La vida es complicada en muchos momentos.
En algunos países NO hay oportunidades ni puestos de trabajo.
En cambio, en Estados Unidos y en el Reino Unido, el asunto es
diferente.
La pandemia ha dificultado suplir las vacantes.
En territorio británico el 'brexit' también influye, pero aun
así, hay naciones que le permiten al ser humano mantenerse a flote…
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
La dura escasez de trabajadores que enfrentan EE. UU. y el Reino
Unido
Tanto EE. UU. como el Reino
Unido se encuentran hoy en una situación que les genera un dolor de
cabeza: los dos países enfrentan dificultades para suplir las vacantes
disponibles.
“Nunca, en los 30 años que llevo en
este negocio, había visto algo semejante”, dice Carl Giddeon, el dueño de
un local dedicado a la venta de electrodomésticos y computadores en Alexandria,
Virginia (EE. UU.).

Desde hace más de tres meses, Giddeon
ha tratado de llenar, sin suerte, las vacantes que tiene en su fuerza laboral.
Eso, a pesar de que ha subido la oferta de sueldo en dos ocasiones y
prometido beneficios y bonificaciones.
Pero su situación no es única. De
hecho, es casi la norma a lo largo de todo el país. EE. UU., como consecuencia
directa e indirecta de la pandemia, viene experimentando una escasez de mano de
obra con pocos antecedentes en la historia. Y la situación es particularmente
crítica en ciertos sectores, como
el transporte, entretenimiento y otros empleos que pagan el
salario mínimo.
Para un obrero de una construcción o
un mesero los subsidios del Gobierno eran similares o superiores a lo que
ganaban trabajando. ¿Para qué matarse con un trabajo de 60 horas a la
semana?
Para entender la dimensión del
problema solo basta una mirada a las cifras de desempleo. Actualmente, el
índice se ubica en el 5 por ciento. Algo que se traduce, de acuerdo con el
Departamento del Trabajo, en unos 8,5 millones de personas desocupadas. Pero,
según esta misma entidad del Gobierno, hay por lo menos 11 millones de
empleos disponibles. En otras palabras, la oferta es muy superior a la demanda.
Hace poco, la Asociación Nacional de
Empresas Independientes publicó un informe que puso el fenómeno en evidencia.
Según esta, casi la mitad de las pequeñas y medianas empresas del país estaban
reportando tener vacantes disponibles. Una cifra récord en
este segmento de la economía.
En cierto sentido, se trata de un
panorama con enormes contradicciones. Hace 12 meses, cuando la pandemia causaba
estragos en la economía por el cierre de numerosos negocios, la tasa de
desempleo alcanzó casi el 15 por ciento, una de las más altas desde
la Gran Depresión de los años 30.

En este año que ha pasado, EE. UU.
recuperó al menos el 75 por ciento de los empleos que, se estima, se perdieron
en ese lapso. Es decir, ni siquiera ha llegado a un nivel de
ocupación precovid, lo cual indicaría que son millones los que aún
necesitan trabajos.
Pero lo que hay es una insuficiencia
que está ocasionando alzas en los precios del combustible y otros productos
–porque no hay camioneros disponibles– y pánico entre empleadores que se
acercan a su mejor temporada (la navideña) sin la mano de obra suficiente para
poder suplir la demanda.
Escasez de trabajadores en Estados
Unidos
El por qué no “quieren” trabajar los
estadounidenses tiene varias explicaciones.
En primer lugar, están los subsidios
directos que ofreció el Gobierno para ayudar a familias durante la pandemia y
la expansión del seguro de desempleo.
De acuerdo con Dante DeAntonio,
de Moodys Analytics, al comienzo de la crisis del covid fueron medidas que
sirvieron para mantener activa la economía y evitar un descalabro mayor.
Pero en la medida que la situación se
fue normalizando, muchos optaron por no regresar a sus trabajos anteriores.
Particularmente los que pagan un salario mínimo y exigen mucho de una persona.
“Para un obrero de una construcción, un mesero o alguien que labora en la
planta de una fábrica los subsidios del Gobierno eran similares o superiores a
lo que ganaban trabajando. ¿Para qué matarse con un trabajo de 60 horas a la
semana si estaba recibiendo lo mismo por no hacer nada?”, dice DeAntonio.
Paralelamente, muchos padres de
familia, especialmente mujeres, tuvieron que abandonar sus empleos tras los
cierres de los colegios y el año de educación virtual que siguió, pues se
vieron obligados a permanecer en sus casas y cuidar de sus hijos.

