domingo, 16 de febrero de 2020

Me equivoqué. Por Vicky Dávila

Vicky se pasó…


Se le voló la piedra y se equivocó.

Ella misma lo reconoce

RADAR:

-¿QUÉ responsabilidad tiene el presidente?

-¿Qué medidas debe tomar?

-¿Quién o quienes respaldaron a Hassan Nassar?

-¿Eso lo hizo el hombre solo?

-¿Qué harían los funcionarios colombianos si eso les parece algo similar?

-Periodistas, ¿qué harían si les pasara algo parecido?

-¿Y el director y los directivos de Semana?

Son tantos interrogantes, que mejor lo dejo hasta ahí.

¿Qué haría yo?

¿Qué piensa de lo que escribió Ángela Patricia Janiot?

¿Qué pensarán las directivas del medio dónde escribe y labora Ángela Patricia?

Vamos a presentar las dos versiones: Primero Ángela Patricia Janiot, quien “regaña” a Vicky.

Y dos: La versión de Vicky Dávila…

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
VICKY DÁVILA | 2020/02/15 05:10


Me equivoqué

Por Vicky Dávila

Respuesta de Vicky:

RADAR


Quiero excusarme, incluso con Hassan Nassar, por haberme salido de casillas esta semana, en medio de una entrevista.
Nunca debí perder el control, pero me dolieron mis hijos y mi esposo, me dolió el honor que he cuidado durante 46 años de mi vida.

Creo que caí en una trampa que premeditadamente me tendió el provocador consejero de comunicaciones del gobierno. Yo tuve una reacción humana, inaceptable en mi papel de periodista. Él decidió atacarme de manera muy baja con información privilegiada que misteriosa y convenientemente le llegó a sus manos, en lugar de responder las preguntas que le hice sobre la utilización del avión presidencial.  

Hassan iba con un objetivo: atacarme con algo personal para descalificar mis cuestionamientos. 
Él me engañó, él no iba a cumplir su papel de vocero, él iba listo a masacrarme. Hoy pienso que a Julio Sánchez Cristo, o a Néstor Morales no les habría hecho lo mismo, solo por poner cualquier ejemplo. A no ser que la nueva estrategia del Gobierno Duque sea callar al periodista que se atreva a criticarlos con chantajes derivados de asuntos personales, logrados con inteligencia muy rápida y verificaciones, antes de cada entrevista. A cuántos les tendrán guardados de verdad. Grave y peligroso. 

Llamé a Hassan de buena fe para que el programa del martes a las doce no saliera sin la versión de palacio. Me dijo que hablaría 24 horas después en la radio. Le expresé que esperar tanto no era buena idea. Se negó. Pero luego, cuando armó el plan, me escribió  que me daría “la primicia”. Eso sí, me pidió que como vocero del Gobierno Duque no lo pusiera a debatir con nadie. Ante un tema tan sensible, acepté. Ya al aire, lo saludé amable, le permití hablar sin interrupciones más de seis minutos, pero cuando le hice la primera pregunta, sacó su primer as bajo la manga, me habló de la protección que les presta a mis hijos la UNP, por desgracia amenazados como consecuencia del trabajo de su mamá. Gracias a Hassan ya todo el país lo sabe, incluso los delincuentes. Yo contesté de manera transparente y seguí la entrevista. Le insistí en por qué los invitados de la familia presidencial no se fueron en un vuelo comercial y pagaron sus tiquetes. Nassar me sacó lo que para él era mi más ‘grande pecado’: haber viajado en el avión presidencial en el Gobierno Santos en una misión oficial por la canonización de la Madre Laura. Todos los invitados iban con sus esposos y esposas, por protocolo. Yo además fui a trasmitir el momento para La FM. No me fui a escondidas, no le pedí al presidente que me invitara y mis jefes estuvieron enterados. Hubo más periodistas en la ceremonia y varios de los más importantes empresarios de Colombia. A nadie le queda duda de mi posición crítica frente a Juan Manuel Santos. Yo no valgo un viaje en el avión presidencial. Pero Hassan me señaló. Su mensaje era, cállese que usted no puede preguntar ni cuestionar al presidente Duque porque usted ha viajado en el avión de los presidentes.

