tanto o más importante que la seguridad energética es la soberanía energética, para no estar a expensas de otros países.

Finalmente, tenemos que decir que así como es de importante que la Transición energética sea justa, única manera de que sea sostenible, también debe ser responsable. Como lo aconsejó el Presidente Luis Ignacio Lula da Silva, “mientras no tengas energías alternativas seguirás usando la energía que tienes”. Esta es una verdad de perogrullo. Como lo advirtió, con mucha antelación a la actual crisis energética global, el premio Nobel de economía Joseph Stiglitz, se requiere “una transición tranquila y eficiente”, a riesgo de enfrentar “una transición caótica” y, añadiría yo, traumática. 

Para evitarlo sólo basta tener una buena dosis de sensatez, realismo y pragmatismo.

Santa Marta, febrero 18 de 2023

www.amylkaracosta.net

¡NO, POR AHORA! Amylkar D. Acosta M

¿Es bueno importar gas natural de Venezuela?

El gobierno colombiano y los expertos están revisando el tema.

En el RadaR estaremos pendientes de lo que ocurrirá.

®luisemilioradaconrado

@radareconomico1

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¡NO, POR AHORA!

Amylkar D. Acosta M

El Gobierno Nacional sigue sin ponerse de acuerdo sobre la necesidad y la conveniencia de importar gas natural de Venezuela. Una declaración del Ministro de Hacienda José Antonio Ocampo citada fuera de contexto, en el sentido de que “en el mediano futuro sí hay posibilidades interesantes de que Venezuela exporte gas a Colombia” revivió y reavivó el debate que suscitó la declaración de la Ministra de Minas y Energía Irene Vélez al descartar la firma de nuevos contratos de exploración y explotación de hidrocarburos, planteó que ante la insuficiencia en las reservas de gas el país lo importaría desde Venezuela. En su lugar, "si necesitáramos llenar nuestra matriz energética se podría hacer la conexión de transporte de gas con Venezuela", sentenció la Ministra.

La reiteración de la Ministra en Davos (Suiza) de que “no vamos a conceder nuevos contratos de exploración de gas y de petróleo” se basó en el cuestionado documento Balance de contratos de hidrocarburos y recursos disponibles para la Transición energética justa originado en la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), el cual difiere de su último reporte fechado en mayo del año pasado. Según este las reservas probadas remanentes de gas natural con las que contaba el país eran de 3.16 TPC, las cuales al ritmo de producción y consumo promedio alcanzarían para entre 7.7 y 8 años.

Por lo demás, ante un posible déficit de suministro, en momentos en los que la generación térmica, por necesidades operativas, lo demanda, se ha contado y se seguirá contando con las facilidades para la importación de gas por parte de la Regasificadora de la Sociedad portuaria El Cayao (Spec), con capacidad de 400 MMPCD, localizada en Cartagena.

Sólo hasta Mayo de este año se conocerá el nuevo informe, actualizado al corte de dicha fecha y lo que reporta la ANH está basado en el informe que le rinden las empresas responsables de la operación de los campos en producción y ello aún no se ha dado. En las cuentas alegres de la Ministra, para justificar su aserto, incurre en el desmesura de sumar las reservas probadas + reservas posibles + reservas probables + reservas contingentes + reservas prospectivas, para concluir que las mismas podrían garantizar el autoabastecimiento hasta el 2037-2042. Pero las únicas reservas con las que a la fecha podemos contar son las probadas.

Los mensajes de la Ministra son erráticos y contradictorios, pues al tiempo que se afirma que tenemos suficientes reservas como para garantizar autoabastecimiento hasta 2042, para descartar nuevos contratos de exploración y explotación de gas natural, se plantea la inminente necesidad de la importación de gas desde Venezuela.

Mi percepción es que, como dice el adagio popular, hay quienes están ensillando sin traer las bestias, toda vez que para ser viable importar gas desde Venezuela esta debe contar con excedentes exportables así como con las facilidades de transporte del mismo. Y ni lo uno ni lo otro se podrá dar en el corto plazo.

En cuanto a excedentes exportables, es muy dudoso, toda vez que las reservas y la producción de gas natural, en una altísima proporción están asociadas a la producción de petróleo, no se trata de gas libre y por lo tanto con la caída de la producción de petróleo desde los más de 4 millones de barriles/ día de enantes a menos de 750 mil barriles, la producción de gas ha caído en la misma proporción.

Y en cuanto a las facilidades para la entrega de gas a Colombia, las mismas demandarán tiempo e inversiones para contar con ellas. Tocaría esperar la reconstrucción del estragado gasoducto Antonio Ricaurte, con capacidad de transporte hasta los 450 MMPCD, que une la Estación de Ballena en La Guajira con la Planta de Ramón laguna en el Estado Zulia y construir la infraestructura que permita traer el gas desde el Oriente de Venezuela hasta empalmar con el Antonio Ricaurte. Uno y otro demandan ingentes recursos de inversión y tardarían en estar disponibles no menos de dos años. Así de claro!

Desde luego, en el largo plazo no se puede descartar la integración energética entre los dos países, como se intentó sin éxito por parte de los ex presidentes Álvaro Uribe y Hugo Chávez en 2004, debido a su incumplimiento, pero en dado caso serviría sólo de respaldo pero no para depender del suministro desde Venezuela. El Ministro de Comercio, industria y Turismo Germán Umaña fue enfático al precisar que “tenemos un vecino que tiene reservas inmensas de gas y como lo dijo el Ministro Ocampo puede haber una complementariedad” hacia el futuro. Pero, no por ahora!

Dos de las lecciones aprendidas de la crisis energética de la Unión Europea es que la Transición energética no debe poner en riesgo la seguridad energética y tan importante como ésta es la soberanía energética. Colombia, sobre todo después de este nefasto antecedente, no puede exponerse a un desabastecimiento dependiendo de Venezuela, tanto más en cuanto que, más allá de los 8 años de autoabastecimiento que tenemos asegurados, a la vuelta de 4 o 5 años se aspira y se espera que los nuevos descubrimientos de gas natural en Colombia (bloque Tayrona: Uchuva (una nueva Provincia gasífera y Gorgon) estén en producción.