Aunque ambos factores han influido,
David Autor, del departamento de Economía del Massachusetts Institute of
Technology (MIT), dice que la pandemia ha generado, a su vez, un cambio de
actitud de las personas frente al empleo.
“La valoración que hace la gente sobre
su propio tiempo ha cambiado. Los estadounidenses están cada vez menos
dispuestos a tomar trabajos que pagan mal, son muy duros o conducen a una calle
muerta, como en el sector de servicios. Y en su lugar están optando por
reeducarse, cambiar de carrera o dedicar más tiempo a sus familias, así eso
implique gastar menos. Es decir, ha bajado el apetito o la necesidad por este
tipo de empleos”, dice Autor.
Nunca, en los 30 años que llevo en este
negocio, había visto algo semejante
Y el “colchón” que ha venido
ofreciendo el Gobierno hasta ahora les ha permitido darse espacio.
Adicionalmente, muchas personas que trabajaron remotamente durante los peores
meses de la pandemia no quieren regresar a esquemas presenciales o a
trabajos que exigen su presencia física. “No es un problema de cantidad sino de
calidad”, dice Autor.
Según DeAntonio, esa dinámica puede
comenzar a cambiar pronto gracias a dos factores. El primero es el fin de los
subsidios que expiraron el mes pasado y forzará a muchos a regresar al mercado
laboral. El segundo es el retorno a la educación presencial en colegios, que
permitirá el regreso de muchos padres y madres de familia.

Por supuesto, esto dependerá de cómo
evolucione la pandemia, pues muchos centros educativos han tenido que cerrar
nuevamente sus puertas por rebrotes de covid y la variante delta ha impedido la
recuperación plena de sectores como el del turismo y el entretenimiento.
Este analista de Moody’s piensa, sin
embargo, que pasarán por lo menos dos o tres años antes de que se corrija el
desbalance entre demanda y oferta en el mercado laboral. Un mercado, desde la
perspectiva de Autor, que se está reconfigurando en el proceso y lucirá muy
diferente cuando salga de esta crisálida en la que se encuentra de manera
temporal.

