lunes, 7 de enero de 2013
Galeras (Sucre) Festival del Algarrobo, invitación de Miguel Iriarte
Rumbo al municipio de Galeras (Sucre), tierra de mis antepasados, para hacer un recital de poesía mañana, en el marco del legendario Festival del Algarrobo en el que se abre espacio a los extraordinarios Cuadros Vivos que recrean estampas de costumbre y escenas culturales muy diversas en un despliegue escénico único en el país.
Allá estaremos.
Atlántico. Concierto de jóvenes saludables, un canto a la vida
Concierto de jóvenes saludables, un canto a la vida
1.100
jóvenes pertenecientes al programa Servicios Amigables en Salud (SAS) de
los 22 municipios del Atlántico se dieron cita en el Teatro Amira de la Rosa de
Barranquilla, para cerrar con el concierto llamado "Con cierto
cuidado" un año lleno de actividades dedicadas a trabajar por un mejor
futuro.
A
las cuatro de la tarde cuando el recinto estaba a reventar se escuchó por parte
del presentador que la primera intervención estaba a cargo de Ana Sofía
Echeverría, los jóvenes asistentes se preguntaban quien era y que iba a
interpretar. No la conocían, nunca habían oído de ella.
Tímidamente
se asomó al escenario una mujer de imponente figura con cara de niña acompañada
de tres músicos. Cuando su potente voz inundó el teatro con el estribillo que
dice "que linda la fiesta es en un ocho de diciembre…" el público se
levantó y la acompañó con las palmas y cantaron a coro con ella.
No
tuvieron que escuchar mucho para que pronto descubrieran que era la hija del
maestro Adolfo Echeverría, quien con su presentación rendía tributo a su
padre tal y como se lo había prometió al gobernador José Antonio Segebre en la
visita que le hizo el pasado 8 de diciembre junto con el secretario de Salud,
David Peláez al insigne compositor de "Las cuatro fiestas".
Una
vez pasaron los nervios de la primera canción Ana Sofía se "soltó" y
entregó lo mejor de sí en un repertorio compuesto por canciones de Joe Arroyo y
de su padre. Se despidió ovacionada y feliz. Con un" otra, otra" por
parte del público en donde le exigían que no se fuera y que cantara otra
pieza musical.
"Al
principio estaba un poco nerviosa pero después fui entrando en ambiente y ya
sentí que estaba mucho más segura y creo que todo salió bien", expresó la
joven de 21 años que aspira a una carrera dentro de la música y que el otro año
trabajará en la Secretaría de Cultura y Patrimonio de la Gobernación.

La
hija del gobernador del Atlántico, Carolina Segebre estuvo de principio a fin y
hasta hizo de DJ, acompañando animadamente a los participantes. Su presencia en
cada acto de los Servicios Amigables representa mucho para los jóvenes que ya
ven a ‘Caro’ como una integrantes más del grupo.
El
Secretario de Salud, David Peláez expresó su completa satisfacción con la
masiva asistencia y el talento demostrado por los jóvenes del Atlántico.
"Unos han escrito canciones y las han cantado a capela, otros han tenido
acompañamiento musical y hasta bailarines. Todos se esforzaron por presentarse y traer un mensaje a los otros jóvenes, un
mensaje de esperanza, de vida. Estos muchachos nos enseñan que en ellos está el
presente y el futuro y que tienen todas las ganas de hacer el cambio y vivir
una vida libre de drogas y de violencia, con sexualidad responsable",
enfatizó Peláez.
La
jornada incluyó una mensaje por parte del sacerdote Johan Acendra De Oro y del
humorista Joselo. Cada uno desde sus perspectivas motivó a los jóvenes a no
desfallecer en sus sueños y poner siempre a Dios delante de sus metas.
Como
todo concurso tiene un ganador, el jurado tuvo una difícil decisión ya que el
talento fue la estrella de la tarde y la noche. Finalmente se escogieron los
Servicios Amigables de Piojó en tercer lugar, a Baranoa en segundo lugar y los
jóvenes de Ponedera en primer lugar.
