No es fácil mantenerse en el mercado muchos años.
Son muchas las dificultades que se presentan, pero así es el
negocio.
La vida no es fácil ni para los seres humanos, ni para las
empresas.
La situación actual de los Almacenes La 14 no es tan buena
ahora.
Está en dificultades y son muchísimos los colombianos que están
apostándole a la compañía. Orando para que sus tropiezos puedan ser superados.
La familia Cardona, que es la propietaria de la empresa tiene
problemas con otras empresas que tiene…
Parte de la historia está aquí en el RadaR…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Deudas por más de $ 1,1 billones
enredan futuro de los Almacenes La 14
El incierto futuro de la emblemática
cadena de Almacenes La 14, agobiada por un nivel de endeudamiento cercano a
los 1,15 billones de pesos, no es el único problema con el que está
lidiando por estos días la familia Cardona, propietaria de esta compañía
con cerca de seis décadas de operaciones en el comercio minorista del país.
Calima Desarrollos Inmobiliarios S. A.,
también propiedad de la familia de origen caldense, pero con arraigo en el
Valle del Cauca, no escapó a la crisis que enfrentan sus inversionistas y
capotea sus propios líos, derivados de alguna manera, de su empresa ‘hermana’
del sector comercio a la que le sirve de fiador en cinco créditos
bancarios por cerca de 262.000 millones de pesos que completaban 90 días en
mora, según consta en un informe de su revisor fiscal.
Almacenes La 14 fue admitida a proceso
de reestructuración empresarial el pasado 21 de enero, y solo 20 días
después, la Superintendencia de Sociedades le daba el visto bueno a la
inmobiliaria de los Cardona, que había hecho esa misma solicitud el 18 de
diciembre del 2020, procesos que se llevan en paralelo por solicitud de los
dueños y dada la alta interdependencia de las dos firmas.
Sin embargo, la semana pasada
trascendió que los accionistas de la cadena de almacenes solicitaron a la
Supersociedades su liquidación, ante la imposibilidad de hallar una salida
viable que les permitiera continuar con el negocio.
De inmediato, las alarmas del Gobierno
se encendieron, pues esto implicaría dejar sin trabajo a más de 2.500
empleados directos de la compañía (hay otros 3.000 indirectos, la mayoría
habitantes del suroccidente colombiano, región que fue duramente golpeada por
el reciente paro nacional y los bloqueos derivados de este, dejando en
evidencia una grave crisis social en esa zona del país).

Fuentes allegadas al proceso señalan
que el elevado endeudamiento de la compañía, así como el hecho de que sus
propietarios dejaron pasar mucho tiempo para ponerle freno a su crisis, han
dificultado la búsqueda de un plan de salvamento que le devuelva la viabilidad
a este negocio.
Plan de salvamento
El lunes las
directivas de Almacenes La 14 se reunieron en la Casa de
Nariño con Víctor Muñoz, director del Departamento Administrativo de la
Presidencia; Ximena Lombana, ministra de Comercio Industria y Turismo; Juan
Pablo Liévano, superintendente de Sociedades; Felipe Negret, promotor en el
proceso de reestructuración de la compañía y María Fernanda Santa, secretaria
de Desarrollo de la Alcaldía de Cali, tuvieron un primer acercamiento para
analizar la situación y mirar alternativas de solución.
Dichos encuentros se han mantenido a
lo largo de los últimos días sin que hasta el cierre de esta edición haya
habido humo blanco al respecto.
De manera oficial solo se conoce que
las directivas de la compañía no solo están comprometidas a hallar esas salidas
y trabajar en estas sino que también están en conversaciones con Bancóldex
para tramitar un crédito que les provea liquidez para mantener la
operación de los almacenes, según lo dijo el martes Luis Eduardo Pérez, gerente
general de La 14, luego de la reunión sostenida en el Palacio Presidencial.
Una liquidación, bajo la actual coyuntura de crisis económica y
social, no le sirve ni le conviene a casi nadie
Pero ¿qué ha obstaculizado la pronta
solución de la crisis de los tradicionales almacenes caleños? Quienes siguen de
cerca el proceso coinciden en que su elevado endeudamiento y el hecho de que
muchas de estas están atrasadas en sus pagos.

