Así es.
Se apaga ELECTRICARIBE, como lo señala Amylkar Acosta…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
SE APAGA ELECTRICARIBE
Por Amylkar Acosta
Como es bien sabido ELECTRICARIBE venía
bajo el control de la empresa española Gas Natural Fenosa (GNF), hoy Naturgy.

La Ley eléctrica 1 establece claramente
que el servicio se debe prestar con sujeción a los principios de “eficiencia,
calidad, continuidad, adaptabilidad, neutralidad, solidaridad y equidad”. La
empresa prestadora de este servicio en la región Caribe no cumplía, lamentablemente,
con ninguno de ellos.
Se llegó al punto, en vísperas de su
intervención por parte de la Superintendencia de Servicios Públicos, de
registrar un promedio de cortes de 90 horas / año, el doble del promedio
nacional, que en ese momento era de 45.5 horas / año 2. Y llegó al extremo del
impago a los generadores a los que se la compraba de la energía que distribuía
a sus usuarios y a consecuencia de estos estaban expuestos permanentemente a
“limitaciones de suministros”, que no es otra cosa que racionamientos
programados de prestación del servicio, por parte del operador del Sistema, la
firma XM.
Racionamiento programado que se vino a
sumar al racionamiento no programado dados los constantes y súbitos cortes,
amén de la permanente oscilación del voltaje con el consiguiente daño de los
artefactos eléctricos de los usuarios.
En tales circunstancias no había otro
camino distinto a la intervención, habida cuenta que la responsabilidad de
garantizar la prestación del servicio es del Estado, así lo manda la
Constitución Política 4 , se procedió por parte de la Superintendencia de
Servicios Públicos Domiciliarios, en cabeza de José Miguel Mendoza a la intervención
y posesión de ELECTRICARIBE, primero con fines de administración el 14 de
noviembre de 2016 y a la postre con fines de liquidación el 14 de marzo de
2017.
SE CERRÓ UN CICLO Y SE ABRIÓ OTRO
Se procedió, entonces, a iniciar un
proceso de búsqueda de un nuevo operador que viniera a ocupar el lugar de
ELECTRICARIBE. Ímproba tarea ésta en la que se empeñó el Presidente Iván Duque,
consciente como lo es que de llegarse a un apagón en la región Caribe el efecto
dominó que provocaría llevaría a una crisis sistémica que comprometería la
prestación del servicio de energía en todo el país.
De allí que en la Ley 1955 de 2019 del
Plan Nacional de Desarrollo 2018 – 2022, se incorporara como capítulo especial,
un Plan de salvamento que permitiera salir de esta encrucijada 5, el cual fue
complementado posteriormente en la Ley 2010 de 1 Ley 143 de 1994. Artículo 6º 2
S.O.S: el mantra de ELECTRICARIBE.
2019 de crecimiento. Entre las medidas
que se contemplaron para lograrlo estaba el establecimiento de un régimen
regulatorio especial para el mercado del Caribe la ejecución de varios
proyectos para estabilizar la prestación del servicio y el manejo de los
pasivos de ELECTRICARIBE.
Complementariamente, se dejó
establecido que “para viabilizar la sostenibilidad de las nuevas empresas
prestadoras de servicio público” en la región Caribe, “la Nación será el único
deudor frente a los acreedores de las deudas asumidas” asumiendo también el
pasivo pensional, el cual superaba los $1.5 billones. Por lo demás, en el
entretanto que se surtía este proceso y con el propósito de garantizar la prestación
del servicio el Gobierno Nacional tuvo que inyectarle por vía intravenosa,
mediante el Fondo empresarial de la Superintendencia, $5.4 billones.
Esta cifra se desagrega de la
siguiente manera: $4.1 billones para mantener su operación, $460.000 millones
de garantías para respaldar la compra de la energía y créditos y $860.000
millones para invertir en la infraestructura en las redes de transmisión local
y de distribución.
De esta manera se allanó el camino
para posibilitar el relevo de ELECTRICARIBE en la operación de red de la región
Caribe.
En efecto, el 20 de marzo, como resultado
de la subasta, que abrió la Superintendencia de Servicios, al segmentar en dos
el mercado, se adjudicó Caribe Mar, que comprende los departamentos de Bolívar,
Córdoba, Sucre y Cesar a Afinia, filial de las Empresas públicas de Medellín y
Caribe Sol, que comprende los departamentos de Atlántico, Magdalena y La
guajira al Consorcio Energía de la Costa Ai-re, en proporción de 10.9% y 10.8%,
respectivamente, de los 2.7 millones de usuarios, que representan el 23% de la
demanda de energía en Colombia De esta manera se cerró un ciclo desesperante y
se abrió otro esperanzador.
Los términos de lo acordado y
convenido entre la Superintendencia y los nuevos operadores, quedó establecido
en sendos programas de “gestión acordado de largo plazo” suscrito entre las
partes servido por ELECTRICARIBE como operador de red.
En efecto, Afinia y Air-e asumieron el
control de dichos mercados a través de una subasta y esta fue una de las
condiciones para entrar como nuevos operadores a partir del 1º de octubre del
año pasado.
ESTABA CANTADA
El balance de prueba de este primer
año de operación de estas dos nuevas empresas que han asumido la prestación del
servicio de energía en la región Caribe ha sido, además de retador para las
mismas, agridulce para los usuarios. Después de la pesadilla y el maltrato que
significó para estos ELECTRICARIBE, los desesperados usuarios se aferran a la
ilusión de contar con un mejor servicio y un mejor trato por parte de ellas. El
mayor reto para los nuevos operadores es mejorar la calidad de la prestación
del servicio, evitar las continuas interrupciones y las fluctuaciones del
voltaje. Con tal fin, ellos se comprometieron, a través del Acuerdo mencionado,
a invertir $5 billones por parte de Afinia y $3.7 billones por parte de Air-e
en un lapso de 5 años y de este modo corregir el rezago histórico de las
inversiones que dejó de hacer ELECTRICARIBE.