La
organización logística corrió por cuenta de la Fundación Ser Mejor, que entregó
como recuerdo a los asistentes una camiseta, un morral y el reconocimiento como
Mensajeros de la Salud, título del que deberán poner en práctica como lo han
venido haciendo porque como ellos mismos dicen: "Este año ya se acabó y
tenernos que ponernos las pilas para iniciar las actividades de 2013".
Antonio, el educador, por Lola Salcedo
Me gustó esta columna de Lola.
Especialmente porque ella no regala
elogios…
Para mí Antonio Celia ha sido uno de
los seres humanos más comprometidos con nuestra sociedad barranquillera y ella
destaca algo que no tiene precio: el valor de la educación.
Él eso lo tiene
claro. Si le damos educación al pueblo, lo demás llegará por añadidura.
Y Lola
lo resalta en su columna.
RADAR,luisemilioradaconrado
Antonio,
el educador
Un tema siempre ha sido recurrente en cualquier
conversación con Antonio Celia Martínez Aparicio: la educación, en sus mil
distintas formas, caminos y métodos, y sobre todo: cómo hacer que más personas
tengan acceso al conocimiento.
Hace muchos años me parecía obsesivo y falto de
tema, él era un ejecutivo joven y yo creía que me las sabía todas. Hoy, cuando
los años han emparejado nuestras perspectivas y nos asomamos al país desde el
mismo mirador, el Caribe, reconozco que siempre fue un paso más adelante que
sus colegas, competidores y amigos.
Por ejemplo, la responsabilidad social empresarial
que hoy se menciona en toda información sobre desarrollo, globalización y
crecimiento económico es una práctica que Antonio realiza desde siempre. Y no
es socialista ni de tendencia izquierdista.
Es un demócrata a la vieja usanza que tanto
añoramos y solo vemos en personajes como Nicanor Restrepo, tan admirado y
respetado en el país. Tienen en común la visión de Nación y Estado, les cabe en
la cabeza Colombia y desde la sociedad civil vienen apuntalando la justicia
social y acompañando las políticas estatales de educación a largo plazo, que
deben culminar el salto desde el analfabetismo a la modernidad.
Sin entrar a detallar la loable labor que desarrolla
la Fundación Promigás, orientada a dar acceso al conocimiento y la tecnología a
los jóvenes, esta entidad participa en los grandes proyectos de la cultura de
Barranquilla.
Y es así, porque Antonio es un apasionado
investigador y devorador de conocimientos, en permanente ebullición. Pero, el
plus es que es un hombre caribe integral, como lo es Gustavo Bell Lemus. Ese
par de auténticos barranquilleros le apuestan a lo mismo: educación. Y son los
únicos acertados entre los apostadores por el progreso, esos que buscan la
calentura en la sábana o venden el sofá cuando les ponen cuernos.
Puedo hacer un recuento, de memoria, de los
proyectos educativos y culturales que caminan gracias a su tenacidad y apoyo
filantrópico: el Museo de Arte Moderno, La Cueva, El Museo del Caribe,
Barranquijazz, Universidad del Norte. Luego siguen una serie de actividades
puntuales, como patrocinar un taller de cultura ciudadana para los policías de
Tránsito, personalizado, en grupo de 20 agentes, cuatro horas de ayuda al manejo
del estrés, repaso de normas sociales y búsqueda de la felicidad en sus
emociones y no en el consumo.
Creer en una propuesta ecléctica, novedosa y de
apariencia frágil solo lo hace un educador, una persona que sabe que crecer
como individuo implica aprendizaje y que una sociedad no mejora si sus
ciudadanos son ineducados e incultos.
Ese educador, también acierta cuando señala la
falta de educación como el origen de la violencia intrafamiliar y de todo tipo
de violencia contra las mujeres, los niños, las minorías. Además está
convencido de que las guerras son producto de la desigualdad y que la peor
inequidad es la negación del conocimiento.