Solo con siete entidades del
sector financiero las obligaciones bordean los 381.000 millones de
pesos, y si bien este es un monto considerable, no es lo más relevante.
“Hay otros pasivos más pesados que
hacen calificar el negocio como no viable”, dice una fuente consultada cercana
al proceso que pidió mantener su nombre en reserva.
Sostiene que la dificultad para
encontrar salidas “está en que los estados financieros demuestran que el
negocio no es suficiente para cubrir pasivos. Es cierto que tiene cerca de 1,36
billones de pesos en activos, pero muchos de esos no tienen capacidad de
asumir pérdidas y el tamaño de los pasivos es bastante alto y vencido”.
Para Gustavo Cuberos Gómez, abogado y
profesor universitario de Insolvencia, este es un problema económico dentro de
un marco jurídico, luego si se arregla el tema económico lo demás es más fácil,
pero es necesario que exista voluntad de todas las partes, propietarios,
bancos, acreedores, Gobierno y empleados, para salvar la compañía.
“Tienen que darse el lapo, porque una
liquidación, bajo la actual coyuntura de crisis económica y social, no le sirve
ni le conviene a casi nadie, salvo a aquellos que tienen unas garantías muy
particulares”, sostiene el jurista.

Origen del declive
Lo que muchos no alcanzan a comprender
es por qué una empresa de estas calidades y cualidades, y con una tradición
comercial de décadas, llega a esta situación tan compleja.
Lo que ven algunos analistas
consultados es que varios factores confluyeron para que se diera esta
circunstancia, como el rápido crecimiento que traía, el haber incursionado en
el negocios de los centros comerciales, la fuerte competencia
reinante en el comercio minorista, con la incursión de nuevos jugadores,
como las tiendas de bajo costo; la llegada de la pandemia del coronavirus y,
por si fuera poco, los efectos adversos del paro nacional, los bloqueos y
hechos vandálicos que actuaron casi como una estocada final.
Lo que muestran los balances de los
últimos tres años reportados a la Supersociedades es que mientras los
ingresos operacionales cayeron 30,7 por ciento entre 2018 y el año pasado,
los pasivos crecieron 13,9 por ciento en el mismo periodo. Su patrimonio se
redujo, no obstante, cerca del 49 por ciento.
“Este debe ser un acuerdo tripartito:
los dueños, los bancos y los proveedores… y si se le suma trabajadores y el
Gobierno la empresa sale adelante porque sale. Si ya no se puede hacer un gana
gana, toca un pierde pierde, perdamos todos un poquito, pero no todo, porque un
escenario de liquidación es muy terrible para una región tan golpeada por la
crisis”, dice Cuberos Gómez.

El problema se agravaría si la
inmobiliaria, que depende bastante de Almacenes La 14, tampoco encuentra
solución a su crisis. Frente a esto, el experto en insolvencia explica que el
decreto 1749 de 2011 regula la insolvencia de Grupos, por lo que habría que
determinar si se da o no la figura; si hay o no operaciones cruzadas; si ambas
o todas cumplen los supuestos de admisibilidad y en este caso, de liquidación.
Advierte, no obstante, que “se respeta
la individualidad jurídica y patrimonial, pero es posible que una arrastre a la
otra o que se presente efecto dominó, a veces por la estructura de
vinculación, a veces por negocios compartidos y a veces por simple efecto
reputacional, pero no necesariamente”.

Los valores que hicieron grande a la compañía
La 14 abrió sus puertas al público por
primera vez hace casi seis décadas bajo el nombre de La Gran
Cacharrería, en la calle 14 del centro de Cali, de donde luego tomaría su
nombre.
Hasta hoy es la cadena de almacenes
más grandes del suroccidente colombiano, que poco a poco se fue extendiendo por
otras ciudades del territorio colombiano generando más de 16.000 empleos ,entre
directos e indirectos, en sus cerca de 30 locales, en su mejor época.
Desde hace cerca de 20 años empezó a
perfilar su futuro con alcance nacional, pero conservando su origen familiar.
Su impulsor, Jaime Cardona, hijo de
Abel Cardona, fundador, tenía una convicción: nunca perder los valores,
entre los que se destacaban la rectitud y la honradez, así como trabajar día a
día en un gran servicio al cliente, lo que con el tiempo caló en el corazón de
los vallecaucanos.