China, tremenda nación.
Nunca podremos desconocer la importancia que han tenido los
presidentes de China, ni las enseñanzas que le han impartido al mundo entero.
Manejar una población tan grande es un acto heroico,
inteligente, casi imposible de realizar. No son todos los dirigentes podrán
hacer algo parecido.
Pese a ser un país comunista, muchos aspectos de China no han
sido nada socialistas... hasta ahora. Eso lo dicen los analistas.
Revisemos un poco este escrito.
RADAR,luisemilioradaconrado
@radareconomico1

Por qué China parece estar retomando la senda socialista
Por: BBC News Canal
28 de septiembre 2021, 06:20 a. m.
Durante décadas, la vida en China había
evolucionado en torno a su versión local del capitalismo sin rienda alguna.

A pesar de ser técnicamente un país
"comunista", el gobierno había depositado su fe en la economía de
goteo, creyendo que permitir que algunas personas se hicieran extremadamente
ricas beneficiaría a toda la sociedad, al sacarla del desastroso atolladero de
la Revolución Cultural del presidente Mao tan rápido como fuera
posible.
Hasta cierto punto funcionó. Ha
surgido una gran clase media y, como resultado, la gente de prácticamente todos
los estratos de la sociedad tiene ahora mejores niveles de vida.
Disparidad de riqueza
Desde el estancamiento de la década de
1970, China ha sido empujada a la cima, ahora desafiando a Estados Unidos por
el dominio económico global.
Pero dejó un abismo de disparidad de
ingresos.
Puede verse en los hijos de aquellos
que estaban en el lugar y el momento adecuados.
Esos padres que pudieron hacerse cargo
de las fábricas en la década de 1980 y obtuvieron ganancias exorbitantes, que
ahora permiten que su progenie conduzca llamativos autos deportivos por
ciudades relucientes, pasando a toda velocidad junto a los trabajadores de la
construcción que se preguntan cómo algún día podrán permitirse comprar una
casa.
La carta de justificación del Partido
Comunista de China (PCCh) siempre había sido la frase "con
características chinas".
Su concepto de socialismo -"con
características chinas"- permitió al gobierno un enorme margen filosófico
para dirigir una sociedad que, en muchos sentidos, no era socialista en
absoluto.

El secretario general Xi
Jinping parece haber decidido que esto ya no es aceptable.
El gobierno chino, bajo su liderazgo,
ha comenzado a retomar la parte "comunista" del Partido Comunista, al
menos hasta cierto punto.
El nuevo eslogan es "prosperidad
compartida". Todavía no ha aparecido en los carteles de propaganda en la
calle, pero no puede quedar lejos.
Ahora es la piedra angular de lo que
está haciendo el líder de China.
Prosperidad compartida y represión
Bajo este lema, tienen más sentido las
medidas que apuntan contra la evasión fiscal por parte de los ricos, y también
las que hacen que la educación sea más equitativa al prohibir los tutores
privados.
La represión en curso contra los
gigantes tecnológicos del país también puede verse como parte del plan.
Entonces, ¿Xi Jinping realmente cree
en esta idea de un proyecto comunista?
Es difícil estar 100 % seguro, pero
algunos observadores dirían que sin duda así lo parece.
A modo de comparación, en el pasado no
parecía así con muchos otros funcionarios del Partido.
El caso es que, junto con los aspectos
de redistribución de la riqueza del camino comunista, Xi también parece creer
que esto implica volver a meter al Partido en la mayoría de los aspectos de la
vida diaria, como la única forma realista de lograr lo que se necesita hacer.

