El COVID-19 es más serio de lo que pensábamos.
Aunque hemos dicho que en el pasado hubo pandemias terribles, ésta la hemos recibido con seriedad.
En Colombia el número de muertos no es tan significativo. Sin embargo, nadie quisiera irse de este mundo.
Así que, es mejor hacerles caso a los expertos.
Este escrito de Muhammad Ali Pate habla de las vacunas… todos quisiéramos que llegaran rápido, para que la incertidumbre desaparezca.
Al cierre, el autor señala: “No podemos detener este virus por sí solos. Necesitamos actuar juntos porque a todos nos conviene. Es un imperativo moral: simplemente, es lo que hay que hacer”.
Totalmente de acuerdo.
El autor de esta nota que les voy a socializar señala, al referirse a un sistema de distribución equitativa, una vez aparezca la o las vacunas: ”Un sistema de distribución equitativa.
Además de tener un financiamiento suficiente, debemos establecer un sistema de distribución equitativa para garantizar que todos los países del mundo, incluidos los más pobres, tengan el mismo acceso a las vacunas cuando se encuentren disponibles. Tres principios rectores serán clave: trabajar rápidamente, fabricar y distribuir la vacuna a gran escala y garantizar el acceso mundial”.
Leamos…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
COVID-19
(coronavirus): cómo garantizar una distribución equitativa de las vacunas en el
mundo
Muhammad Ali Pate
Proporcionar un acceso justo e igualitario a una futura vacuna contra la
COVID-19 (coronavirus) es la medida correcta
La pandemia de COVID-19 (coronavirus) no se parece a ninguna otra
crisis sanitaria global y es la más difícil que el mundo ha enfrentado desde la
Segunda Guerra Mundial. Tras propagarse por 200 países y territorios, el
virus ha infectado a más de 2,5 millones de personas, provocando
170 000 muertos y empujando además a los países a una crisis
económica. La pandemia ha desestabilizado la economía mundial, ha expuesto la
debilidad de los sistemas de salud y ha alterado la vida de miles de millones
de personas en todo el mundo. Según nuestras propias estimaciones (i), como resultado de
esta crisis, por lo menos 50 millones de personas caerán en la pobreza
extrema.
Cuando nos acercamos a la Semana Mundial de la Inmunización,
debemos unirnos para encontrar una respuesta más eficaz al virus, financiando y
desarrollando una vacuna. Quizás falten meses para lograr este
objetivo, pero se espera que la disponibilidad de una vacuna ayude al mundo a
superar esta crisis.
En febrero, la Coalición para las Innovaciones en Preparación
para Epidemias (CEPI, por sus siglas en inglés) se unió al Banco Mundial y a
otros asociados para crear un Grupo de Trabajo para el Desarrollo de Vacunas
contra la COVID-19, centrado en el financiamiento y la
fabricación de vacunas que estén disponibles en todo el mundo.
Si bien ya se han logrado algunos avances, la CEPI estima
que se necesitarán USD 2000 millones en financiamiento adicional para
desarrollar hasta tres vacunas en los próximos 12 a 18 meses. Este cálculo no
incluye los costos de fabricación o de distribución.
Dadas las enormes consecuencias sanitarias, sociales y económicas de la
pandemia, a todos nos interesa trabajar mancomunadamente y ayudar a proporcionar
el financiamiento necesario. Por experiencias pasadas, sabemos que las
contribuciones directas de los Gobiernos y los mecanismos de financiamiento
innovadores han ayudado a recaudar fondos para vacunas. Hoy, se debería aplicar
el mismo enfoque.
También apoyamos la nueva iniciativa sobre el acelerador del acceso a las
herramientas contra la COVID-19 anunciada por varios de nuestros
organismos asociados para acelerar el desarrollo, la producción y el acceso
equitativo a los nuevos medios de diagnóstico, tratamientos y vacunas para
hacer frente a la pandemia.
Un sistema de distribución equitativa
Además de tener un financiamiento suficiente, debemos
establecer un sistema de distribución equitativa para garantizar que todos los
países del mundo, incluidos los más pobres, tengan el mismo acceso a las
vacunas cuando se encuentren disponibles. Tres principios
rectores serán clave: trabajar rápidamente, fabricar y distribuir la vacuna a
gran escala y garantizar el acceso mundial. Con varios colegas describimos
estos principios con más detalle en un reciente artículo (i) publicado en The
Lancet.
En el Banco Mundial, hemos iniciado una respuesta masiva para la pandemia
de COVID-19, con un financiamiento de hasta USD 160 000 millones
en los próximos 15 meses, para ayudar a los países de todas las regiones a
abordar las necesidades de salud inmediatas y mitigar los impactos económicos y
sociales a corto y largo plazo de la pandemia.
Estamos financiando parte del trabajo realizado por la CEPI para agilizar
el proceso de desarrollo y ayudar a disminuir el costo de fabricación. Sin
embargo, necesitaremos apoyo financiero adicional de los sectores público y
privado, así como de organizaciones filantrópicas.
Nuestra visión es que las vacunas se desarrollen a gran escala
y se distribuyan de manera gratuita, a través de un proceso razonable y
objetivo. Las vacunas se deben poner primero a disposición de
diferentes grupos de la población por etapas, priorizando a los trabajadores de
la salud que están en la primera línea de la respuesta a la COVID-19, así como
a las personas con mayor riesgo de contraer enfermedades graves y morir.
No podemos permitir que los países de ingreso alto monopolicen
el suministro mundial de las vacunas para la COVID-19, como ocurrió durante la
pandemia de gripe A (H1N1) de 2009. Los países y las poblaciones
más pobres y vulnerables no pueden quedar rezagados.
Sería una solución mucho mejor que la comunidad mundial garantice la
existencia de un sistema de distribución equitativa en todo el mundo.
El sector privado tiene una función importante
Las bases de este sistema incluirían un agente de compras mundial, el
acceso a instrumentos financieros y la indemnización por responsabilidad para
contrarrestar los riesgos asumidos por los asociados del sector privado
participantes. IFC, la institución del Grupo Banco Mundial dedicada al sector
privado, está en buenas condiciones para dirigir este esfuerzo. Se encuentra
lista para apoyar la expansión de la capacidad de fabricación y copatrocinar el
acceso mundial a las vacunas.
No podemos detener este virus por sí solos. Necesitamos actuar juntos
porque a todos nos conviene.
Es un imperativo moral: simplemente, es lo que hay que hacer.