De ser así, la gran mayoría de directores de medios estarían impedidos. Muchos, si no todos, han hecho este tipo de viajes. Pero él esa lista no la sacó. Él quería ponerme a mí en entredicho. De los demás seguro sintió miedo. Ojalá publique no solo ese viaje si no todos los de los últimos 20 o 30 años.

15 minutos después de estar al aire, Hassan me habló de hipocresía y doble moral. Estallé y pasó lo que ustedes saben. Al final nunca contestó lo que debió contestar como vocero del Gobierno. Cargo para el cual lo considero no apto, al margen de la rabieta. 
Este episodio, que repito, no debería haber ocurrido, ha movido las fibras. Lo comprendo. Incluso, algunos colegas han pedido mi cabeza o han calificado el hecho como la “muerte” del periodismo. ¿En serio?, ¿un enojo que no justifico es lo peor que le ha pasado al periodismo de Colombia? 

Grave que algunos periodistas hayan decidido ser fichas a sueldo de los carteles de la droga, los paras, las Farc o el ELN.

¿No será que todos los que comieron en la coca de los millonarios contratos del Gobierno Santos para hablar en favor de la paz  fueron peores? Ni qué decir de todos los habilidosos periodistas-negociantes que no han dejado de beneficiarse de todos y cada uno de los gobiernos durante décadas y están ricos.

¿Lo que hice fue tan catastrófico como para que el maestro Juan Gossaín, a quien admiro y quiero, sienta vergüenza de ser periodista? 
Él durante décadas ha visto lo peor de muchos colegas. Estoy segura de que en sus recuerdos tiene casos ejemplarizantes que de verdad nos sonrojan.

Jamás hago ni siquiera un retuit a las críticas que les hacen a otros periodistas. No me sumo al linchamiento, ni pertenezco a la sociedad del mutuo elogio.

Que este y el otro salen en los papeles de Panamá, que alguno tiene a toda su familia colocada en cargos públicos, que aquel la embarró al aire. No, no me aprovecho, porque detesto el canibalismo. Pero siempre me quedo callada cuando me caen. Me sorprende por ejemplo la pila Camila Zuluaga, quien llegó al espacio de Blu, al mediodía, a replicar el modelo que yo implementé en La W y ahora está adolorida y sufriendo por el periodismo que yo hago. Sería bueno que ella invierta esa energía en crear algo propio y que conecte con la gente. Le iría mejor. 

Por Néstor Morales, que es muy buen periodista, solo siento angustia, debe ser muy difícil y agobiante ser el cuñado del presidente y tener que defenderlo obligatoriamente todos los días. 

Del Círculo de Periodistas de Bogotá acepto el llamado de atención, pero respetuosamente los invito a que sean más activos y agudos frente a los verdaderos problemas del gremio. 

No he recibido emisoras de los gobiernos, como algunos que disfrutan de jugosas rentas por tenerlas alquiladas. Ni ningún otro beneficio económico. No utilizo mis relaciones con las fuentes como lo hacen algunos del circulito bogotano para obtener beneficios y prebendas. Siempre he vivido de mi sueldo. Hoy incluso tengo dos hermanos desempleados porque soy incapaz de llamar al presidente o a sus ministros para que los empleen. 

Lo que hice no lo vuelvo a hacer. Pero el país que me conoce sabe que tengo carácter y que soy transparente. Aquí el periodismo está más vivo que nunca y lleno de periodistas valientes y admirables. Los colombianos esperan que todos los que desempeñamos este oficio estemos a la altura y no hagamos trampa para sobresalir subiéndonos en el cadáver de los otros colegas. Hay algunos que mueren por verme fuera de combate. Conozco sus intrigas. 

No sé si el presidente Iván Duque autorizó a Hassan Nassar a hacer lo que hizo. Me gustaría saberlo. ¿Estará la inteligencia del Estado dispuesta a volverse la mano derecha del Gobierno y del provocador Hassan que quiere ganar los debates nacionales atacando a los periodistas y no respondiendo como debe ser, que es por lo que le pagamos como vocero? En todo caso la polémica del avión murió como querían en el Gobierno. Yo quedé avisada, como debería estar toda la prensa colombiana. Pero con humildad acepto que me equivoqué, perdón. 