El lío británico
Por su parte, los británicos han
estado lidiando en los últimos días con la crisis más grave de abastecimiento
de combustible del Reino Unido de las últimas décadas, algo que
parece inconcebible en este país, considerado entre los siete más ricos del
mundo.
En las redes sociales se reproducen
una y otra vez imágenes de kilométricas filas de gente desesperada, que ha
estado frente a las estaciones de servicio hasta diez horas tratando de echar
un poco de gasolina a sus vehículos, mientras que los estantes de supermercados
están a medio llenar y miles de hectáreas de frutas y vegetales se pudren en
los campos.
Desabastecimiento en Inglaterra
Detrás de esas escenas casi
apocalípticas se resume el verdadero lío británico: hay gasolina y alimentos
frescos y procesados. Pero no hay trabajadores que se encarguen del transporte,
recojan los cultivos u operen las maquinarias. Las vacantes de empleo disponible
se han disparado en las últimas semanas a cerca de dos millones
de puestos y
“las industrias se están viendo muy afectadas por la escasez de personal, y
solo en el sector del transporte se necesitan más de 100.000 personas”, según
el último reporte de la Confederación de Contratación y Empleo
británica (REC, por su sigla en inglés).
La Confederación de la Industria
Británica, que culpó al brexit por la escasez actual, debería reconocer que los
propios líderes de la industria deben cargar con una parte significativa de la
culpa
De entrada, los analistas le achacan
el problema a la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE),
conocida como brexit, concretada en enero pasado y que, entre otras
cosas, acabó con la libre circulación de europeos en tierras británicas.
Antes del brexit, uno de
cada dos empleados de sectores del transporte, hostelería y agroindustrial
provenía de países europeos, especialmente Polonia, Rumania y España. Eso se
había estado notando en los últimos meses, pero la reapertura económica tras la
pandemia dejó al descubierto la magnitud de la estampida de los europeos que
retornaron a sus países y que no pueden regresar al Reino Unido bajo las nuevas
normas de inmigración.
Las industrias se están viendo muy
afectadas por la escasez de personal, y solo en el sector del transporte se
necesitan más de 100.000 personas
La directora ejecutiva adjunta de la
Confederación de Contratación y Empleo, Kate Shoesmith, aseguró que los
problemas de vacantes se han alimentado por el brexit y el
covid, y la falta de trabajadores extranjeros ha causado crisis particulares.
Según Shoesmith, la mayor demanda de trabajadores ahora la
integra camioneros de transporte pesado, docentes, cuidadores, cocineros y
limpiadores. Todos esos puestos eran asumidos en un 90 por ciento por
extranjeros.
La directora de la Confederación
recordó que había un gran número de personas de Rumania y Bulgaria que
realizaban trabajos de conducción, que se quedaron en el Reino Unido después
del referéndum del brexit, pero comenzaron a irse cuando la
pandemia golpeó. “O han obtenido trabajo en sus países de origen o sienten que
no es correcto regresar al Reino Unido, ya sea por el brexit o
la pandemia”, dijo.
Sin embargo, el primer
ministro, Boris Johnson, acérrimo defensor del brexit, niega
que la crisis de vacantes tenga que ver con la salida británica del bloque
europeo y asegura que es solo una muestra de que la economía se está reabriendo
del letargo de la pandemia.
Johnson le pone el dedo acusador a los
empleadores privados, que mantienen unas políticas de malas condiciones
laborales y bajos salarios que desestimulan el que los británicos quieran
trabajar como camioneros o recoger frutas. “Si pagan mejor y dan mejores
condiciones, los trabajadores británicos querrán hacer esas labores”, dijo el
gobernante.
El premier defendió la idea de limitar
la presencia de europeos en el mercado laboral británico con el brexit,
alegando la importancia de ponerle límites a la inmigración con un sistema de
visados por puntos para “atraer a mano de obra de alta calificación”.
Desabastecimiento en Inglaterra
A su vez, el ex líder
conservador Ian Duncan rechazó que se culpe de la escasez de
camioneros al brexit, al asegurar que la “burocracia sin cerebro es
la verdadera culpable”, alegando que la pandemia expuso cuán lentas pueden las
instituciones británicas. “Ahora estamos pagando el precio”, dijo.
En un artículo publicado en el
diario The Telegraph, Duncan aseguró que “desde la miopía de la
Agencia de Normas de Conductores y Vehículos hasta el hecho de que los
transportistas no invirtieran en conductores británicos, está claro que la
escasez de conductores podría haberse aliviado. No estoy seguro de cómo los
cambios de visado ayudarán mucho ahora, cuando toda Europa también está
buscando conductores”.
“La Confederación de la Industria
Británica, que culpó al brexit por la escasez actual, debería
reconocer que los propios líderes de la industria deben cargar con una parte
significativa de la culpa”, aseguró el también exsecretario de Estado en el
Departamento de Trabajo y Pensiones, al comentar que antes del brexit preguntó
por qué los transportistas hacían tan poco para invertir en su industria
capacitando a los conductores, particularmente cuando la escasez ya se estaba
dando a conocer. Los transportistas respondieron que los británicos no harían
el trabajo.
SERGIO GÓMEZ MASERI Y MARÍA VICTORIA CRISTANCHO. PARA EL TIEMPO
WASHINGTON Y LONDRES