De hecho, la calidad del servicio ha
venido mejorando, pero no con la celeridad que esperan y a la que legítimamente
aspiran los usuarios. Según la Superintendencia se ha reducido la frecuencia y
la duración de los cortes de energía y se viene prestando una mejor y más diligente
atención al usuario. No obstante, a los nuevos operadores les ha tocado
enfrentarse al síndrome del miembro fantasma, consistente en la sensación que
experimenta quien, después de amputarle una extremidad sigue con la rasquiña en
el miembro mutilado. Como en esta metáfora, los usuarios siguen reaccionando
contra los nuevos operadores como si ellos fueran ELECTRICARIBE, aún no
perciben el cambio. Les tomará tiempo y esfuerzo recuperar la confianza perdida
por parte de los usuarios, después de 22 largos años de desafueros y atropellos
que recibieron por servicio.
Por ello es entendible la impaciencia
y la reacción por parte de los usuarios cuando recibieron sus facturas en el
mes de septiembre con un aumento desmesurado de la tarifa por parte de Air-e,
después que habían sido congeladas el año anterior a consecuencia de la
pandemia. La nueva tarifa tuvo un incremento del 9.8% para el sector
residencial y comercial, pasando de $500 KWH a $626 KWH y un 5% para el sector
industrial. Huelga decir que, aunque a muchos tomó por sorpresa, esa alza estaba
cantada, toda vez que en el artículo 318 de la Ley 1955 de 2019 del Plan Nacional
de desarrollo 2018 - 2022 quedó establecido que “la variación en las tarifas
para esta región será al menos igual a la variación porcentual de tarifas del promedio
nacional”. Se trata, entonces, de nivelarla por lo alto. Sólo había sido aplazada.

La CREG, en ejercicio de sus
facultades y en aplicación del régimen regulatorio especial expidió la
Resolución 010 de 2020, “por la cual se establece el régimen transitorio
especial en materia tarifaria para la región Caribe” y con fundamento en ella
Air-e presento su expediente tarifario para su consideración, como lo prevé su Resolución
015 de 2018, requisito sine qua nom para autorizarle el aumento en la tarifa.
Este se hizo efectivo por parte de la CREG mediante las resoluciones 024 y 078
de junio 24 de 2021. Esta vez, a diferencia de lo que se venía dando, en donde la
remuneración del cargo de distribución (D) en el costo unitario (U) de la fórmula,
se fijaba tomando en consideración las inversiones realizadas, se estableció
teniendo como base el plan de inversiones proyectadas tendiente a mejorar la
calidad del servicio y la reducción de las pérdidas heredadas, las cuales oscilan
alrededor del 35%, muy por encima del 16% del promedio nacional.
Al examinar los distintos componentes
de la fórmula tarifaria se puede constatar que el mayor reajuste se da en el
cargo por pérdidas (P), totalmente desfasado con respecto al promedio nacional.
Estamos hablando de $247.23 el KWH, el 500% con respecto al promedio nacional
de $48.36 el KWH.
Tanto el cargo por restricción (R,
$37.21 por KWH), como el de comercialización (C, $96.08 por KWH) están por
encima del promedio nacional ($28.02 por KWH y $57.2 POR KWH, respectivamente,
pero no tanto y curiosamente el cargo por distribución (D), $113.40 el KWH, se
sitúa por debajo del promedio nacional, $187.37 el KWH.
Definitivamente, lo que hace la mayor
diferencia entre el costo unitario (CU) en el Caribe, que no es otra cosa que
la tarifa aplicable, con respecto al resto del país, es el cargo por pérdidas
(¡!).
Ello se explica porque en la
Resolución 010 de 2020 de la CREG se estableció que “para la aplicación de la
metodología establecida en la Resolución CREG 015 de 2018…para el régimen
transitorio especial definido en la presente Resolución, los índices de pérdida
eficiente de dichos mercados durante la vigencia del régimen transitorio
especial serán iguales a los calculados para el mercado Caribe a la fecha de la
expedición de la Ley 1955 de 2019”. De allí que las pérdidas reconocidas en la
fórmula tarifaria y las cuales debe asumir el usuario vía tarifas- Resolución CREG 119 de 2017 es del 22% muy
superior al 12% que se les reconoce a los demás operadores de red diferentes al
Caribe.
Es de anotar que Air-e, con el ánimo de
suavizar el impacto de la desproporcionada alza tarifaria apeló a la modalidad
de la “opción tarifaria”, prevista en la Resolución 012 de 2020, la cual permite
mitigar su impacto en el bolsillo de los usuarios difiriéndola en el tiempo.
Todavía es demasiado pronto para
emitir un juicio definitivo, pero lo cierto es que, después de la pesadilla que
significó para sus usuarios ELECTRICARIBE, es inocultable el alivio de saber
que estamos mejor que cuando estuvimos peor y eso ya es ganancia. Habrá que
darles a los nuevos operadores un compás de espera para que demuestren que
están a la altura del reto. Está por demás decir que lo que se predica para
Air-e se aplica a Afinia, el otro operador, ambos están regidos y se deben
ceñir a las mismas reglas.
Bogotá, octubre 1 de 2021
www.mylkaracosta.net