Gracias a los que me han entendido y apoyado. 

RADAR:


Vicky Dávila: En 1994 la vallecaucana se trasladó a Bogotá para trabajar en el Noticiero TV Hoy. Después pasaría a QAP Noticias, donde realizaba informes de orden público y más adelante se convertiría en corresponsal en Washington

En 1998 se vincula a RCN Televisión, presentando RCN al día y en julio del mismo año, una vez convertido en canal privado, pasaría a formar parte de Noticias RCN donde presenta el noticiero. Contrajo matrimonio en 2000 con su colega de trabajo Juan Carlos Ruiz, con quien tuvo a su hijo Simón. Meses después del nacimiento del niño, su esposo falleció en una clínica por una complicación post-operatoria.

Dávila también trabajó en Radiosucesos RCN de RCN Radio y desde 2007 hasta 2016 dirigió y condujo el noticiero de la mañana en la emisora La FM.5

A comienzos de 2008 la Sociedad Interamericana de Prensa tuvo conocimiento de amenazas de las FARC contra periodistas de RCN Radio y Televisión,6 entre ellos Vicky Dávila. En ese mismo año contrajo segundas nupcias con José Amiro Gnecco Martínez, hijo del exgobernador del CesarLucas Gnecco Cerchar, con quien tuvo a su segundo hijo Salomón. El 29 de octubre de 2013 le fue entregado un Premio Simón Bolívar, a mejor entrevista en radio.

El 31 de octubre de 2014, Julio Sánchez Cristo de W Radio Colombia reveló que Dávila finalmente llegó a un acuerdo con el Canal RCN para dar un paso al costado como presentadora de la sección La Cosa Política en Noticias RCN.7 Para agosto de 2015 se retira de Noticias RCN para dedicarse únicamente a dirigir La F.M.

Así no, mi estimada Vicky, así no. Por: Patricia Janiot

Vicky se pasó…

Se le voló la piedra y se equivocó.

Ella misma lo reconoce.

RADAR:

-¿QUÉ responsabilidad tiene el presidente?

-¿Qué medidas debe tomar?

-¿Quién o quienes respaldaron a Hassan Nassar?

-¿Eso lo hizo el hombre solo?

-¿Qué harían los funcionarios colombianos si eso les parece algo similar?

-Periodistas, ¿qué harían si les pasara algo parecido?

-¿Y el director y los directivos de Semana?

Son tantos interrogantes, que mejor lo dejo hasta ahí.

-¿Qué haría yo?

-¿Qué piensa de lo que escribió Ángela Patricia Janiot?

-¿Qué pensarán las directivas del medio dónde escribe y labora Ángela Patricia?

Vamos a presentar las dos versiones: Primero Ángela Patricia Janiot, quien “regaña” a Vicky.

Y dos: La versión de Vicky Dávila…

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1
Así no, mi estimada Vicky, así no

Por: Patricia Janiot

Desde hace días estoy mortificada. Es como si se hubiera materializado lo que por algún tiempo temí que me podría suceder. 

Le sucedió a Vicky Dávila, una colega quien a pesar de haber visto personalmente una vez, nuestras ocasionales conversaciones telefónicas se convirtieron en charlas de solidaridad profesional en las que he percibido al otro lado del celular, a un ser cálido y sensible frente a la naturaleza humana.  Solo que esta vez no puedo ser solidaria.

Siempre pensé que Vicky, independientemente de su línea editorial, representaba a la mujer valiente, profesional, directa, que se abrió su propio camino a pulso y con disciplina, lo cual le ha dado la posibilidad de reinventarse. También deduje que algunos de sus trabajos periodísticos que la involucraron en controversias y escándalos eran, en parte, el reflejo de la ausencia en muchas de nuestras salas de redacción, de precisos códigos de ética periodística, y que ese vacío la había convertido en una víctima que sucumbía ante el poder que otorga un micrófono en los tiempos del cuestionable periodismo de espectáculo.
Pensé que con sus tropiezos profesionales tenía aprendidas importantes lecciones sobre los valores y límites que impone este oficio. A ti, mi estimada Vicky, te digo con sincero aprecio: fue vergonzosa e indigna la manera cómo manejaste la entrevista con el vocero presidencial Hassan Nassar. Ese periodismo grosero, arbitrario y engreído, no nos representa.