Cuánto me alegra poder escribir con admiración,
respeto y amor por un barranquillero, Antonio Celia Martínez Aparicio (homenaje
Ceci), que es como la mayoría somos pero que, más testarudo y activo, está
realizando su ideal de la democracia plena: nada más la semana pasada le soltó
un salvavidas al Instituto Experimental, el mejor colegio de la Región, siempre
ahogado en penurias. Si hubiera muchos más como él, otra ciudad tendríamos.
Por Lola Salcedo C.
@losalcas
losalcas@hotmail.com
@losalcas
losalcas@hotmail.com
Petro, el sepulturero de sí mismo, por Sergio Ocampo
Petro... Gustavo Petro...
Tremenda oportunidad la que está desperdiciando, el alcalde de Bogotá.
Virgilio Barco lo logró. Y otros colombianos también.
Llegan a la alcaldía y suben a la presidencia.
En este último punto, la izquierda tiene un enorme saldo en rojo tras nueve años de manejar la Alcaldía. Petro prometió construir 70.000 viviendas de interés social y transcurrido un año no lleva ni el 10%. Y a cambio de eso, no ha conseguido los lotes para las 10.000 viviendas que pretende edificar el Gobierno Santos en la capital.
Pero el mejor platillo para sus enemigos lo sirvió él mismo a fines de 2012 con el desastre gigantesco de las basuras. ¿Cómo seguir defendiéndolo luego de que quedó patente su testarudez, su arrogancia y su incapacidad administrativa? Y no teniendo suficiente con la crisis por las toneladas de desechos en la calle, conocimos el absurdo de unos camiones podridos y oxidados que se trajo en alquiler desde Estados Unidos.
Virgilio Barco lo logró. Y otros colombianos también.
Llegan a la alcaldía y suben a la presidencia.
El año antepasado, en uno de los congresos gremiales, escuché a varios empresarios diciendo: “Petro llega a la presidencia”.
Y
apenas se había ganado la alcaldía. Ese día se tiró un discurso que nos llegó hondo. Pero
las cosas cambiaron, para mal.
Me imagino que muchos de los que escucharon ese
discurso no serán capaces de entregar un voto por la presidencia de Gustavo Petro.
Nada más con esos camiones de basura que están en Cartagena, se siente uno burlado como colombiano.
RADAR,luisemilioradaconrado
Sábado, Enero 5, 2013 - 01
Petro,
el sepulturero de sí mismo
En estos meses, Petro ha caído además en la trampa
de las provocaciones. La mayor de ellas, por cuenta del Gobierno nacional, fue
poner a Gina Parodi en un cargo artificial, con cierto tufo de querer
obstaculizarlo. En su gigantesca soberbia, el Alcalde no ha sabido maniobrar
con eso y ha terminado poniéndoles palos en la rueda a los proyectos en que la
Nación y Bogotá deben ser socios. Lo hizo con la Avenida Longitudinal de
Occidente (ALO), con el último tramo de TransMilenio hasta Eldorado, y con el
proyecto de vivienda para los más pobres.
Sergio Ocampo Madrid
Analista
En este último punto, la izquierda tiene un enorme saldo en rojo tras nueve años de manejar la Alcaldía. Petro prometió construir 70.000 viviendas de interés social y transcurrido un año no lleva ni el 10%. Y a cambio de eso, no ha conseguido los lotes para las 10.000 viviendas que pretende edificar el Gobierno Santos en la capital.
Pero el mejor platillo para sus enemigos lo sirvió él mismo a fines de 2012 con el desastre gigantesco de las basuras. ¿Cómo seguir defendiéndolo luego de que quedó patente su testarudez, su arrogancia y su incapacidad administrativa? Y no teniendo suficiente con la crisis por las toneladas de desechos en la calle, conocimos el absurdo de unos camiones podridos y oxidados que se trajo en alquiler desde Estados Unidos.