Partido al rescate
¿Los niños están siendo perezosos,
desperdiciando su juventud jugando a videojuegos? Partido al rescate: límite de
juego de tres horas.
¿Adolescentes que tienen sus mentes
envenenadas con televisión tonta y adoradora de ídolos? Partido al rescate:
chicos "con aspecto afeminado" excluidos de los programas.
¿Una bomba de tiempo demográfica? Una
vez más, el Partido tiene la solución: ¡política de tres hijos para todos!
Fútbol, cine, música, filosofía,
bebés, lenguaje, ciencia… el Partido tiene las respuestas.
Para tratar de entender qué ha
convertido a Xi Jinping en el líder que es hoy, hay que echar un vistazo a sus
antecedentes.
Su padre, Xi Zhongxun, era un
héroe de guerra del PCCh, del ala moderada, que luego fue purgado y encarcelado
en la era de Mao.
En ese momento, la madre de Xi se vio
obligada a denunciar a su marido. Después de la rehabilitación oficial de su padre
en 1978, presionó por la liberalización económica en la provincia de
Cantón y, según los informes, defendió a uno de los líderes más
progresistas de China, Hu Yaobang.
Dada la persecución del padre de Xi a
manos de los fanáticos del Partido Comunista, y dada la inclinación de su padre
hacia la reforma, muchos se han preguntado por qué Xi Jinping ahora parece
estar llevando al Partido en una dirección que parecería estar en desacuerdo
con las creencias de su padre.

Hay varias explicaciones posibles.
Quizás simplemente no esté de acuerdo
con la línea que siguió su padre sobre ciertos asuntos políticos.
O tal vez el líder de China tiene la
intención de seguir un plan que, aunque diferente en énfasis a las prioridades
de su padre, no acabará ni de cerca como las políticas de la era de Mao. Al
menos no intencionadamente.
Sin embargo, todavía parece algo
bastante notable.
Cuando su padre fue enviado a prisión,
Xi, que tenía 15 años, fue obligado a trabajar en el campo durante años,
viviendo en una casa cueva.
Estos tiempos tumultuosos claramente
lo endurecieron, pero podrían haberse transformado fácilmente en un odio a la
política, especialmente de línea dura.
Algunos observadores de China han
especulado con que quizás él crea que solo un líder fuerte puede garantizar que
China no regrese al caos de los años 60 y 70 del siglo pasado.
Y recordemos que ahora se han cambiado
las reglas para que pueda permanecer en el poder durante el tiempo que quiera.
Uno de los motivos de tantas
conjeturas es que nunca lo escuchamos explicar lo que está haciendo en términos
de sus decisiones.
Los líderes de China no conceden
entrevistas, ni siquiera con los medios controlados por el Partido.
Xi aparece en las aldeas rurales en
busca de oportunidades televisivas y es recibido por multitudes orquestadas de
lugareños que animan y reciben su sabiduría sobre el cultivo de maíz u otros
aspectos de su trabajo, y luego se va.
Por lo tanto, es difícil predecir qué
nuevas reglas, restricciones o pautas podrían imponerse a la actividad
económica en China o hasta dónde llegará todo esto.
En los últimos tiempos, casi no ha
pasado una semana sin que se produzcan cambios importantes en la normativa que
rige una u otra parte del sistema chino.
Francamente, ha sido difícil seguirles
el ritmo. Muchos de estos cambios han surgido completamente de la nada.
No es que haya un problema intrínseco
con el Estado controlando varias palancas de producción aquí. Eso debe ser
debatido por economistas, en términos de qué es lo más eficiente.
El problema ha sido la repentina
incertidumbre. ¿Cómo puede alguien tomar decisiones de inversión de
manera confiable si no sabe cuáles serán las reglas básicas dentro de un mes?

Estado de incertidumbre
Hay quienes ven todo este proceso como
una parte natural de un país que está "creciendo". En áreas que no
habían sido reguladas, era necesario que hubiera regulaciones.
Si este es el caso, entonces este
período de transición de táctica de choque puede ser solo un estado temporal
que eventualmente se calmará a medida que se clarifiquen las nuevas normas.
Pero no está nada claro cuál será el
alcance y la duración de estas decisiones.
Una cosa que está clara es que
cualquier cambio debe verse a través del prisma de la campaña de
"prosperidad compartida" de Xi, en un momento en que el Partido no
cederá ni un ápice de su poder mientras lo implementa.
Y, en China, uno puede subirse a este
tren o ser atropellado por él.
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