- Columna de Amylkar Acosta
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Amylkar Acosta, exministro de Minas y Energía de Colombia |
Pero, a
poco andar la CREG quedó en sus manos, con la posibilidad de nombrar en
propiedad a los 6 expertos comisionados que hacen parte de la misma, como lo
manda la Ley 142 de 1994 de servicios públicos. En lugar de ello,
contumazmente, insiste en nombrarlos en calidad de encargados y de contera sin
que, algunos de ellos cumplan con los requisitos, razón por la cual la CREG se
ha mantenido en permanente interinidad y lo que es peor sin quorum para tomar sus decisiones, en
momentos en los que más se requiere contar con ella.
Ha afirmado el presidente que las alzas en las tarifas obedecen a la especulación por parte de las empresas generadoras, dando lugar a precios exorbitantes en la Bolsa de energía o mercado mayorista. Sin embargo, hasta la fecha no se conoce una sola investigación por parte de la Superintendencia de Servicios Públicos, que fue creada para defender al usuario o de la Superintendencia de Industria y Comercio, que está obligada a intervenir cuando se presentan casos de abuso de posiciones dominantes. Incluso afirmó que Colombia era el único país en donde no era el Estado quien regulaba las tarifas sino las empresas. Lo cual es falso de toda falsedad. Esa es función de la CREG. No pasa de ser una falacia.
Más
recientemente, en mayo del año anterior el presidente Petro, en respuesta al
clamor de los usuarios, sobre todo de la región Caribe, anunció que la Nación
asumiría la deuda que por concepto de la Opción Tarifaria tienen los estratos
1, 2 y 3, aproximadamente $2.8 billones, de un total del saldo de $4.5
billones. De asumirse la deuda de la Opción tarifaria, esa sí sería una forma
efectiva de bajar las tarifas a los más vulnerables, que son la inmensa mayoría
de los usuarios, porque representan, particularmente en la Región Caribe, más
del 80% de estos. Con tal medida se podría reducir el costo de la factura de
energía en un 24%, aproximadamente.
De manera
que de poco o nada servirán las marchas para “bajar las tarifas de energía”.
Con ello solo se va a botar corriente y es una cortina de humo para ocultar la
incompetencia y la negligencia por parte del Gobierno al no encarar este
problema con diligencia y seriedad. Bien se ha dicho que es más fácil hacer
política con las tarifas que formular una política de tarifas. Y menos anuncios
como el del presidente Gustavo Petro para animarlas de que tiene entre manos
“una nueva fórmula tarifaria, que una empresa que se llama XM no está
aplicando”. ¡Ello no pasa de ser un espejismo!