martes, 2 de octubre de 2018

Iván Duque y el reto de no ser un presidente más. Por Lorena Arboleda de El Espectador

Esa es la apuesta del presidente Iván Duque: "No ser un presidente más..."

Y tiene toda la oportunidad para cumplir ese reto.
Colombia es una nación que tiene un potencial inmenso. Obviamente, todos los colombianos debemos apropiarnos de esa apuesta.

Es que, cuando vemos a personas mayores, jóvenes y taxistas botando una cáscara de guineo en las calles de Barranquilla, nos parece que estamos muy lejos de la meta.

Como dije, la apuesta debe ser en conjunto. Entidades estatales, ministros, empresarios, profesores, periodistas, sacerdotes, críticos... Esa debería ser la ruta ganadora.

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Iván Duque y el reto de no ser un presidente más

Para ello, como dijo el presidente estadounidense Donald Trump, deberá mostrar resultados concretos en la lucha contra las drogas. Así fue su paso por la 73 Asamblea General de la ONU.
El presidente Iván Duque calificó como “exitosos” los días que estuvo en Nueva York esta semana. / AFP
“María Juliana, gracias por haber venido. Presidente, gracias por haber traído a María Juliana”, dijo el cantautor Carlos Vives la noche del sábado 22 de septiembre, en Nueva York. Se dirigía al jefe de Estado, Iván Duque, quien había arribado esa noche a la ciudad, acompañado de su esposa, y 40 minutos retrasado, al concierto del músico samario en el Radio City Music Hall, en pleno centro de Manhattan. “Buenas noches, presidente, la provincia lo saluda (…)”, entonó Vives para darle la bienvenida a Duque, quien llegaba por primera vez en calidad de jefe de Estado a participar en la 73 Asamblea General de Naciones Unidas.
El momento de dispersión le iba a durar apenas unas cuantas horas. Al día siguiente tenía preparado un taller Construyendo País —el equivalente de los consejos comunitarios del gobierno Uribe—, donde afrontó una fuerte disputa con Elisabeth, una de las más de 360 mil connacionales que viven en Nueva York, quien le reclamó por las palabras de Guillermo Botero, ministro de Defensa, sobre la protesta social y su supuesta financiación con “dineros ilícitos”. Hubo gritos, abucheos y aplausos. “Ante todo, somos demócratas, y las personas pueden hablar y nosotros contestar”, dijo el presidente.
La mujer también lo encaró por los denominados “bonos Carrasquilla”, le pidió respeto por la consulta previa y le solicitó informar al país quiénes son las Águilas Negras y quiénes financian sus crímenes, “ya que usted está liderando un plan de choque que dice que quien la hace la paga, y ese rasero aplica también para quienes están acabando con la vida de nuestros líderes sociales”. En respuesta, el mandatario le recordó que antes del 7 de agosto se reunió con Procuraduría, Fiscalía y Defensoría, de cuyo encuentro surgió una mesa que se encarga de identificar alertas tempranas para proceder con las investigaciones y sanciones. “A mí me importa la vida de todos los colombianos y no quiero que ningún crimen quede impune”, enfatizó.
Al día siguiente, Duque participó en uno de los eventos de mayor trascendencia para el futuro de las relaciones bilaterales entre Colombia y Estados Unidos: el convocado por el presidente estadounidense Donald Trump con el fin de definir, junto con otras 124 naciones, acciones frente al problema global de las drogas. Una política que, de alguna manera, invita a una mirada al pasado, pues en 2016, los países del mundo reunidos en sesión especial de la ONU reconocieron que la lucha que se ha venido dando en las últimas cuatro décadas no se está ganando, que tampoco se va a ganar y que es necesario volcar la mirada hacia un nuevo enfoque.
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No obstante, Duque aprovechó el escenario para anunciar que en los próximos días —con la presencia de mandatarios regionales en Colombia— firmará el decreto que permitirá a la Policía confiscar la dosis mínima a las personas que sean sorprendidas en las calles del país portando lo que, constitucionalmente, se permite desde hace años. Un discurso perfectamente alineado con la política de Trump, quien amenazó hace un año con descertificar a Colombia si las hectáreas sembradas con cultivos considerados de uso ilícito seguían en aumento. “Queremos trabajar con su nuevo Gobierno para erradicar la producción de coca en su país. Todos hemos de colaborar para desmantelar la producción y acabar con la adicción de la droga”, le dijo Trump a Duque.
El hecho se terminó de concertar en el primer encuentro bilateral del martes. Ese día, el presidente de Estados Unidos le advirtió a Duque que si no logra resultados concretos en un asunto considerado de seguridad nacional para su país, “será un presidente más para Colombia”. Y en parte, eso coincidió con los compromisos asumidos semanas antes por el mismo mandatario colombiano en un encuentro con altos funcionarios del gobierno estadounidense en Bogotá, quienes consideraron que su política estaba encaminada hacia sus intereses pues, como lo señaló Trump ante la ONU, “solo vamos a dar asistencia a quienes nos respeten y sean nuestros amigos”.
La visita de Duque a Nueva York concluyó el miércoles, día en que intervino ante el pleno de la Asamblea General. Sin mayores sorpresas, su discurso se enfocó —además de la lucha antidrogas— en la crisis política, social y económica por la que atraviesa Venezuela. Horas antes se había conocido la noticia del despliegue de tropas del vecino país hacia la frontera común, bajo el argumento de combatir el crimen transnacional. Y aunque el episodio fue entendido como una provocación por parte del gobierno norteamericano, lo ocurrido le sirvió a Duque para fortalecer el mensaje que quería llevar a la ONU alrededor del régimen de Nicolás Maduro: denuncia internacional, sanciones económicas y rechazo a cualquier reacción belicista para confrontar tales provocaciones.
Eso sí, una vez más contravino a su mentor, el expresidente Álvaro Uribe, quien desde Colombia alentaba a los militares venezolanos a dirigirse hacia el Palacio de Miraflores para derrocar a Maduro. “Yo creo que es más importante la presión diplomática internacional y el aislamiento (…) la dictadura lo que está buscando es eso: crear un demonio y usarlo para aferrarse al poder”, dijo Duque cuando le preguntaron por la postura del hoy senador del Centro Democrático. Y por supuesto, en su discurso ante la ONU hubo líneas para el tema de la paz, cargadas de malestar y cuestionamientos por lo encontrado frente a la implementación.