Habría sido muy fácil rebatir los argumentos de hipocresía que esgrimía Hassan. Ya tenías listos sus tweets cuando en el pasado criticaba en términos burlescos lo que ahora el portavoz presidencial quiso defender con cierta soberbia. Esos trinos eran tu mejor arma para desenmascararlo.

Resultaba aún más fácil responder a la zancadilla que te tenía preparada con muy mala intención y prepotencia cuando el Alto Consejero para las Comunicaciones del Gobierno de Iván Duque te recordó que tu esposo te acompañó en un viaje en el avión presidencial cuando fuiste invitada por el entonces presidente Juan Manuel Santos. Le debiste haber dicho que ese era un viaje para atender un asunto de Estado.

A esos eventos de interés nacional, generalmente los mandatarios invitan a personajes de la vida nacional con sus acompañantes, y tú eras uno de esos personajes. En este caso, como lo alcanzaste a explicar en tu programa, el avión no se estaba utilizando para un evento social de la familia. Se trataba, nada menos, que de la santificación de una ciudadana colombiana.
No entiendo por qué te sentiste agredida con la pregunta de Hassan, a quien, por cierto, no conozco ni tampoco pretendo defender. Este funcionario utilizó unas tácticas rastreras al desempolvar documentos del pasado para fundamentar su defensa atacándote con lo que él llamó doble moral. Sin embargo, esta oscura estrategia de Hassan para nada justifica tu irrespeto al atacarlo con ferocidad. Me niego a colocar en un mismo plano de responsabilidad tu comportamiento con la cuestionable conducta del vocero gubernamental.

Fue absolutamente repudiable verte perder el control sin argumentos, y de una manera poco profesional escucharte recitar toda clase de improperios e insultos para demostrarle a tu interlocutor cuánto lo desprecias por atreverse a formular unas preguntas incómodas.

¿No es eso para lo cual los periodistas estamos entrenados? ¿Quién dijo que nuestros invitados no pueden también plantearnos preguntas incómodas? Esto último era predecible, porque estabas hablando con otro periodista que, además, conocías bien. Pero se te fueron las luces. La oscuridad te hizo perder la razón y la capacidad que tenemos en este oficio de reportar los hechos tal como sucedieron y apegarnos a la verdad.

La labor del periodista constantemente está expuesta ante nuestra audiencia -a la que nos debemos- lo cual nos compromete a ser profesionales y desempeñarnos con altura y responsabilidad. Cualquier ser humano, incluyendo algunos de los detestables interlocutores de nuestras entrevistas, merece respeto y ese es un valor básico que debe prevalecer en cualquier interacción de nuestra vida diaria, y en este asunto tan elemental, estimada Vicky, has perdido la brújula y has contribuido al desprestigio con que se acosa a tantos periodistas.

Intentaste hacer un acto de contrición cuando al final de la emisión pediste perdón a tu audiencia por el bochornoso altercado, pero debo decirte que eso fue lo que más me entristeció. Aun con cabeza fría, deliberadamente subiste la apuesta de los insultos, seguiste denigrando a tu entrevistado y lo volviste a ofender. Como si fuera poco, justificaste tu indecencia verbal con argumentos falsos, haciéndonos creer que hablabas de Hassan cuando tus propias críticas en su contra aplican al mal comportamiento que protagonizaste en la entrevista.

Así no, mi estimada Vicky, así no.

Ángela Patricia Janiot Martirena (Bucaramanga, Colombia, 2 de octubre de 1963), es una periodista, reina de belleza y exmodelo colombiana. Trabajó para CNN en Español desde 1992 hasta 2017. Actualmente trabaja como presentadora y corresponsal sénior en Noticias Univisión

Un ingenioso invento japonés que te permite hablar inmediatamente en más de 40 idiomas

MUAMA Enence:

Si esto funciona, carajo, ¡tremendo golazo! 

Vale la pena tenerlo con nosotros... Me voy a conectar con los encargados y les cuento...

RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1


Un ingenioso invento japonés que te permite hablar inmediatamente en más de 40 idiomas

6 de enero de 2020 | Tecnología | Lars Nystuen

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