Hace doce años los que vivimos en Bogotá caímos en
el espejismo de creer que esta ciudad estaba cerca de ser un Buenos Aires.
Estrenábamos TransMilenio; empezábamos a caminar por andenes anchos y bien
diseñados; las calles lucían limpias; se levantaban hermosas bibliotecas y se
trazaban ciclorrutas en zonas marginales; los parques invitaban a retozar en
los días de fiesta. Por primera vez en muchos años dejamos de sentir un poco de
vergüenza al presentar la capital.
De aquello no queda mucho. En nueve años de haberle
confiado el Distrito a tres alcaldes de izquierda, Bogotá se descuadernó,
retrocedió, se hizo añicos todo ese proyecto de ciudad que venía floreciendo
con la llave de cultura ciudadana e infraestructura para todos.
Acepto mi parte de responsabilidad en esto por
haber votado por esos tres alcaldes que hoy nos tienen sumidos en esta mala
hora. Desde que tuve cédula creo haber votado casi siempre por las opciones
independientes o las de izquierda, por la profunda convicción de que el país necesita
una propuesta política seria, responsable, moderna, diferente, abanderada por
una ideología de izquierda transparente que lleve a cabo las profundas
transformaciones, en particular de inclusión y mejor distribución de la riqueza
que requiere Colombia, y deje sin argumentos a la izquierda forajida,
anacrónica y violenta que representa la guerrilla.
Nunca supe si estuvo bien votar por Luis Eduardo
Garzón, porque creo que todavía le alcanzó la inercia positiva de la gestión de
los tres alcaldes anteriores. Pero la ciudad sí sintió el frenazo. Con Samuel
Moreno es imposible no acusar una enorme frustración, un engaño, una estafa
ante su administración venal, corrupta e ineficiente. Y con Petro comienzo a
sentir el sinsabor y la desesperanza de que la izquierda en este país no está
en capacidad real de gobernar. En 2007 y 2011 no le di mi voto a Peñaloza, aun
a conciencia de saber que se trata de un alcalde de lujo. En ambas ocasiones,
me persuadió la misma razón para no votar por él: la sombra nefasta del ex
presidente Uribe.
En política, Petro ha sido un ejemplar interesante.
Su carácter independiente, su valor para hacer oposición en tiempos difíciles y
de absoluto unanimismo, su probidad o al menos toda ausencia de
cuestionamientos a su moral pública, sus denuncias juiciosas, todo esto hizo
pasarle por alto serios desatinos como su respaldo al cavernario procurador
Ordóñez, o su ausencia injustificada cuando se votó la moción de censura al
ministro Andrés Fernández, el sucesor de Andrés Felipe Arias, por el
escandalazo de Agro Ingreso Seguro.
Consideré injusto que no llevando una semana en el
cargo ya hubiera políticos y columnistas que prometieron hacerle la guerra, sin
darle ningún compás de espera. Hoy, transcurrido un año, es el mismo Petro el
que ha terminado dándoles la razón a sus adversarios, y varias veces, con su
estilo, sus decisiones erradas y la evidente improvisación de muchas de sus
propuestas.
En cuanto a su estilo, desde la salida de Antonio
Navarro de la Secretaría de Gobierno, a menos de tres meses de iniciada la
Alcaldía, comenzó a hacerse muy claro que Petro es un autócrata, uno que además
parece tener serios problemas para trabajar en equipo. Luego vinieron varias
ideas lanzadas como globos, sin estudio alguno, sin concertaciones previas ni
medición de impactos. Así, terminó hablando de un metro ligero por la Séptima,
o de unos centros de atención a drogadictos.
Lo positivo de todo esto es que, a un costo
altísimo eso sí, Bogotá parece estar evitándole al país el riesgo enorme de
caer en la aventura de una presidencia de Gustavo Petro.
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