El año pasado, ya como Nobel de Paz, Juan Manuel Santos se dirigió por última vez ante el organismo para agradecer el respaldo que le había dado al proceso y posterior acuerdo logrado con las Farc. Y si bien es cierto que su imperfección a la hora de materializar lo pactado ha sembrado incertidumbre en los excombatientes, también lo es que ya hay fondos multilaterales en marcha como respaldo para hacer realidad los compromisos adquiridos por el Estado. Esa fue la promesa que hizo Duque esta semana pero, al mismo tiempo, le notificó a la ONU que está listo para hacer los ajustes a los que se comprometió en campaña.
¿Cómo le fue al presidente en su primera comparecencia ante la Asamblea General del organismo? En 2017, en ese mismo escenario, el gobierno inglés dijo ante el Consejo de Seguridad que cada vez que se hablaba de Colombia, siempre se estaba cumpliendo un hito histórico en el país. Esta vez no fue así, habida cuenta de la transición por la que atraviesan los hechos cumplidos frente a la paz y la llegada de un nuevo gobierno. Uno liderado por un partido, el Centro Democrático, que no hace mucho ejercía la oposición y que parece no entender todavía su nuevo rol. Los enfoques de Duque recién están empezando y es prematuro evaluar si van en la misma línea progresista que mantiene la mayoría de la comunidad internacional.
Si logra reducir a la mitad los cultivos ilícitos en el país y disminuye el consumo, o si logra liderar la lucha para que haya un cambio en Venezuela, o si consigue que el Acuerdo de Paz se materialice con firmeza, podrá controvertir las palabras que dijo Trump ante periodistas de todo el mundo y no será un presidente más para la historia.

XXI Conferencia Internacional de Palma de Aceite en Cartagena



XXI Conferencia Internacional de Palma de Aceite en Cartagena
La XIX Conferencia Internacional sobre Palma de Aceite en Cartagena fue un éxito.


Fue un certamen que reunió a los palmeros del mundo en torno a temas muy importantes como sostenibilidad, innovación, productividad y nuevas herramientas para lograrlo. 
Segunda fase de la campaña del aceite de palma, esta vez en los hogares de Colombia.
Alianzas estratégicas productivas y empleo formal, entre otros muchos aspectos de interés.
En el evento estuvieron el Presidente Ejecutivo de Fedepalma, Jens Mesa Dishington y Alex Cooman, director General de Cenipalma, como anfitriones, al Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Andrés Valencia Pinzón y muchas otras personalidades.
El evento contó con alrededor de 2000 personas y tuvo un gran cubrimiento nacional, internacional regional y local. 
Fue una jornada exitosa de principio a fin!!!

Lourdes Molina Navarro 
Directora de Comunicaciones